Revista Opinión

Socialismo 21 y el llamamiento a la convergencia ciudadana

Publicado el 11 febrero 2011 por Jtamarit
En otoño de 2010 un grupo de 8 personas de izquierdas se reunieron informalmente para discutir un qué hacer, tres de ellos, Manolo Monereo, Carlos Martínez y Armando Fernández Steinko son miembros de Socialismo21. El resto eran otros miembros de ATTAC y el profesor de economía Juan Torres. Mientras la crisis económica se agudizaba el proyecto de refundación defendido por Izquierda Unida estaba estancado y su dirección confiaba en que la crisis llevaría a un aumento automático del apoyo electoral al tiempo que se estancaban los viejos conflictos internos.
Socialismo21 nació como un espacio de convergencia entre una serie de ciudadanos del Estado convencidos de que el capitalismo no es capaz de solucionar los grandes problemas de nuestro entorno inmediato y mundial. Lo que nos une no es un espíritu mesiánico, una visión arcaica y nostálgica de la realidad social o que conozcamos las respuestas sobre cómo avanzar hacia esa sociedad socialista, es decir, solidaria y humana, del futuro. Lo que nos une es que intentamos entender nuestra realidad sin prejuicios, que creemos en que lo material y lo moral forma una unidad inseparable y que, aún cuando las cosas están francamente difíciles para los proyectos socialistas, tenemos la convicción razonada de que sólo una sociedad en la que una parte sustancial de los medios de producción estén socializados y gestionados democráticamente se podrá abordar los grandes problemas del presente de una forma mínimamente justa y sostenible.
Socialismo21 es, efectivamente, un proyecto de reagrupamiento. Pero no de todas las personas progresistas y antineoliberales. Es un reagrupamiento de aquellos que ADEMAS consideramos que la única forma de crear una sociedad más justa es trascendiendo los principios de funcionamiento de la economía capitalista y del sistema político burgués. Cuando sus socios actúan políticamente en sus partidos, sindicatos, ONG etc. lo hacen con ESA perspectiva aunque siempre partiendo de la realidad en la que se mueven y siempre respetando al máximo las demás opiniones.
Uno de los principales problemas hoy en día es el de la debilidad de la izquierda alternativa y la demovilización de la ciudadanía. Socialismo21 ha defendido desde el principio la necesidad de fomentar espacios unitarios entre todos los sectores de la izquierda antineoliberal. Esto no se solapa con su propio proceso de agrupamiento pues mucha gente que lucha contra el neoliberalismo no considera que esté luchando contra el capitalismo. El que muchos de nosotros pensemos que de hecho es así, convierte a estas personas en socialistas potenciales, pero eso no quiere decir que ya lo sean o que se sientas así. Son dos agrupamientos distintos aunque complementarios. Tengo que decir que me sorprende un poco esta polémica.
La “organicidad” de S21 es una cosa más complicada de lo que parece. No somos un partido y si lo fuéramos no seríamos un partido del siglo XX sino del siglo XXI. ¿Qué es eso de un partido del siglo XXI? Depende de las circunstancias que se vivan en el siglo XXI. Hoy en día, en el Estado español no se trata de crear cápsulas organizativas impermeable sino explorar formas de participación política porosas y flexibles que estén en consonancia con la vida y el trabajo de los socialistas. Las organizaciones cerradas sirven para ciertas cosas, para las tareas que hoy tenemos son inservibles. Soy de los los que piensan que hay que definir mejor el papel de S21 y que necesitamos a una o dos personas dedicadas íntegramente a crear agrupaciones en muchos más lugares. Pero eso no quiere decir que la tarea sea ahora construir un nuevo partido político o incluso que el “agrupamiento” de toda la izquierda se deba hacer en S21.
La necesidad de reforzar un S21 no es para nada incompatible con la intervención de miembros de S21 fuera. Todo lo contrario. Una forma ideal que “crear” socialistas es participando en un proceso de convergencia ciudadana como el que se está ensayando estas semanas. La inmensa mayoría de esos ciudadanos no son socialistas, pero la dinámica crea un caldo de cultivo ideal para que el pensamiento socialista empiece a implantarse de nuevo entre amplios sectores de la sociedad. Todos queremos ser muy discretos con nuestra adscripción organizativa pero estoy seguro que cuando se entere la gente de que este proceso lo hemos puesto en marcha entre otros la gente de S21 habremos ganado numerosos simpatizantes.
En lo que respecta al problema de la “claridad ideológica” mencionado por el compañero Andrés Piqueras, mi opinión es la siguiente. El componente más potente del pensamiento socialista es para mí su capacidad de entender la complejidad de las cosas para actuar sobre ellas en un sentido emancipador. Cuando decimos que las cosas son complejas decimos que se mueven, que cambian y que son contradictorias. Lo que parece importante hoy resulta que no lo es mañana etc. El concepto de “claridad ideológica” se puede leer de forma positiva y negativa. Positiva en el sentido, por ejemplo, que le daba arriba a lo que entiendo por “socialismo”: hay que tocar la esfera de la producción, entender el origen de la riqueza para avanzar hacia una sociedad estructuralmente más justa, relacionar economía y poder, naturaleza y deseo de lucro privado etc. etc.. Pero la palabra “claridad” puede resultar negativa cuando se entiende como una forma suprimir la complejidad de las cosas para poder digerirlas mejor con ayuda de un discurso simple y esquemático basado más en ideas que en hechos, más en la lógica que en la historia.
Por lo demás, la sociedad no se puede entender sin la subjetividad de las mayorías que, a su vez, depende de un sinfín de códigos culturales, medios de comunicación, cosas cotidianas etc. La política no es una especie de apéndice de la economía, es la ciencia del poder y el poder depende “en última instancia” de los recursos materiales pero es una cosa muy muy compleja. No volvamos a entender otra vez más a Marx de esa forma tan primitiva que tanto daño ha hecho a su pensamiento. Los mecanismos de reproducción económica incluyen dentro de sí mismos elementos culturales, políticos etc., no hay cosas fuera y cosas dentro de la economía
¿Por qué estamos unos cuantos miembros de S21 trabajando en el proyecto de la convergencia ciudadana? Porque las ideas no son lo que cambia la historia sino las mayorías que abrazan ciertas ideas y no otras. Esas mayorías están atomizadas y hasta que no dejen de estarlo no habrá ninguna posibilidad, ninguna, de derrotar al neoliberalismo. ¿Se puede encontrar una justificación mejor de nuestro trabajo, por cierto, tedioso y a veces sumamente irritante?
Armando Fernández Steinko
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