Revista Opinión
Ay, Dios, que grite el silencio,que se detengan las olasy que acalle la guitarra su rumor de caracola.
Con tinta de Camarónpintaré el fondo del mar,mis ojos son río ancho,un monasterio de sal.
Fuente y caudal es tu voz,manantial de agüita clara, una rumba improvisadaen la arena de la playa.
Entre dos aguas, la muerte,el dolor, entre dos aguas,quebrada caña de azúcarel mástil de tu guitarra.
Tu corazón fue tu manoy se rompió como rompela mañana en el verano.
¡Ay, qué tristeza aquel díaque se marchó como el aguael chiquito de Lucía!