El huracán María que ha pasado de lleno sobre Puerto Rico ha causado más estragos y víctimas de lo previsto y deseado. Ha barrido literalmente la isla con una fuerza tan descomunal que pocas cosas han podido resistírsele. El sistema eléctrico fue de las primeras infraestructuras que rompió como si fuera un hilito de coser. Y las conducciones de agua reventaron dejando a más de la mitad de la población sin agua corriente. Las lluvias torrenciales desbordaron ríos, pantanos y zonas urbanas, anegándolas sin compasión y arrasando, con furia destructora, gran parte de la red vial de la isla caribeña. Decenas de miles de personas tuvieron que dejar sus casas para acudir a refugios donde era más seguro aguantar la embestida del huracán. A pesar de las precauciones, 16 personas fueron víctimas directas de la fuerza mortal del peor huracán del último siglo en Puerto Rico. La Perla del Caribe ha sufrido tal abrasión que ahora toca recomponerla y “abrillantarla” para que vuelva a lucir todo su esplendor.
No puede haber romanticismo en el recuerdo infantil de los huracanes, ni cabe la banalización de su capacidad destructiva y mortífera. Hay que asumir con realismo su embestida como una catástrofe natural, a la que hay que enfrentarse intentando prevenir sus efectos y reparando inmediatamente los daños ocasionados. Y lo primero que hay que atender es a la población, a las personas damnificadas por el paso de un huracán. Y, después, todo lo demás, los daños materiales. En esa tarea todo esfuerzo y colaboración es poco, por lo que la participación de la sociedad civil junto a las autoridades es fundamental para recuperar la normalidad lo más pronto posible. Por eso me invade la angustia al no poder contribuir más activamente con la ayuda imprescindible que exige la situación actual de Puerto Rico, sumido en una catástrofe natural y financiera que complica enormemente la restauración de la cotidianeidad en la vida de su gente y en el funcionamiento de industrias, servicios, empresas e instituciones puertorriqueñas. Quede, al menos, mi aportación informativa desde esta bitácora como muestra de mi solidaridad con Puerto Rico.