Revista Cultura y Ocio

Solo si te mueves, de Aloma Rodríguez

Publicado el 10 marzo 2013 por José Angel Barrueco
Solo si te mueves, de Aloma Rodríguez
Estoy en un autobús que me lleva a Teruel y pasaré todo el verano trabajando en Dinópolis. Es una especie de parque temático de dinosaurios, con esqueletos, huesos y cosas así. Y no sé qué es lo que voy a hacer exactamente. Me enteré de que necesitaban gente y llamé. Fue tan fácil que me dio miedo.
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Hace un minuto todo estaba bien, estábamos sentados en un portal, esperando a que dejara de llover y fumando. He apagado el cigarro, nos hemos besado y he dicho algo que le ha molestado mucho. Ni siquiera sé qué ha sido. Hasta entonces todo había ido más o menos como siempre: he ido a su casa y hemos follado antes de comer. Hemos estado en una crepería cerca de su casa. Barreiros se ha levantado y se ha ido. Es imposible que sepa nada de lo que pasó con Ángel. Nunca lo había visto así y me ha dado miedo que fuera una discusión seria: me ha dado miedo que estuviéramos rompiendo, así que he intentado seguirlo y, al echar a correr, se me ha roto la sandalia. Le he seguido con la sandalia en la mano. Ahora le alcanzo. Le cojo del hombro y él se gira. Debo de resultar bastante patética, mojada, con una sandalia y el pie negro.
-Se me ha roto la sandalia –le digo. Y él se echa a reír. Me río también y le beso. Nos abrazamos–. ¿Qué he dicho?
-Nada –responde él–. Es que no me tomas en serio, y no hay manera de que te quites la puta coraza. 

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