Solo 90.634 empleadas del hogar, un colectivo abrumadoramente femenino, cotizan por el nuevo régimen de Seguridad Social. Pactada durante la última reforma de las pensiones, en enero de 2011, por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y los agentes sociales, la medida establece que estas empleadas dejarán de cotizar por el antiguo régimen especial y pasarán a integrar el Régimen General, al que pertenecen 13,5 millones de trabajadores, esto es, la gran mayoría de asalariados en Espańa.
Esas 90.634 empleadas apenas suponen un 13% de las 700.000 personas que operan en el sector, según la Encuesta de Población Activa (EPA). De ellas, menos de la mitad, unas 300.000, cotizan a la Seguridad Social. El resto trabaja en negro. Y, żdónde cotizan las 216.802 restantes que no están en el nuevo registro? En el viejo Régimen Especial de Empleadas del Hogar, según desgranó el martes el secretario de Estado de la Seguridad Social, Tomás Burgos.
La reforma del Pacto de Toledo, marco que sirve a los agentes sociales para adoptar cualquier cambio relativo al sistema de pensiones, prevé mejoras en el servicio doméstico que comenzaron a aplicarse en enero de este ańo, hace tres meses. Una de ellas es la obligación del empleador de cotizar a la Seguridad Social desde la primera hora que contrate, y no cuando su empleada del hogar lleve 20 horas. Eso decía la antigua norma.
Ya en enero esta medida que afecta a los trabajadores domésticos empezó a pinchar. El primer mes solo 11.000 personas cambiaron de régimen, menos del 4%. Dos meses después, el paso al régimen general adquiere más brío, pero sigue siendo insuficiente. Sea como fuere, el 30 de junio el Régimen Especial se integrará obligatoriamente en el General. El acuerdo más importante alcanzado en la reforma del Pacto de Toledo sigue siendo, no obstante, el retraso en la edad de jubilación, de los 65 a los 67 ańos.