Revista Cine
“Sin automóviles, sin aviones y sin altavoces, no hubiéramos podido apoderarnos de Alemania”
Hitler.
La pérdida de la conciencia de clase tras la derrota del último asalto proletario contra la
sociedad capitalista obliga a trasponer la conocida tesis de Marx y decir que ya no se trata
tanto de transformar el mundo sino de interpretarlo. Hoy más que nunca, para cambiar el
mundo hay que comprenderlo. Repudiamos el activismo satisfecho de sí mismo pero no
negamos la práctica ni propugnamos una especulación complaciente, sino que, por el
contrario, afirmamos la actividad teórica como la parte más importante de la práctica en el
momento histórico en el que nos encontramos. Por basarse el proyecto de la dominación en la
ininteligibilidad del mundo para que voluntariamente sea confiado a sus dirigentes, el proyecto
de la liberación ha de ser exactamente el opuesto: volver al mundo comprensible de modo que
sus habitantes puedan apropiarse de él sin necesidad de intermediarixs. Para eso los hechos
no son suficientes, hacen falta sobre todo palabras.
La victoria de la dominación capitalista entrañó dos cambios fundamentales: el predominio de
la técnica y la aparición de las masas. Por técnica no entendemos un conjunto de máquinas o
de conocimientos prácticas que podamos usar o no. La técnica es un medio, un entorno, un
ambiente que engloba todas las actividades sociales, del que nadie puede salir. En una palabra,
la técnica es un sistema total y univdersal. Con el término de masas, concepto forjado por la
escuela de Frankfurt, nos referimos a la mayoría de la población surgida de la disolución de las
clases. Dicha disolución se origina cuando las clases pierden su medio de la técnica. Ambos
cambios no han sido fruto de la fatalidad; son un producto histórico, dado en los años noventa
después de dos décadas de crisis y revueltas.
Texto completo, editado por N de Nadie: "Sociedad tecnológica, sociedad de masas" .