Estoy leyendo el maravilloso libro de Yolanda Gonzalez "Amar sin miedo a malcriar" y he llegado a un apartado que me interesa mucho en estos momentos de mi vida. En el capítulo ¿Escolarizar o socializar? nos habla de las diferencias que existen entre los dos conceptos y trata de explicarnos cuando nuestro hijo está preparado para la escolarización. Os copio a continuación unas líneas que me parecen muy importantes:
"La escolarización representa el passaje a la vida escolar. Generalmente, es una decisión que parte desde el adulto, aunque se le "pregunte" al niño.
La socialización es una necesidad que nace desde el niño, según su propio ritmo madurativo. Manifiesta el momento evolutivo de ampliar su círculo familiar. El pequeño busca compartir con iguales espacios comunes de juego. Es el momento en que entienden el placer el sentido y placer de juego compartido. Los menores de dos años dificilmente aceptan compartir objetos, por encontrarse todavía en una etapa egocéntrica del desarrollo.
No es lo mismo escolarizar que socializar. Hay pequeños preparados para escolarizarse, porque ha llegado el momento de la socialización para ellos. Hay otros para quienes el salto a la escuela no forma parte de su necesidad madurativa y requieren mas tiempo".
Texto extraido del libro "Amar sin miedo a malcriar" de Yolanda Gonzalez.
El capítulo contiene muchas más cosas interesantes, pero cito esto por ser lo que me ha resultado más esclarecedor.
David apenas muestra interés por socializar...ahora empieza a interesarse por mirar lo que hace algún niño de manera puntual, pero de ahí no pasa. Aún está en esa etapa en la que se siente plenamente feliz con nuestra única compañía.
Si decido finalmente llevarle al cole mientras su situación es esta, asumo que lo hago sin que el esté preparado para hacerlo. Asumo que lo hago movida por otras motivaciones mas o menos importantes, pero ajenas a las necesidades de mi hijo.
Sé que para muchos resulta más fácil negar la evidencia...es más fácil hacer algo relacionado con tu hijo cuando estás plenamente convencido de que es lo mejor para el, aunque esto implique no querer saber o negar ciertas cosas.
Yo prefiero saber...prefiero asumir la responsabilidad que conllevan mis decisiones, sabiendo que en ocasiones no estoy haciendo lo mejor para mi hijo, sino lo mejor para mi o para la situación en la que vivimos.
Muchas veces, las circunstancias son las que nos imponen las medidas a tomar, obligándonos a tomar decisiones con las que no nos sentimos a gusto y que no habríamos tomado si nos supiéramos con la oportunidad de elegir. Pero no por esto tenemos que negar la realidad de nuestros hijos, no tenemos que engañarnos haciéndonos creer que están preparados para algo cuando no lo están.
En este momento soy plenamente consciente de que David no está preparado para la escuela. Quizas en unos meses lo esté o quizas no, pero he decidido dejar de engañarme diciéndome una y otra vez que las cosas son de otra manera. Las cosas son como son, me guste o no, y mi hijo madura a su ritmo, independientemente de mis preferencias.
Sé que no me convertiré en una mala madre si decido matricularlo a pesar de que sepa que no está preparado, porque lo habré hecho valorando muchas cosas y decidiendo lo que finalmente considere que puede ser mas positivo para todos.
Pero también sé que no me convertiré en una mala madre si no lo hago, porque será una decisión tomada desde la reflexión y valorando muchas cosas.Independientemente de la decisión que tome y como es habitual en la vida, siempre tendré la duda de si habré hecho lo correcto. Sobretodo si me salgo del camino trazado y escojo la opción menos aceptada...la presión que ejerce la gente en estas situaciones es bastante elevada y hace dudar muchísimo.
Este verano me va a tocar reflexionar mucho y observar detenidamente la evolución de David, que será lo que más me ayudará a tomar una u otra decisión.
Y una vez más, perdonad por el monotema, pero en estos momentos es lo que me quita el sueño.