Revista Diario
Llevo unos días añorando muchos momentos maravillosos de mi vida, como fueron mi embarazo, el nacimiento de mi hijo y esos primeros días sin saber cómo afrontarlo todo pero llenos de felicidad y me ha hecho pensar en muchas cosas.
Como ya sabéis mi hijo acaba de cumplir 29 meses. En todo este tiempo y desde el mismo momento en el que me comunicaron que estaba embarazada he disfrutado de él en todo momento, no me he separado de él siempre que me ha necesitado, son 29 meses de amor, de afecto, de caricias, de besos, de abrazos, de lactancia materna, de ojos que me miran con amor y complicidad mientras se relajan en mi pecho, mirada que se pierde en la mía y habla sin pronunciar una sola palabra… de juegos, de risas, de aprendizaje mutuo….
¡Cuánto me ha cambiado la vida desde que tengo a mi hijo a mi lado!, ¡cómo ha cambiado mi forma de pensar respecto al mundo y a la gente que me rodea!, mis prioridades, mis preocupaciones, mis intereses….todo ha cambiado desde entonces y ha conseguido hacerme una mujer mucho más completa, más segura de mí misma, más dura y a la vez más sensible y empática hacia las desgracias de los demás, más feliz, mas libre. Y una auténtica leona que defiende y defenderá a sus hijos con uñas y dientes.
Siempre quise ser madre, desde pequeñita, siempre me han dicho que tenía que ser una buena madre, yo tenía muchos miedos al respecto, eran demasiados comportamientos aprendidos y adquiridos, eran formas de criar aprendidas en mi infancia y adolescencia que ni a mi misma me convencían pero que inconscientemente afloraban en mí, era una forma de ver a los niños muy distinta de la que siento ahora….por eso era una mujer tan insegura, que se moría de ganas por ser madre pero a la vez también se moría de miedo por serlo, por no ser la madre que mis hijos se merecen. Creo que este es el miedo que sentimos todas las mujeres cuando nos atrevemos a la gran aventura de la maternidad por primera vez.
Pero algo dentro de mí cambio cuando fui madre, me cambió el chip, me di cuenta de que mi instinto maternal era más fuerte que cualquier comportamiento o tipo de crianza adquiridos anteriormente, que era una leona, fuerte, protectora, que si era capaz de dar vida a un ser tan maravilloso como mi bebé podría serlo de alimentarlo con mi propio cuerpo, con mi leche, mi leche era vida, mi cuerpo refugio y todo lo demás, biberones, cunas, cochecitos…todo eso nos sobraba. Todo lo demás, métodos de crianza, normas establecidas, mitos, consejos no pedidos…todo eso también nos sobraba.
Estábamos tremendamente unidos, bajo el inmenso amor y protección de mi marido, sensible, fuerte, protector, luchador, padre…. Y que permaneciendo los tres así de unidos no necesitábamos nada más.Entonces comprendí que había cambiado, ese fue el momento en el que me dí cuenta de que quizá no sería tan mala madre como pensaba y que el amor por un hijo y el instinto materno puede con todo. Comprendí que dejarse llevar por ese instinto era primordial si quería hacer feliz a mi hijo y cubrir todas sus necesidades.
A día de hoy no me considero la mejor madre del mundo, eso sería absurdo, pero sé que realmente le estoy ofreciendo a mi hijo lo que va necesitando.
Y entre esas cosas está el ofrecerle todo mi tiempo hasta que comenzara a sentir la necesidad de mayor independencia y también la necesidad de alguien más a su lado con quien crecer, con quien compartir la infancia, con quien jugar.: Un hermano.Y ese momento ha llegado.
Hasta ahora no hemos buscado embarazo, a pesar de que me moría de ganas por tener otro hijo, pero no he querido hacerlo antes, sentía que no era el momento, que en este tiempo mi hijo me ha necesitado para él y así se lo he ofrecido, Con esto no quiero decir que esté mal tener otro hijo cuando el primero es pequeño, muchísimas de vosotras así lo habéis vivido y aunque es duro criar a dos hijos que se lleven poco tiempo también tiene muchas ventajas. Pero yo, personalmente lo he sentido así.
Además de la enorme crisis que estamos sufriendo y la cual tira por tierra todas tus ganas de ser padres de nuevo, pues te asusta la idea del mañana para tus hijos.
A todo esto hay que sumarle el hecho de que el año pasado me quedara embarazada sin buscarlo, de estar contenta y feliz con ese embarazo y de que terminara demasiado deprisa en un aborto espontáneo. Fue muy duro para nosotros, cada uno tuvimos formas distintas de vivir nuestro duelo, si, duelo, porque una vez que te enteras de tu embarazo sientes tu hijo a ese ser que está comenzando a formarse dentro de ti y por poco tiempo de embarazo que haya pasado, sufres la pérdida de ese hijo que podría haber estado ahora a tu lado.
Pero si, de eso ya ha pasado casi un año y por fin me siento preparada, tanto yo misma como mi hijo. Sé que mi hijo ya necesita ese compañero de juegos y de vida, esa personita a la que enseñarle cositas y con quien compartir vivencias. Y siento que, aunque sigo siendo el centro de su mundo, aunque me sigue necesitando muchísimo, ya no me necesita tanto como antes, que ya va dando pasitos hacia su independencia.
Y siento que ya no puedo más, que me lo pide el cuerpo, que necesito volver a sentir la maternidad de este modo y que quiero hacerlo.
Por esto hemos decidido buscar ya un bebé, ese hermanito o hermanita para nuestro maravilloso hijo.Así que espero daros pronto la noticia de ese tan deseado embarazo que, por cierto esta vez si será buscado conscientemente y esa experiencia será nueva para nosotros.