Los reflejos de un espejo dicen mucho, demasiado a veces... Una mala noche, una preocupación, el sueño que invade nuestro rostro... Por contra, también nos recuerdan que todo tiene arreglo... Un poco de colorete, rímel y brillo de labios... y ¡a comernos el mundo! La actitud es fundamental y el espejo debe ser un reflejo de esa actitud positiva, emprendedora, fuerte y alegre con la que enfrentar el día a día sin miedo. Por eso nos gustan los espejos que se decoran con pinturas, con pequeños cuadros que embellecen aún más el entorno donde se ubican , dándoles, además de su utilidad diaria, un uso más decorativo y como base para pequeñas obras de arte. ¿Cómo lo veis?