“Quisiera saber cuándo, pero ya ni siquiera puedo recordar. No sé cual fue el momento exacto, en el que decidí poner una cadena en mis manos y clavarla en el aire. No sé cual fue el instante en el que por fin, se derramó todo el dolor que llevaba dentro envolviéndome los pies, quemando su piel, para que no pudieran seguir caminando, paralizando toda esperanza.
Quiero recordar, cuando me creé mi cárcel interna y tiré la llave. Cuando desistí de vivir… Pero, hace tanto tiempo que no vivo, que no siento la emoción de un latido, la sensación de sentirme en paz conmigo misma, de no sentir felicidad, que creo que ya perdí toda posibilidad de encontrar, otro camino que me haga vibrar de nuevo.
Esta es la vida que me espera… una sucesión de días calcados unos con otros, viendo salir en cada amanecer un sol que luce, pero que no acerca sus rayos a mi para iluminarme, y observando desde la distancia cada noche, una luna que brilla, pero tan lejos de mi, que no puedo sentir la caricia de su resplandor”.
¿A cuántas personas conocemos que están absolutamente derrotadas por la vida? Sin duda, esta persona, está totalmente rendida, vencida por la desesperanza, creyendo que su única opción es ver pasar sus días, uno tras otro, sentándose en una cárcel imaginaria creada por ella misma, por sus miedos y sus fracasos.
Cada día vemos personas que pueden recordarnos a ella, incluso nosotros podemos ser personas así, acomodadas en una vida que no nos hace vibrar, que no nos llena de pasión, que no nos da lo que realmente queremos, pero que nos permite vivir, acumulando poco a poco los fracasos, los miedos y los golpes que vamos recibiendo, hasta que terminamos estancados en un punto imaginario, del que no sabemos salir.
A veces, ni siquiera queremos intentar seguir adelante por el miedo a lo que pueda venir, ya sea un nuevo fracaso, o una vida peor aún de la que tenemos.
En mi anterior artículo describía tres estrategias para poder salir de esa situación paralizante que nos llena de dolor y de vacío, y que no nos permite avanzar. Ahora es el momento de continuar con cuatro estrategias más que nos ayuden a ese objetivo, a volver a caminar para mejorar nuestra vida.
Si no leíste la primera parte te invito a que la leas antes de continuar:
Soltar… (Primera parte)
Ahora es el momento, de seguir soltando aquello a lo que estamos anclados, con nuevas estrategias que nos ayuden a volver utilizar nuestras alas para volar:
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Cuarto paso: Liberar las críticas y cambiar el pensamiento
Es frecuente que, cuando hemos vivido una situación que no nos permite avanzar, tengamos una y otra vez pensamientos negativos que nos hagan agrandar aún más el problema. A veces, incluso echamos balones fuera, culpando a otros exclusivamente, y llenándonos de rencor hacia la persona que creemos que nos ha provocado el problema. En este caso, parece que tenemos la enorme necesidad, de ir haciendo una crítica constante con todo aquel que se nos acerca. Pensamos que con ello nos sentiremos mejor, pues creemos que nos desahogamos, pero la verdad es que con esa actitud, lo único que conseguimos es liberar toda nuestra energía en forma negativa.
El hecho de estar constantemente nadando en la crítica, puede reflejarse a nivel psicológico, pues nos hará tener cada vez más rencor y desasosiego, pero también se reflejará a nivel corporal, puesto que una situación de crítica constante nos hace sentirnos cada vez más débiles y agotados físicamente, y nos predispondrá a tener diversas enfermedades.
Para salir de ese estado de agotamiento físico y psicológico hay que darle la vuelta a los pensamientos de crítica, convenciéndonos de que no nos llevan a mejorar, sino a todo lo contrario. Si estamos atentos, cuando aparezcan, podremos cambiarlos por pensamientos positivos que nos den fuerzas para continuar.
Cuanto menos entremos en la crítica, y más nos convenzamos de que podemos dejar atrás aquello que nos ha lastimado, mejor nos sentiremos.
Si el problema no pertenece al pasado, sino que es algo que nos está ocurriendo y que nos mantiene ahí atados, la crítica no hará sino complicar las cosas. Será necesario tratar de ver por qué estamos viviendo esa situación y que podemos hacer para salir de ella, tratando de buscar soluciones y no de envolvernos en una crítica destructiva que no nos lleva a ninguna parte. Piensa que cuanto más te envuelvas en la crítica y el pensamiento negativo, más crecerá tu problema, y tu mente, no solo distorsionará cada vez más lo que te ocurre, sino que te hará paralizarte aún más en tu situación.
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Quinto paso: Excusas fuera
Cuantas veces nos hemos dicho que haremos aquello que nos hace feliz cuando tengamos dinero, o cuando terminemos esa actividad que cada día se prolonga más, o que no podemos hacerlo porque tenemos responsabilidades que cumplir…
Puede que en algunas ocasiones, no tengamos otra opción, pero en muchas otras, hay muchas excusas que tapan aquello que no queremos que vean, como por ejemplo, el miedo a un nuevo fracaso, el no poder soportar que nos critiquen si nos sale mal, o que nos juzguen por hacer aquello que nos gusta, o el pensar que no vamos a ser capaces de hacerlo.
Lo cierto es que, con todas estas excusas lo único que hacemos es limitar nuestra vida a un único camino recto y sin emociones.
Romper con todo lo que creemos que nos impide movernos, puede ser bastante complicado, sobre todo si se pretende hacer de golpe, pero sí podemos ir dando pequeños pasos cada día. Podemos, por ejemplo, empezar apartando cada día, una hora para hacer solo lo que nos gusta. Algo que nos haga salir de esa rutina aplastante, algo que nos dé un espacio propio a nosotros mismos, un tiempo para cuidarnos, para hacernos ver que podemos hacer cosas diferentes, o algo que nos acerque más a nuestros sueños. Eso ya es un pequeño paso que nos hace empezar a avanzar, a evolucionar.
Si cogemos como hábito de dedicarnos un rato a nosotros mismos, podremos ir poco a poco pensando que merecemos más, y que podemos dar pasos mayores, y puede que entonces, nos vayamos decidiendo a ir cambiando el rumbo de nuestra monótona vida, dedicando más espacios a reciclarnos, a cuidarnos, a cambiar de perspectiva, a avanzar en nuestro crecimiento, a vislumbrar una vida mejor, más satisfactoria y más plena.
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Sexto paso: Busca tus sueños
Puede ocurrir que, a lo largo de la vida, nos dejemos llevar por los sueños de otros. Muchas personas han sido adiestradas desde niños, a hacer aquello que sus padres no pudieron, y cuando les tocaba elegir, no tenían el valor para contradecirles. Otros, han sido víctimas de descalificaciones continuas haciendo mermar su valía, hasta tal punto de pensar, que no iban a ser capaces de hacer nada. Muchos, están tan sobreprotegidos, que no son capaces de dar un solo paso sin la aprobación de sus progenitores, por lo que, es frecuente que no se revelen exponiendo lo que desean, por pensar que sus alas están tan cortadas, que es imposible cumplir sus sueños; y a otros les han limitado tantas veces lo que querían hacer, que un día miraron en su interior y no sabían cuales eran sus sueños de verdad.
Si sabemos exactamente cual es nuestro sueño, puede ser más fácil cumplirlo una vez hayamos enfrentado aquello que nos bloquea para hacerlo, pero, sin embargo, si no tenemos algo bien definido, podemos sentirnos perdidos, sin rumbo, con la sensación de que, estamos continuamente a la deriva, mientras vemos a otros bien posicionados. Cuando nos ocurre ésto, parece que nada nos apasiona, que nada nos hace vibrar, que estamos atados a una vida de desesperanza y desilusión.
Realmente no es cierto. Lo que ocurre es, que no nos hemos dado permiso para tener sueños, creyendo que no nos merecíamos cumplirlos o que no podríamos conseguirlos nunca.
Ahora es el momento de empezar la búsqueda. Si no sabemos cuáles son nuestros sueños, tenemos que buscar dentro de nosotros. Ver qué es aquello que se nos da bien, aquello con lo que podemos pasar horas, sin que nos demos cuenta de que el tiempo siguió en marcha. Puede que haya que buscar aquello que nos hacía felices de niños, o incluso, puede que sea algo que tengamos delante y nunca le hayamos prestado atención. Ahora será el momento de darle un espacio.
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Séptimo paso: No te dejes vencer por tu mente
Importante es, tener paciencia. Lleva un tiempo encontrar lo que estuvo tan escondido quizá durante muchos años, por lo que, a veces tarda en aparecer, pero si la búsqueda continua, tarde o temprano aparecerá, y cuando ocurra, costará mantenerlo, puesto que nuestra mente pretenderá que volvamos donde estábamos para protegernos. Será momento entonces de ser firmes, apartar los pensamientos paralizantes de nuestra mente cuando aparezcan, y continuar con lo que realmente deseamos hacer para salir del letargo.
Sin duda, se puede salir de una vida sin rumbo e ilusión. Con estas estrategias y con el convencimiento de que podemos hacerlo, y sobre todo, pensando realmente que nos merecemos tener una vida mejor, se puede conseguir.
Para bien o para mal, solo tenemos una vida, pero si vivimos muriendo es como si no tuviéramos ninguna. Merece la pena salir del letargo, de la rutina, del pozo oscuro y sin color, y volver a caminar, a disfrutar y a vivir de verdad.
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Como siempre, gracias por leer!
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