Revista Opinión

Sobredosis de información

Publicado el 09 febrero 2011 por Reven

El otro día un lector me envió una interesante entrevista que hizo El País a Nicholas Carr en la que hablaba de que internet “está erosionando la capacidad de controlar nuestros pensamientos y de pensar de forma autónoma”, en gran medida -y entre otras cosas- porque nos presenta muchas distracciones de fácil acceso. Carr es uno de los principales pensadores acerca de Internet, creo que uno de los pocos serios, licenciado en literatura y fue director de la Harvard Business Review.

Hoy en Twitter alguien ha enviado un interesante artículo (dividido en dos partes, I y II) de Delia2d que trata el mismo tema y menciona la anterior entrevista. Alrededor de todo esto se ha formado un debate:

Carr es un ‘anti-gurú’ respetado y original que ya ha marcado el ritmo de cierto pensamiento con sus anteriores libros. En “Superficiales” afirma que el uso de Internet nos está volviendo imbéciles porque provoca cambios en nuestra capacidad para concentrarnos y reflexionar. Que la navegación y la multitarea modifican el cerebro a corto plazo –neuroplasticidad- está demostrado por la ciencia. La cuestión se centra más bien en la primera reacción a ese planteamiento [representada por la postura a) ¡Carr es un tecnófobo! ¡Por supuesto que somos más listos gracias a Internet! y la postura b) tiene toda la razón, yo cada día me concentro menos] y en la ulterior: si ese nuevo entorno tecnológico nos hará superarnos a través de la evolución como ha ocurrido con otras tecnologías.

Sinceramente yo creo que si que nos vuelve algo más, no diría idiotas, pero si superficiales -como se llama el libro de este autor-. A mí me ha pasado. Todavía me pasa a veces, aunque cada vez con menos frecuencia. He llegado a mantener Tuenti cerrado durante semanas, y Facebook durante días, a pesar de que estaba frente al ordenador. No era así antes, hace un tiempo que descubrí que era mejor centrarme en utilizar Internet para las cosas útiles que para la diversión y la curiosidad, ya que para esta siempre hay tiempo: esta nos aborda en cualquier momento de distracción y siempre ocupa varias horas al día inevitablemente. De un tiempo a esta parte, aunque reconozco que sobre todo cuando estoy desconectado (en casa de mis padres por ejemplo), leo más libros y centro mis lecturas en Internet a cosas que me interesan de verdad. Pero no siempre fue así. Al inicio de mi carrera había días que derrochaba entre 4 o 5 horas divagando por Internet leyendo cualquier cosa y de manera tan constante que la mayoría de estas cosas a día de hoy no las recuerdo, bien porque eran de poco interés para mí o porque el hecho de estar en un estimulo constante lo dificultaba. Un desperdicio de tiempo y de iniciativas. A día de hoy todavía me ocurre a veces, por ejemplo, estar en Twitter y que algún enlace me enganche con algún tema que posteriormente olvidaré por no continuar siguiéndolo. Algo en Twitter, algo en Facebook y dos o tres correos pueden hacer que desperdicies un día entero.

No quiero dar la imagen de que me he vuelto una especie de profesional germano que ha decidido que todo lo que haga en su vida estará destinado a la producción (en el término utilista y económico del término). Disfruto mucho aprendiendo y es una de mis actividades cotidianas, de hecho me refiero a que se pierde el tiempo que podría emplearse en aprender cosas que son igual o más interesantes pero que requieren mayor atención y profundización, que este modus operandi cargado de multitareas dificulta. Es una plaga que hay que erradicar. Es innegable que este medio, al que dedico con gusto amplias horas a la semana, es una herramienta inigualable de conocimiento, pero si no aprendemos a utilizarlo puede convertirse en algo que en vez de mejorarnos nos empeore.

Este bombardeo al que nos someten las redes sociales, el correo y el resto de servicios también da lugar a la censura por saturación o sobre-información. Mil mensajes que en ocasiones se repiten que no nos dejan ver lo que queremos entre lo que otros quieren ver y que te están recomendando que veas constantemente, a todas horas, en todos sitios. Dejarse arrastrar por la marea de enlaces a veces sirve para encontrar cosas interesantes, pero hay que ser capaz de sumergirse solo cuando a uno le apetezca, para eso voy a tomar medidas que me eviten estar sometido a estas “mareas” o “olas”.

Algunas medidas que he tomado en este instante:

- Twitter: Drástica reducción de gente a la que sigo.

- Quora: Cuenta eliminada.

- Formspring: Cuenta eliminada.

- Facebook: Reducción de cosas por las que puede avisarme al correo.

- Tuenti: En vías de ser borrada.

- Google Reader: He borrado 77 feeds.

- Gmail: He marcado como SPAM 7 listas de correo.

Disfruta de internet.


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