Hacía mucho tiempo que no parábamos por las Islas Baleares en este blog. En nuestra fugaz escapada allí, fuera de temporada estival, disfrutamos muchísimo en la zona y nos quedamos con ganas de más...
Imaginamos que muchos de vosotros, metidos en el verano como estamos, tendréis planificada una visita a Mallorca. Dentro de la isla hay muchos rincones diferentes que visitar, costeros e interiores. Lejos de imaginar que Mallorca es solo playa, hace un tiempo os hablamos de un pueblo precioso llamado Valldemosa ubicado en la Sierra de la Tramontana.
Cerca de allí, se encuentran lugares de los que os vamos a hablar, el primero, Sóller. Cuando uno habla de Sóller y Puerto de Sóller (Port de Sóller) se refiere a dos localizaciones distintas que están separadas por una distancia de 6 km. Como su propio nombre indica, la segunda es el puerto de la primera. Para unir ambas, en 1913 se puso en marcha el tranvía que hoy es un icono del lugar.
Sóller es un municipio interior pero que tiene un encanto especial y bastante animación. Su enclave, al lado de la sierra, hace que entre sus callejuelas estrechas el fondo del decorado sea el verde de las montañas, algo que lo convierte en un pueblo pintoresco.
Como os decíamos, su tranvía se ha convertido en un atractivo muy popular. A principios del s.XX se comenzó a construir un tren que unía Sóller con Palma de Mallorca pero, por problemas logísticos, éste no podía atravesar la población. Así que, lo que en principio era un proyecto ferroviario, que se llevó a cabo pero no uniendo estos dos puntos, acabó siendo el actual tranvía de la localidad.
Resulta curioso dado que, además, en nuestro país no estamos actualmente acostumbrados a convivir con ellos, ver como el tranvía atraviesa el municipio para llevar a la población hasta el Puerto de Sóller. Su itinerario tiene múltiples paradas, aunque como estaciones solo destacan dos, en el pueblo y en el puerto. Como curiosidad, el tranvía de Sóller tiene una peculiaridad y es que es el único tranvía europeo que tiene el ancho de la yarda inglesa. Por ello, cuando se han adquirido nuevos vagones, importados de Portugal, para incorporarlos al tranvía balear ha habido que readaptarlos.
Entre el puerto y el pueblo los campos agrícolas se reparten y, en apenas un rato, acabas oliendo a mar en el Puerto de Sóller.
Allí, las embarcaciones descansan ordenadamente y las viviendas se agolpan como si hicieran una corona al mar.
En apenas unos kilómetros pasas de pasear por unas callejuelas de preciosas perspectivas a mirar las embarcaciones que descansan amarradas al muelle.
El Puerto de Sóller se convierte en un destino perfecto para pasear. Por supuesto, en él podéis encontrar el producto estrella cotizadisimo de la zona, las exquisitas gambas de Sóller, que son finas, delicadas y sabrosas, y gozan de una fama gastronómica impresionante y merecida.
Luego queda pasear, observar el trazado natural que dibuja la costa en la que los vecinos han establecido su puerto.
Desde el Puerto de Sóller salen algunas embarcaciones turísticas, entre ellas un ferry que lleva directo a una de las calas más populares de la zona, Sa Calobra. El nombre de la misma está relacionado con la carretera que te lleva hasta ella, que parece una culebra.
Nosotros, en nuestra visita, no accedimos al lugar por falta de tiempo, pero dicen que es una de las calas más bonitas. Pues desde el Puerto de Sóller podéis acceder a ella en el barco.
Estos rinconcitos de los que os hablamos en esta entrada tienen numerosos atractivos que pueden contentar a grandes y pequeños, costa en el puerto, sierra en el pueblo, un tranvía centenario que une ambos lugares, vistas, gastronomía… Si vais a viajar a Mallorca, Sóller y su puerto tienen cosas bonitas que ofreceros…
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