Revista Comunicación

Solo ante el peligro

Publicado el 19 noviembre 2010 por Felipe @azulmanchego
Solo ante el peligro DE ESTA GUISA, al borde del precipicio contable y financiero, se encuentra el alcalde de Madrid. El portazo que el miércoles por la tarde le dio el presidente Zapatero en Moncloa, negándole el pan y la sal, para que pudiera refinanciar su enorme deuda, coloca a Gallardón en una situación límite, por más que él mismo quiera dar a entender que no se encuentra en uno de sus peores momentos políticos.
Alberto Ruiz-Gallardón se queda sin el balón de oxígeno que tanto necesitaba a seis meses de las elecciones, y no sólo eso, sino que le deja en una situación de extrema debilidad, primero ante la oposición pero, sobre todo y más importante, ante los electores. Y es que el mensaje que transmitió a su salida de Moncloa, corregido después al término de la Junta de Gobierno, fue letal y catastrófico. Decir, como dijo, que ante la falta de liquidez, los proveedores se pueden ir olvidando de cobrar pronto y que las pequeñas y medianas empresas se verán afectadas, lanza un recado demoledor para los madrileños. Dicho de forma rápida, el Ayuntamiento, obligado como está a hacer cumplir la ley, no puede venir ahora con el cuento de que no calculó bien las consecuencias de sus excesos y, por lo tanto, no puede cumplir con sus obligaciones.
Qué autoridad moral, me pregunto yo, puede tener un Ayuntamiento para imponer sanciones o hacer valer su autoridad si los ciudadanos saben que, debido a sus problemas de tesorería, ni siquiera ellos son capaces de predicar con el ejemplo. Tal vez, tal y como está el patio, no sea lo más importante, pero lo último que espera uno es que quien gobierna su vida esté al día en sus obligaciones de todo tipo. Qué menos.
Claro que Gallardón no se encuentra con el agua al cuello de la noche a la mañana y por arte de birlibirloque. Llueve sobre mojado, sobre todo si tenemos en cuenta que multiplicar por cinco la deuda que heredó de Álvarez del Manzano, alguna consecuencia debía tener por muchos malabarismos que su concejal de Hacienda se haya visto obligado a hacer. La M-30, por ejemplo, es una obra tan magnífica como cara. Su enorme sobrecoste, tres o cuatro veces por encima de lo previsto, por no hablar del espejismo de la aventura olímpica o de las costosas mudanzas, con sus correspondientes remodelaciones, nos dejan este negro panorama.
Entiendo que nuestro alcalde se lamente y quiera cargarle el muerto a Zapatero. Es muy humano eso de tratar de justificarse mirando hacia otro lado, pero el hecho cierto es que confiarlo todo a que, en las actuales circunstancias, el presidente del Gobierno le permitiera seguir con esta especie de barra libre, era demasiado arriesgado. Y lo peor de todo es que no son tan sólo las arcas municipales las que tienen falta de liquidez, el propio futuro de Madrid es el que se encuentra hipotecado. La fiesta terminó y es hora pagar los vidrios rotos.

Volver a la Portada de Logo Paperblog