Revista Opinión

Solos entre la Gente

Publicado el 15 marzo 2018 por Carlosgu82

Solos entre la multitud

Como seres humanos, nuestra necesidad de socializar es nata; aunque negamos este hecho siempre caeremos en el mismo lugar donde de una u otra manera necesitamos a otros seres humanos en nuestra vida.

Desde muy pequeña recuerdo haber recibido o sentido rechazada por las personas más cercanas a mí, recuerdo que traté de ser cool y encajar para no sentir esta sensación de rechazo en mi vida, pero llego el momento en el que finalmente sin más preámbulos tuve que aceptarlo.

Cuando acepté el rechazo de estos cercanos a mí, creí tanto en sus palabras que mi auto estima quedo en el suelo y mi inseguridad solo crecía con el día a día. Pero luego vino el sentimiento de ira e impotencia por no poder darles su merecido a esos idiotas que nunca aportaron nada más que inseguridad, así que como todo chica de 15 años amante del romanticismo, decidí tomar la iniciativa y cambiar mi look, soltarme el pelo y echar por  el precipicio los pensamientos de los demás, pero eso no fue lo único que hice, me juré a mí misma que jamás volvería a llorar por nadie y que tampoco me acercaría a nadie que no me quiera presente, prometí darme el valor que nadie me había dado hasta entonces. Y así queridos amigo es como me convertí en una antisocial certificada.

Después de los años me di cuenta que a veces por tratar de protegerme solo conseguí alejar las personas valiosas para mí, y también desperdicie un montón de oportunidades, tan solo por tener miedo a que me rechacen, aunque quise ser fuerte e independiente solo me quede más sola con el pasar de los años.

Esta situación es muy similar a la que muchos padecen hoy en día. Gente intentando salir a flote a pesar de los constantes ataques por unos cuantos ineptos de la sociedad, estas personas mientras más nadan en su soledad e inseguridad más son consumidos, sus miembros para socializar están atrofiados y no saben siquiera cómo comportarse en presencia de otros seres humanos porque están cautivados por el temor a fallar, y se siente con el tan triste remedio de aislarse de los demás sintiéndose solos sin nadie quien en realidad les entienda.

La gente, las personas, son las que nos enseñan el valor de las palabras, el valor de lo que tenemos el valor de lo que somos, la gente nos da seguridad de que existimos, pero después de un tiempo nos corresponde a nosotros mismos quitarles el poder a esos pocos cuya voz tiene tanto peso para nosotros y darnos nosotros mismo el valor que sabemos que tenemos. Está en tus manos no dejar que sus voces lleguen a tu cabeza, talvez ya los has aislado anteriormente (aunque parezca contradictorio) entonces ahora hazlo otra vez por una buena causa, una vez que les quites ese poder y lo arrebates con todo derecho entonces tendrás una seguridad que nadie será capaz de quitarte, y el miedo no te atemorizara más porque no te vale lo que ellos piensen de ti. Por otra parte, podrás evaluar a cada ser sin tener que preocuparte por cómo te ven ellos a ti. Ahora depende de ti.

Recuerdo que no fue hasta que conseguí el coraje para abrir mi corazón que entendí que dando es como se recibe y entonces jamás me sentí sola entre tanta gente., pero me costó, me constó aceptar que estar en compañía de otros era vital para mi felicidad. El hecho de que la gente puede tener su propia opinión no me preocupa, más bien yo soy paciente con esos idiotas que se enojan por no entender a sus semejantes, a esos, no les daré el poder de separarme de aquellos a quienes sí puedo aportar luz en medio de tanta oscuridad.


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