Soltar lastres, dar las gracias
Mis compañeros de blog, sabiamente, no han hecho ninguna entrada con los tópicos/típicos propósitos para el año que comienza. Y heme aquí que me he propuesto cubrir ese vacío, más que nada porque tengo memoria de pez y funciono con notitas escritas, en papel a ser posible, con listas que me recuerden mañana lo que pensaba hoy. Nada mejor que dejarlo por escrito y así podré recordarme si cabe, reprocharme si es necesario y no cumplo con lo propuesto, la lista de propósitos para 2015.
Lo bueno es que la lista para el año recién estrenado es corta, se reduce a soltar lastres y a dar las gracias.
Me propongo dejar atrás situaciones y personas que no merecen mi atención y, mucho menos mi devoción. Pretendo contar con los dedos de una mano a los amigos y cuidarlos con mimo, de la misma manera que perderán mi interés los que no lo son. A ellos probablemente les importe un carajo, pero yo voy a pesar mucho menos, seguro.
En 2015 me gustaría decir no muchísimas más veces que en 2014. Sin remordimientos.
El fardo del rencor, cada vez menos pesado, afortunadamente, me resta unas energías de las que no estoy dispuesta a prescindir.
También quisiera deshacerme de las presiones del entorno, sean del tipo que sean. Ya conseguí hacerlo con las del trabajo, no veo razón para no desprenderme de otras. Como ya dije en otra entrada, este año quiero usar mucho más el verbo poder y menos el deber.
Me gustaría además como segundo y último propósito, ser mucho más agradecida. Dar gracias por tener lo básico para vivir y mucho más, por tener salud, por tener a mi alrededor personas que llenan mis días de amor y que me suscitan darlo. En el año que se inicia me propongo encontrar, nada más levantarme, unos segundos para decir ¡gracias, qué afortunada soy!
