Revista Música
Hace un mes o así me compré un disco de Tulsa, mientras buscaba una canción, que por cierto, no estaba en ese disco.
Abrimos un paréntesis y entramos en un reino donde gobierna el desamor con mayoría absoluta. En la democracia de la tristeza los votos están asegurados.
El disco comienza con Carretera y por el título pensamos en la lejanía, en un largo viaje. Cuando el corazón se rompe en mil pedazos no hay pegamento que sea capaz de reconstruirlo, parece que lo mejor es poner tierra de por medio, pero por mucha tierra que pongas los recuerdos viajan contigo...
Seguimos recordando el pasado con Estúpida, al principio todo son ilusiones y al final remordimientos, pero en las cosas de dos la culpa nunca es de uno solo... Contigo tocaré el cielo y como sigue la canción "y por supuesto el infierno también".
El problema de cambiar de lugar es que al principio no te adaptas, como podemos ver en Oviedo o en ya no somos invencibles , pero en un universo donde se dan la mano los rencores y la culpabilidad , Seguramente me lo merezco, de lo que se trata es de olvidar a cualquier precio, ya sea a base de pócimas mágicas como en Limonakis ("me dice: has llegado al sitio indicado aquí vivimos todos anestesiados felices sin dolor", "se saca los dientes y me dice tómalos con ellos te reirás") o a fuerza de transformarte en quien no eres La Goulue o Mina Harker (Recordar a Drácula).
La nostalgia entra sin llamar y cuando menos te lo esperas, al final siempre buscamos una explicación a ese por qué no. Como podemos intuir en Imaginarios y de forma más clara en la canción que cierra y da título al disco: Sólo me has rozado "Calculamos mal distancia entre nosotros, eran cientos de kilómetros de frío, supongo que por eso, sólo me han rozado"