Si algún empresario confía en que la banca lo salve de esta crisis, se equivoca.
Y no es porque la banca tenga especial interés en hundir su empresa, sino al contrario. Es porque su empresa pasará de golpe a ponerse por encima del límite de solvencia mínima que todo banco exige para dar un crédito.
Si el nivel de crédito bancario que tenía hasta ahora una empresa era, por ejemplo, de 3 veces su EBITDA (beneficio antes de impuestos y amortizaciones), es decir, que podía devolver toda su deuda bancaria en 3 años de EBITDA, ahora, que su EBITDA va a caer con fuerza, ese ratio se disparará. Por ejemplo, si el EBITDA cae un 50%, el ratio de Deuda/EBITDA pasará automáticamente de 3 a 6. ¡Ningún banco querrá darle más crédito! Incluso probablemente le recortarán las líneas de crédito actuales. Alguna se la cancelarán.
El panorama es desolador.
¿Qué solución hay? Solo veo una: los socios deberán poner más capital, si es que pueden. Vendiendo su patrimonio personal, o avalando con él posibles préstamos personales.
Es el momento de apostar por su empresa si quieren que sobreviva.
Habrá que hacer un plan de viabilidad en el que se estime el volumen de capital necesario para pasar los próximos 24 meses en un escenario razonable. Si el capital que se aporta es excesivo, siempre se podrá en su momento reducir el capital de nuevo y devolver el exceso a los socios.
La situación ideal es que todos los socios aporten en proporción al porcentaje de capital que tienen ahora en la empresa. Si no es así, y solo ponen nuevo capital unos socios, pero otros no, se crea un problema añadido: hay que acordar en qué condiciones se pone ese capital. Eso implica valorar la empresa. Y este un momento muy malo para valorarla, porque estamos en medio de una crisis de alcance desconocido. En cualquier caso, habrá que hacerlo. La ayuda de un experto y de algún modo mediador, será muy recomendable en estos casos.
Una opción que también se puede analizar es que el capital se ponga en forma de préstamo participativo convertible. Es un préstamo que los bancos computan como recursos permanentes, que se puede convertir en capital más adelante. De nuevo el consejo de un experto (abogado, economista) es recomendable.
Si quieres salvar tu empresa, es el momento de demostrarlo.