Revista Cultura y Ocio

Solidaridad nacional tras el incendio de Santander

Por Dapalo
  • La ayuda llegó desde todos los puntos de España y en todas las formas posibles: donativos, víveres, ropas y abrigo. La cuestación nacional superó los 20 millones de pesetas
  • La Diputación Provincial de Guipúzcoa aportó un millón de pesetas
  • A esta rotunda cifra contribuyeron desde Franco y sus ministros hasta Mussolini, quien abonó 100.000 pesetas, pasando por ciudadanos anónimos
Solidaridad nacional tras el incendio de Santander

43 horas duró el incendio, 72 horas costó controlar los rescoldos y 15 días pasaron hasta que se apagó el último foco
Los primeros días llegaron 20.000 kilos de patatas, 2.000 mantas, 500 jerseys y 472 docenas de huevos

    El Diario Montañés / MADA MARTÍNEZ

El domingo, gran parte de aquella España desabastecida y extenuada comienza a movilizarse. De todos los puntos del país llegan en las semanas siguientes donativos y pésames, vagones de pan y otros víveres, ropas y mantas, cocinas de campaña, materiales de construcción. La solidaridad también se extiende a las comunidades de montañeses establecidas en América, y a los países aliados del régimen franquista, Italia y Alemania. De hecho, esta rápida y generosa respuesta se venderá públicamente como un triunfo del nuevo espíritu nacionalcatólico, de esa 'nueva patria'. Durante meses, los periódicos publicarán en sus páginas los nombres de quienes aportan su granito a las cuestaciones organizadas por todo el territorio nacional. Todo suma: las 300 pesetas y los pares de zapatos donados por Calzados Elsa o las 300 toneladas de harina aportadas por la Cruz Roja Internacional de Estados Unidos. A Santander, el favor de la Virgen acaba llegando en vagones o en efectivo.
A las siete de la tarde del domingo, día 16, según recoge el informe sobre el incendio redactado por el Ministerio de la Gobernación, comienzan a llegar los refuerzos del servicio de extinción. Se van presentando en Santander los cuerpos de bomberos de Burgos, Torrelavega, San Sebastián, Madrid, Palencia, Logroño, Valladolid... "Cumple resaltar [...] la extraordinaria eficacia del servicio de Incendio de Bilbao, cuya potencia y organización es decisiva en la liquidación de la catástrofe", reza el informe. Llegan con equipos 'modernos' (automóviles-aljibe, bombas y mangueras) y con el personal fresco, lo que supone un alivio para los exhaustos bomberos santanderinos. Al mismo tiempo, la población desalojada se recoloca en cines, escuelas, hoteles, en Caballerizas y en casas de parientes.
El martes, con el fuego a punto de extinguirse, la ayuda ya es un hecho. En la primera página de El Diario Montañés, junto al aviso de la destrucción de las instalaciones del periódico, quedan reflejados los primeros ofrecimientos a la ciudad, algunos un poco difusos, como los de la Banca santanderina o los de significados vecinos de la ciudad y la provincia, todos dispuestos a colaborar económicamente de forma "importante". El Diario también relata la llegada a los almacenes de Obras del Puerto y al cuartel Calzadas Altas de una inmensa remesa de víveres procedente de Bilbao: llegan 20.000 kilos de patatas, 10.000 de garbanzos,
decenas de miles de raciones de pan, 2.000 mantas, 500 jerseys de lana, arroz, vino... Los huevos (472 docenas) y las conservas llegan de Burgos. Las diputaciones de Palencia, Logroño, Orense, Asturias o Barcelona también manifiestan su apoyo. Es solo el principio.
La prensa es un buen escaparate para conocer en qué propuestas se tradujo la solidaridad en aquellos momentos. Impreso a duras penas, El Diario Montañés fue relatando día a día el cómo, el cuándo y el cuánto de los apoyos. Entre llamamientos al resurgimiento de la ciudad y titulares que destacaban la "serenidad" demostrada por una ciudadanía encogida, se intercalaban los anuncios del Auxilio Social, del Banco de España o de la Junta Provincial de Socorro. Este último organismo fue uno de los que encauzó la ayuda, integrando en su organigrama a representantes de las instituciones locales y provinciales. El día 20 de febrero, el periódico informaba del resultado de una de sus reuniones: se habían recibido donativos de Solvay (25.000 pesetas), del Auxilio Social Alemán (3.000), de la Compañía de Maderas (10.000), de la Diputación Provincial de Zamora (camiones de víveres), o de la gobernación de Burgos (ayuda ilimitada para mantener una colonia).
SUSCRIPCIÓN NACIONAL
El Fondo de la (por entonces) Diputación Provincial de Santander (perteneciente al Archivo Central de la Consejería de Presidencia y Justicia) también atesora telegramas y cartas enviados desde todos los puntos de España. Por ejemplo, está el escrito enviado por la Diputación de Lugo, en el que, además de mostrar sus condolencias "por la catástrofe sufrida en la noble ciudad castellana", compromete 4.000 pesetas para los damnificados; o el de la Diputación de Palencia, que ofrece 25.000 pesetas como muestra de solidaridad, pero que, hallándose en situación de déficit y sin consignación alguna en su presupuesto para imprevistos, se disculpa por adelantado por la demora en el pago. La 'activa' Diputación de Madrid, más allá de la cuestación abierta, propone además recabar ayuda para reconstruir los espacios hoteleros y asegurar así "el porvenir turístico veraniego de la capital".
Las actas plenarias que se guardan en este fondo contienen, en la misma línea, un rosario de agradecimientos. Hasta bien avanzado el año, Santander da las gracias por escrito a diputaciones, instituciones, al obispo por su pastoral, o a particulares como a Mercedes Güell o a los señores Hermosilla, de la panadería Santa Lucía de la capital, quienes han hecho pan gratis para los asilados de la ciudad ante la prohibición de que nadie encienda hornos o cocinas tras el incendio. Se recogen también las facilidades y anticipos de sueldo que fueron aprobados para los funcionarios. Podían devolver el dinero a razón de dos mensualidades cada 14 meses y además sin intereses.
Una de las medidas más populares fue la de la suscripción abierta. La gente, las instituciones, podían depositar allí su donativo para los damnificados. La Diputación Provincial de Guipúzcoa aportó, por ejemplo, un millón de pesetas a la causa. La cantidad alcanzada con tal forma de recaudación fue de 20.161.033,93 pesetas, según apuntaría años después el gobernador Joaquín Reguera Sevilla en su libro 'La reconstrucción de Santander' (1950). A esta rotunda cifra contribuyeron desde Franco y sus ministros hasta Mussolini, quien abonó 100.000 pesetas, pasando por ciudadanos anónimos; montañeses de Ciudad de México, Caracas, Lima, Buenos Aires o Río de Janeiro; las colonias españolas de Orán y Argel; embajadores y otras autoridades; organismos vinculados al régimen franquista; el Papa; empresas, bancos o personalidades de la época.


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