No hablaremos de los madrugones en domingo, para qué echar más sal a la herida compañeros...Me sumerjo, de nuevo, en esa guarida sin fondo de habitación vale-para-todo, mientras el padre vuelve, una vez más, a llevarse a su manada a recorrer parques sin fin.De verdad, no parecía que hubiese tanto. ¿¿De dónde sale tanto dibujo de amebas con patas?? Ah, calla, que son muñequitos de mis criaturas almacenados amorosamente. ¿¿Y figuras de plastilina??¿¿Marionetas?? Bocetos, historietas, cartas, rallajos en la pared...tengo el estudio de Leonardo Da vinci en mi propia casa, y yo sin saberlo...Estoy reventada. Para comer esquilmo el congelador, qué demonios...brochetas de pollo y nuggets para todos. Y sí, ¡sí! Por fin, una siesta de casi dos horas YO, la campeona, la única. Por fin. Pero no, no estoy ni de lejos descansada. Solo quiero más.
El problema es que hemos jurado y perjurado que iremos a la feria renacentista esta tarde, entre otras cosas porque es el último día. Estas criaturas, inmersas en el cansancio que el sopor del calor estival nos regala sólo quieren dejarse morir en el sofá, pero aquí está una, con un entusiasmo fingido. Qué le vamos a hacer; las mismas ganas de que me arranquen las uñas de los pies tengo. Vístelos a regañadientes,"arréglate" de aquella manera (esas ojeras, por los dioses, esas ojeras...)...y allá vamos.
Me acabo de dar cuenta de que tengo agujetas en el brazo derecho de fregar las paredes. ¿De verdad? ¿Eso existía? Pero, ¿qué me está pasando???
Y allá vamos, con #Elde9 a gritos por la calle porque es lo que toca: rompemos sus rutinas y, encima, para llevarlo a un lugar lleno de gente y con muchísimo ruido. Tratamos de calmarlo, vamos poco a poco, explicando, pero hemos de hacerlo, por sus hermanos. Estamos incómodos, pero es lo que hay.La verdad es que ahora, a toro pasado, mereció la pena. Muchísimo. Estoy orgullosa de él.
Llegamos a la entrada. Vaaaale, que la plaza está a cuatro minutos de mi casa. Para los que no conozcáis la ciudad, de las mejores cosas que tiene es precisamente Melilla la vieja, una ciudadela por la que pasaron Fenicios, romanos, vándalos y bizantinos. Imaginad sus murallas, sus recintos, sus fosos, plazas, aljibes...y una feria medieval ahí. Tras el dato cultureta del día, os resumo la tarde:- Práctica de tiro con arco. Puntería poca, estilo todo el del mundo.
- Un espectáculo de títeres muy chulo y con mensaje: puedes ser lo que quieras y las cosas no tienen que ser como deberían. Y allí que conocimos un ogro profesor de matemáticas, una bruja preciosa, un duende alumno y colega del ogro, una princesa fea e inventora y un príncipe azul al que le iba a dar un jari al ver que la historia no era la que él esperaba. Ni la princesa era hermosa, ni se dedicaba a sus labores, ni necesitaba ser rescatada, ni quería casarse con él...Eso sí, señores feriantes, 45 minutos para centrar la atención de los niños es un poco regulero, ¿eh?- Los acróbatas más molones del mundo. Divertidos e impresionantes. Me encantó la frase final de "señores, si este mundo es redondo, volveremos a encontrarnos".- Herreros en la fragua, alfareros, espadachines, bailarinas exóticas...y ¿cómo se llaman los señores que llevan a los patos en retahíla?¿pateros?
- Mil puestos y muchos "quiero, quiero, quiero, ¿me compras?¿podemos?". Al final, cayó una puertecita para el ratoncito Pérez. El padre, que es débil.- La cetrería y un búho de la Buena suerte que miró a #Elde5 y que "según la leyenda, tendrá 7 años de buenísima suerte por haberme mirado fijamente". Ahí es nada.- Instrumentos de tortura que les causaban unas carjadadas totalmente fuera de lugar, mientras a su padre y a mí se nos revolvían las entrañas. El motivo: les recordaban a los Minions. Si no vistéis la primera pelicula no os spoileo...- Al final, como colofón, unas crépes de chocolate, a las que #Elde9 echó el ojo. De hecho, cogió a la señora de delante en la fila de la camisa para asomarse a ver qué manjares tenía en sus manos...Más de dos horas en las que lidiamos con la hipersensibilidad del mayor, y el agobio, pero que superamos. Y la conclusión fue la de que "no nos lo hemos pasado bien, sino súper bien.". Que como no sabían lo que era por eso no querían ir.Y, sin duda, el momento, ESE momento que me puso los pelos como escarpias. Mi hija, la niña de mis ojos, por la calle:
-"Qué bonito mamá, toda la familia junta de paseo: papá, Rodri, Ale, yo y la Diva".Lagrimones como puños...La satisfacción por una tarde, esta vez sí, muy de vacaciones.Al fin.Me tiro rendidita en el sofá.
Sobrevivimos un día más y esta vez con éxito...