Leí en una ocasión que el marrón era el color predominante en la naturaleza. Así de memoria me vienen a la cabeza multitud de organismos que tienen el marrón, en sus múltiples tonalidades, como color de base. Si nos ceñimos a las aves, son también multitud las especies que lo lucen. Una de ellas es la protagonista del Ornitonigma de febrero.
Si la observamos con atención apreciamos que se trata de un paseriforme robusto, voluminoso y relativamente alargado, con patas claras y fuertes. De tonalidades marrón grisáceas por las partes superiores y color ante claro en las inferiores, apenas muestra contrastes, poco más que el que se aprecia en las cobertoras y terciarias, que con sus fondos negruzcos y bordes claros intentan tímidamente romper la monotonía cromática. El manto y las escapulares marrón grisáceas presentan una estria central oscura en forma de daga. El estriado se diluye hacia dorso en forma de moteado y se hace de nuevo más patente en el obispillo. Por su parte, las partes inferiores muestran listas oscuras, de trazado más grueso en la parte superior del pecho, donde parecen concentrarse en una gran mota oscura hacia el centro. El listado se extiende a través de los flancos hacia la cloaca. El vientre y las infracobertoras caudales son lisos. Las terciarias son largas, y aunque no cubren la totalidad de las primarias, éstas presentan muy poca proyección. ¿Cuál de las tres especies se ajusta mejor a este patrón? Veamos una a una.
El gorrión común Passer domesticus es un ave de plumaje más contratado en los machos y más discreto en las hembras. En el caso de los machos, el marrón tiende hacia tonos castaños, más rojizos en algunas zonas y leonados en otras. En el manto destacan unas amplias franjas leonadas, bordeadas de negro, que descienden hacia las escapulares. La nuca y la parte posterior del cuello son lisas y de un tono marrón rojizo. Muestra una llamativa franja blanca en las cobertoras medianas; un panel pardo amarillento en las secundarias con el ala plegada; más proyección primaria; y un llamativo obispillo gris, que en el caso de la fotografía tendría que ser bien visible, cosa que no sucede. Además carece de listado en las partes inferiores grises, con tan sólo el parche negro de la parte superior del pecho formado por el babero.
La hembra, por su parte, es mucho más discreta y uniforme, con tonos marrón grisáceos. No obstante sigue un patrón parecido al del macho, sin listado en partes inferiores y con dos amplias franjas marrón claro y con bordes oscuros a ambos lados del manto. Los rasgos descritos no cuadran con nuestro protagonista. Parece pues que no se trata de un gorrión común.
Las bisbitas son aves esencialmente terrestres y están adaptadas a la vida en el suelo. Sus tonos ocráceos les proporcionan mimetismo, sus patas largas, les permiten corretear entre la hierba, y sus largas terciarias cubren la totalidad de las primarias, protegiéndolas del roce y la abrasión que representa hacer vida en tierra. La posibilidad que planteava dentro de este grupo, era el Bisbita arbóreo Anthus trivialis. Como el ave de la foto, el tono general es marrón claro, con tendencia al beigue o leonado. El manto también está muestra estriado, pero éste aparece como diluido o poco marcado. Cobertoras medianas y grandes son también oscuras, pero muestran un patrón diferente al ave de la foto. Si nos fijamos, vemos que el oscuro no ocupa la totalidad de la pluma, sino aproximadamente el terció final. El oscuro, menos intendo que nuestra ave, surge des del raquis y se extiende hacia abajo, intensificándose gradualmente, es decir, existe un punto de transición, donde los tonos claros se funden con los oscuros. El patrón de nuestra ave es uniforme. Además muestran puntas blancas, ausentes en nuestro ejemplar. Como ya comenté más arriba, las terciarias cubren la totalidad del extremo del ala, y por tanto no existe proyección primaria. Las partes inferiores también están listadas, pero el listado se concentra principalmente en el pecho, siendo muy fino en los flancos y está comnpletamente ausente en el vientre. Hay que añadir que existe un contraste entre los tonos ocráceos de pecho y flancos y el vientre blanco. Con estas características difícilmente puede ser nuestra ave misteriosa.
Si no es un gorrión común ni tampoco un bisbita arbóreo, sólo queda una posibilidad, el Triguero Emberiza calandra. Y en efecto de esta especie se trata. El ejemplar de la foto fue observado en una zona cerealista de Lleida, el pasado otoño. Aquí os dejo con otra imagen suya.