¿Sabéis?
Es difícil seguir al pie del cañón.
La mierda sigue flotando en el mismo plácido mar sin oleaje mientras caminas por la orilla hacia ninguna parte. La mierda sigue flotando, a un lado. Al otro, un mar de arena seca donde nada puede crecer. Y tú caminas hacia ninguna parte.
Supongo que lo sabéis.
O tal vez no.
Puede que estés sentados frente a tu ordenador cuando leas esto. Puede que lo leas en una gran pantalla y pienses que la vida ha sido buena contigo. Cerraras la ventana al acabarlo y tus ojos vagaran por esas vacaciones en un lugar lejano, por todas las veces que le hiciste el amor a esa persona que querías, por todas las victorias que llevaron a que tu cuenta corriente pueda sostener tu vida, por las memorias de los hijos que tienes o las ensoñaciones sobre aquellos que tendrás.
Y entonces lo olvidarás.
Olvidarás que en alguna parte del mundo, detrás de la puerta que separa tu vida de la realidad, existe una playa donde la mierda flota. Plácidamente. Y allí solo hay mierda, agua y arena.
O tal vez no.
Puede que me leas en algún descanso de un pésimo trabajo. En la pantalla del ordenador que duerme en esa oficina. Esa en la que eres un número cuyo valor se rige en lo capaz que seas de llenar las cuentas de alguien que ha olvidado el mundo. O de alguien que cree conocerlo. Es igual. Tus pies se posan en esa arena cuando cierras los ojos y avanzas entre restos de naufragios. Avanzas hacia ninguna parte.
Tu lo sabes.
Sabes lo difícil que estar al pie del cañón .