Revista Cine

Solyaris - 1972

Publicado el 08 octubre 2018 por Jimmy Fdz
Solyaris - 1972
Director: Andrei Tarkovsky
Solyaris - 1972Solyaris - 1972Solyaris - 1972Solyaris - 1972Solyaris - 1972Solyaris - 1972Solyaris - 1972Solyaris - 1972
Dos o tres cosas."Solaris" es una película absolutamente fascinante.Es una película no sólo deslumbrante, técnicamente exquisita, sino que también magnética, hipnótica, dueña de una imagen tan estilizada como poética, de una imagen que fluye, que se funde con las que siguen y las que le preceden, de una imagen que te transporta, que te sume en un trance, que te absorbe. Son casi tres horas de duración que se pasan volando, uno no entiende cómo, pero es así, es como un sueño, o pesadilla a veces, una experiencia puramente fílmica. Cuando aparece (cuando se materializa) la esposa por primera vez te quedas con los pelos de punta, la piel de gallina, es a la vez sensual y estremecedor, lo rápido que uno abraza sus fantasías y locuras. Es tremendo. Y cuando llega el momento de ingravidez, o la escena del cuadro... poesía fílmica pura... Qué maldito genio.También es una película de profundas reflexiones, compleja pero a la vez sencilla en como se plantean las cosas. Un sujeto debe viajar a una estación espacial ubicada en Solaris (un planeta o algo así) para evaluar a sus tripulantes y la misión que llevan a cabo, y decidir si es efectivo y necesario continuar con ello. La estación espacial se ubica sobre un océano que en sí mismo es una suerte de entidad extraterrestre inteligente, pensante, que se relaciona de interesantes maneras con los seres humanos, que comienzan a experimentar singulares y desconcertantes cambios. En la estación aparecen personas, personas que es imposible que estén ahí, ya sea porque es altamente improbable que cualquier mortal aparezca de repente en el espacio exterior o porque esas personas visitantes en realidad están muertas, como la esposa de nuestro protagonista. No es misterio alguno que el océano, que Solaris, es quien materializa estas personas desde los recuerdos y las memorias de los tripulantes, lo importante es el desarrollo, lo que hacen éstos ante esos recuerdos vivientes y las cuestiones que surgen de sus cuasi fantasmagóricas presencias, porque ¿son seres humanos propiamente tal?, ¿son simples réplicas huecas, o el flujo de los días les desarrolla sea lo que entendamos por humanidad? ¿Cómo representar de forma tangible lo abstracto? Nuevamente, Tarkovsky desarrolla un fascinante y complejo estudio de personajes, de sus personalidades, psicologías, para reflexionar sobre la condición humana, su esencia (si es que existe) y sus límites, si el ser humano debe o no debe traspasar ciertos umbrales (de ciencia, de conciencia), por el riesgo de verse lenta y dolorosamente desintegrado en un mar de irresistencia, obstinación e incluso apatía, o encumbrado hacia otro estado quizás superior, pero ya inhumano para nuestros estándares e imposible para nuestros ideales; un juego de espejos de múltiples planos, perspectivas y posibilidades, abarcando, sin perderse ni enredarse, asuntos metafísicos, filosóficos y espirituales. Las posibilidades son infinitas. Todo a través de la relación entre el protagonista y su esposa, o la materialización de sus recuerdos de su esposa, que a lo mejor no es la esposa que alguna vez fue, pero es la esposa que tiene al frente y la esposa que comenzará a desarrollar su propia personalidad, sus propias maldiciones, su propia identidad y criterio. ¿Qué es, qué somos? ¿En qué nos convertiremos? Preguntas más desesperadas y desoladas de lo que suenan...Tarkovsky nuevamente nos cuenta una historia sobre personajes entre atrapados y liberados por sus propios sueños, memorias, anhelos, arrepentimientos. ¿Se puede vivir en lo que no es? Su tramo final, digamos su epílogo, resulta extrañamente desolador y pesimista, aunque quizás esa fuera, en primera instancia, la salida más compasiva a mano. Pero no todo se sostiene, ciertamente no las realidades sustentadas en nuestros temblorosos mente y espíritu. Demonios, ¡tantas preguntas, tantos pensamientos, tantas sensaciones!Tarkovsky te encanta (su cine es encantamiento, ensoñación) con sus imágenes, con su parsimoniosa sensibilidad estética... pero te demuele con sus preguntas, con sus silencios, con sus reflexiones...
...¿por qué me demoré tanto en ver Tarkovsky de una vez por todas?...Solyaris - 1972

Volver a la Portada de Logo Paperblog