Cuando abre los ojos, Willem ignora qué lugar del mundo se encuentra. Todo cuanto sabe es que, una vez más, está solo, y que necesita dar con Lulu. Pasaron un día mágico en París, y algo en ese día —en esa muchacha— hace que Willem se pregunte si su destino no será estar juntos. Desde entonces viaja por todo el mundo con la esperanza de encontrarla. Pero pasan los meses y Willem empieza a preguntarse si la fuerza del destino es tan poderosa como pensaba.
Compañera tan romántica como emocional de Sólo un día, esta es una historia sobre las elecciones que hacemos y los accidentes que ocurren, así como de la felicidad que se produce cuando ambas circunstancias se cruzan.
Gracias a Ediciones B por el ejemplar.
Esta reseña está plagadas de cosas que también podrán leer cuando publique mis reseñas sobre la otra duología/bilogía de Gayle Forman, así que están avisados.
Vamos a empezar por lo básico: personajes. Ya los conocíamos del anterior libro, así que más o menos tenemos una (gran) idea de cómo son tanto los dos personajes principales como sus amigos.
¿Por qué hablo de esto? Porque sinceramente la autora cambia totalmente la personalidad de Willem en esta segunda parte: lo hace normal. En el anterior pudimos conocerlo más aún cuando no se basara en él como lo hace Sólo un año, podíamos ver que era un chico aventurero, arriesgado, espontáneo. Acá se nos cae a pedazos esa imagen: la autora da cuenta de su relación con su familia, sus amigos y parejas, y es demasiado sentimentaloide para lo que nos presentaron en un principio. Willem, y contradiciéndome porque nací para ser genia, es poco profundo durante todo el libro con sus pensamientos. Si bien leemos mucho sobre el tema no hay nada que sea demasiado hondo (?).
Pero la Lulú equivocada tiene razón. Accidente: cómo la encontré. Accidente: cómo la perdí. Hay que reconocerle al universo su mérito por cómo equipara las cosas.
Sí, sé que la idea de que esta segunda parte esté basada en él es que lo conozcamos más... pero es totalmente contrario a lo que vimos en el primero. Pasa a ser una persona normal, aquello que prácticamente nos negó Sólo un día. A mí en cuanto a él me decepcionó.
El ritmo es fluido y no es para nada aburrido, pero no deja esa sensación de tener que terminarlo como el primero... o al menos eso me pasó a mí. Ese da mucha acción dentro de lo sentimental entre Allyson y Willem, mientras que acá prácticamente no tenemos acción porque estamos sumergidos en los pensamientos del personaje principal y en su (prácticamente) depresión.
«Te desearía suerte, Willem, pero creo que debes dejar de confiar en eso»
La interacción entre los dos personajes tiene lugar en sólo un par de páginas a lo largo del libro. SPOILER La historia termina prácticamente con la misma escena con la que termina Sólo un día, así que se imaginarán de lo que hablo FIN DEL SPOILER. Eso hizo que la expectativa que tuve mientras iba leyendo fuese cayendo más y más hasta que, en cierto momento, tuve que tomarme un respiro de lo mucho que hablaba y pensaba Willem. Ese chico genial que conocíamos de repente es un mamerto.
La verdad es que no tengo mucho más para decir. Es un libro que me gustó y me entretuvo pero que no me emocionó tanto como el primero. Me decepcionó en el sentido de que tuvo tanta acción y amor tierno en el primero que me esperaba mucho más de este segundo, no un revoltijo de problemas personales de Willem. En serio no quiero ser mala, pero este niño me decepcionó de sobremanera. Yo antes lo quería (¿?)
-Gentil muchacho, ¡ojalá pudiera convenceros de que amo! -dice mi Orlando a Rosalina.
«Define el amor -dijo Lulú-. ¿Cómo sería estar "manchado"?»
Así, Lulú.
Sería así.
Creo que si este libro no hubiera existido hubiera seguido queriéndolo mucho como en el anterior, pero no. No quería saber de todos sus problemas personales y crisis existenciales. No quería saber que era como cualquier otro.
Gayle Forman y su manía por agregarle otra parte a libros que no la necesitan.