Una fanfarria con luces de oro indican que la Twenthieth CenturyFox es la empresa... luego unas letras verdes indican a Lucasfilm... y luego los bronces de John Williams saltan en un campo estrellado con unas letras amarillas que se pierden en el fondo del universo y un crucero imperial me estremecen los sentidos cada vez que un nuevo episodio de Star Wars comienza... Ese es mi universo el mismo que comenzaba con la música de Richard Strauss en "Así habló Zaratustra" en "El amanacer del hombre" de 2001... el tiempo y la vida no me permitieron verla en el cine... pero cada vez que puedo coloco la escena de la llegada del vuelo a la Estación espacial con el Danubio Azul para impresionarme con la grandeza de las escenas... esos son mis universos... el resto es sólo Carl Sagan y el Cosmos... que en esos años ochenta vi y leí sorprendido de la majestuosidad y de lo infimo que somos dentro del universo... bastaron esas tres cosas para comprender que era parte de algo que iba más allá de lo creado, que estos mecanismos tienen un sentido especial que los mueven... ¿la gravedad? las grandes fuerzas de lo desconocido... no lo se... pero el universo es inmenso y los efectos especiales de Lucas, Kubrick y el relato de Sagan eran tan grandes como el sonido de Williams, Strauss y Vangelis...
Pero el tiempo hace que lo que en un momento sea importante después sea ínfimo, que lo urgente sea una anécdota y que el Universo cambie... y eso ha hecho la vida en mi... y lo ha hecho Andrei Tarkovsky con mi visión del Universo. El director soviético una vez más me resfregó en la cara todo lo que entendía o que creía, y lo más increíble es que lo hizo con los elementos más simples de sus relatos... no necesité grandes fanfarrias imperiales, ni los vals decimonónicos... ni tampoco esos sonidos computarizados redentores de Vangelis simplemente el sonido del agua correr en un estero, el canto de los pájaros, un hombre mirando la belleza de un mundo interior y una banda sonora casi imperceptible me bastaron para comprender que las estrellas estaban más cerca de lo que yo creía y el infinito es tangible y me susurra al oido mi propia inmortalidad.
No reniego de la grandeza de lo visto en mis otras galaxias , solamente he incorporado en el universo el cosmos interior de cada ser humano. Kris Kelvin (Donatas Banionis) es un científico que es enviado a una misión a la Estación Solaris... porque algo pasa en el despoblado lugar, un científico ha muerto y la estación ubicada en el el oceano del planeta homónimo se encuentra casi en ruinas. Sacar de su campo tranquilo, de sus flores y de la pena que la nostalgia envuelve, es un desafío para para Kelvin en esta nueva hora en que tiene que partir a la estación.
Los científicos residentes Snaut (Jüri Järvet) y Sartorius (Anatoli Solonitsyn) que aún residen practicamente viven en sus nuevas cavernas dentro de la misma estación, se han convertido en ermitaños de un mundo extraño, en que las ventanas muestran universos desconocidos, un océano lleno de interrogantes del que aparecen los sucesos más extraños que se conozcan... a los que Kelvin, en un comienzo, se muestra esceptico pese a la locura real de su tripulación.
En medio del sueño de Kris una mujer aparece en la estación, un fantasma que tiene carne y hueso, tan real que habla y toca, es identico a Hari (Natalya Bondarchuk) su esposa muerta o bien es un sueño del que no se puede despertar, en Solaris no se entiende que es lo real y cuales son los sueños, el océano misterioso parece materializar las mentes en el momento de la entrega al descanso. Hari ha regresado como si fuese un replicante, sin pasado ni futuro ha sido creada en los recuerdos de Kris, y materializada en el planeta, ella es real, tan real como las cosas que amamos... es decir como nosotros las vemos... con ese color que alumbra el entorno de las cosas que consideramos bellas. Solaris es una lucha por la racionalidad y la realidad, ambas cosas no necesariamente son lo mismo... aunque el regreso de Hari solo sea la recreación de un maniquí, una pizca de felicidad de sentir que el amor perdura, es como una oportunidad para volver a besar. No hay más proyección, sólo volver a la conciencia de lo vivido. Estar en el presente y creer que lo que tenemos es en realidad nuestro.
En el cosmos de Tarkovsky las cosas tienen otros significados, el agua es una de las actrices principales desde los grandes océanos hasta el vapor, es ella quien canta, es ella la que hace crecer, como esos ríos congelados de la taiga siberiana, el agua que limpia, las nieves como si fuesen un cuadro de Brueghel, Solaris es casi una pintura actuada porque en medio de la lentitud de cada escena se distinguen uno y otro detalle del fresco, donde el árbol el caballo, la casa son quasares, galaxias y planetas de nuestro propio cosmos que esculpimos con cada sueño que llevamos en nuestro interior.
Saludos a todos.
(Publicado el 24 de Mayo del 2009)
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Solaris en Wikipedia
4.- Trailer
5.- Algo de la banda sonora de Eduard Artemiev
6.- Fotogramas
7.- Sobre la música y los sonidos de Solaris (pdf)
8.- Solaris en La linterna mágica
9.- Solaris en Alohacriticón
10.- Solaris, la conciencia y la poética (pdf)