Ya estamos totalmente inmersos en las Navidades, una época del año marcada por las reuniones familiares y con amigos acompañadas casi siempre de comidas especiales y por qué no reconocerlo, de excesos; parece que con la excusa de que es Navidad, el “un día es un día” lo repetimos muy a menudo, pero si somos capaces de encontrar el equilibrio podremos llevar todo muchísimo mejor. Es tiempo de celebración y a menos que tengamos una fuerza de voluntad de acero, será muy difícil abstraernos del ajetreo, las compras, los múltiples compromisos, las comidas copiosas, etc.
Os propongo unos consejos para poder vivir estas fiestas tan especiales tranquilamente, sin agobios, con ilusión y alegría y disfrutar de todo sin sentirnos mal el 7 de enero porque no hay manera de subir la cremallera de los vaqueros…
En primer lugar, tener claro los días señalados, aunque ahora es difícil, porque ya desde el otoño los escaparates se llenan de decoraciones navideñas y además de los días festivos, se celebran comidas y cenas de empresa, con amigos, etc. Pero no debemos olvidar que en estas fechas, lo más importante no es la comida ni como decoremos la casa, ni los regalos, lo más importante son las personas.
Quererse, cuidarse, mimarse. En lugar de focalizarnos en “los otros”, en que todos estén satisfechos y contentos y dejarnos la vida en ello, podemos cuidar de nosotros mismos, darnos un capricho (un masaje, spa, etc), descansar más, disfrutar del tiempo libre como más nos apetezca, preparar los momentos especiales y los regalos con ilusión pero sin estresarnos.Dejar fluir nuestras emociones. Si nos invade la nostalgia y la tristeza porque no podemos reunirnos con nuestros seres queridos, o porque echamos de menos a los que ya no están, no lo reprimimos u ocultamos porque parece que en Navidad todo el mundo tiene que ser feliz. Es precioso acordarnos de los seres queridos que nos han dejado, pero con una sonrisa. Si sentimos necesidad de llorar, lloramos, lo aceptamos y actuamos según nuestra necesidad, siendo nosotros mismos.
Encuentros poco agradables. Muchas veces nos vemos obligados a compartir mesa y mantel con personas con quienes nuestra relación no es fluida (compañeros de trabajo, jefes o familiares). Para evitar el conflicto y que todos lo pasemos mal, podemos pensar que cuando alguien nos hace sufrir es porque encierra mucho sufrimiento en sí mismo. Podemos poner en práctica la compasión, es decir, intentar ponernos en la piel del otro, no tomarnos cada frase o situación como algo personal contra nosotros, de esta manera las reuniones con esas personas que no nos apetecen menos serán menos tensas y no nos producirán estrés emocional. Y si no podemos o no queremos hacer esto, simplemente con ignorarles de forma educada y evitar la relación con ellos será suficiente. También tenemos que aprender a decir “NO”, no ir a fiestas, comidas, cenas, que no nos apetecen, que realmente no nos aportan nada, así podremos además disfrutar de ese tiempo para hacer lo que realmente queremos.
Agradecer. En todo momento debemos agradecer lo que tenemos en lugar de estar centrados en lo que nos falta para estar alegres y vivir en paz, sin obsesionarnos por conseguir lo que deseamos y se nos resiste. Dar las gracias por el cariño, los abrazos, la libertad, etc. Darnos cuenta de lo afortunados que somos, simplemente porque estamos respirando… es la mayor celebración… la vida!!
Comprar de manera consciente y responsable. Sí, es típico en esta época comer alimentos que normalmente no consumimos el resto del año, pero tenemos que tener cuidado con los precios, no descuidar nuestra economía abducidos por publicidad o el entorno que parece que nos lleva muchas veces a gastar dinero por encima de nuestras posibilidades. Siempre podemos elaborar platos especiales económicos o comprar marcas blancas, todo lo que hagamos con cariño va a ser estupendo!! Tampoco debemos comprar en exceso, ¿queremos tener turrones en el armario hasta Julio?, la mejor manera de que esto no ocurra es comprar sólo lo necesario, ir al mercado con una lista de la compra ajustada a nuestras necesidades, a las de nadie más. Respecto a los regalos, no siempre lo más caro es lo que más ilusión hace; no hay que dejarse llevar por esa fiebre consumista que lo está invadiendo todo… Se pueden hacer regalos muy especiales por poco dinero (alguna manualidad, una plantita, etc).
El menú navideño. Siempre se pueden hacer menús más ligeros y saludables, pero también esto va en función de las personas con quienes compartamos la comida. Si estamos siguiendo una dieta especial, podemos llevarnos nuestra comida o avisar a quien cocina con antelación para no encontrarnos en una “encrucijada dietética”. Si preferimos comer lo que come el resto, tomaremos porciones pequeñas, sin repetir. Evitaremos saltarnos alguna comida para no llegar con excesiva hambre al evento. Otra opción es comer un par de manzanas antes de la comida, así nos sentiremos saciados. Ya en la mesa, comeremos despacio, evitaremos los alimentos excesivamente grasos y si no queremos o no podemos evitarlos, mejor acompañarlos de abundante ensalada o verduras. Al llegar al postre, podemos comer lo que nos apetezca, los dulces navideños son una delicia!!! pero igual, sin excedernos. Una opción saludable son las frutas tropicales, ricas en enzimas que ayudan a mejorar las digestiones de las grasas. No se trata de prohibirnos determinados alimentos, si no de elegir los que son más beneficiosos para nosotros. Tenemos que disfrutar de lo que hacemos, y será muchísimo mejor comer conscientemente sabiendo que no nos vamos a sentir mal después.
Limpiar. Ante todo, tenemos que escucharnos a nosotros mismos. Si después de una comida muy abundante no nos apetece cenar o nos apetecen cosas muy ligeras, es porque nuestro cuerpo no necesita más. Tampoco viene mal hacer una limpieza, es decir, después de las tradicionales comidas, pasar un día a fruta o ensaladas, de esta manera ayudamos a nuestro organismo a recuperarse, limpiarse y además compensamos los excesos sin que lleguen a dejar huella.
Agua. Imprescindible para ayudar a regularnos, a eliminar toxinas, evitar el estreñimiento, es eficaz contra la resaca; también sirve en forma de infusiones digestivas, depurativas, etc.
Moderación. No sólo en la cantidad de comida, también y muy importante con el alcohol. Tiene muchos efectos negativos sobre el organismo, sobre todo las bebidas muy destiladas; no está mal un poco de vino, sidra o cerveza, pero sin que llegue a afectarnos en exceso y tampoco todos los días. Las resacas no son nada agradables y nuestro hígado no sabe que es Navidad!!
Ejercicio físico. Si tenemos por costumbre practicar algún deporte, no abandonar esa práctica y si no, simplemente pasear nos servirá para ayudar a quemar esas calorías de más, despejarnos, relajarnos y ayudarnos a dormir mejor.
Fin de fiesta. Es muy importante volver cuanto antes a nuestra rutina. Cada uno tenemos que marcarnos la fecha que más nos apetezca para volver a nuestra alimentación cotidiana, el 2 de enero por ejemplo, o podemos esperar a que pase el roscón de Reyes…
Espero que alguno de estos consejos os sirva!!!
Disfrutad muchísimo de las Navidades, y ojalá el 2015 venga cargado sólo de momentos felices!!!