Este año he sido muy consciente del solsticio de invierno. De cómo las noche le gana al día y de cómo la luz solo se muestra tímidamente, como queriéndose proteger del frío y quedarse acurrucada en nuestras chimeneas o nuestras lámparas. Y aunque queramos emularla con todas esas guirnaldas de bombillitas que sacamos a la calle en Navidad, nada consigue igualar a la luz del sol. O incluso a la luz de la luna de una noche despejada del mes de junio.
A las niñas y a mí nos cuesta salir al balcón en esta época del año. Cuando lo hacemos son momentos fugaces. El otro día, sin embargo, me quedé embobada mirando unas flores despistadas que nos han salido. Es muy raro que suceda en este mes. Pienso que quizás el otoño tan cálido que tuvimos los primeros meses les han dado un extra de energía y nos han querido dar un último regalo, cuando la mayoría de nuestras plantas ya se han retirado a sus cuarteles de invierno.
Seguiré yo retirándome a los míos todo lo que pueda.
Que disfrutes mucho estos días, tanto si te gusta la Navidad como si no. ¡Que al menos te sirva para recargarte del amor de las personas que te quieren! Nos vemos en breve, que yo no me pienso ir muy lejos ^_^