Ya os conté que me sumaba al reto Somatoline, diez días usando su Reductor Intensivo Noche y nada de dieta o ejercicio, ellos estaban seguros de que solo con el producto íbamos a reducir centímetros.
Llamadme excéptica, pero yo no las tenía todas conmigo, y es que además yo últimamente no es que precisamente cuide mi alimentación.
Vamos, si que la cuido, la cuido demasiado y no me privo de nada, y es que se ve que después de dar a luz a Alex el metabolismo me cambió y coma lo que coma no engordo ni un gramo.
Así que por mi dieta pasan palmeras, donetes, donuts, pizzas, bocadillos y todos esos pecados varios.
¿Que queréis que os diga? No sé cuanto va a durar esto… ¡Tengo que aprovechar!
El caso es que sin mucha Fe me fui para casa con mi Somatoline.
Eso sí, me lo puse todos las noches religiosamente durante diez días.
Y ahí me merezco un diez, porque por las noches estoy tan cansada que hacerlo me suponía un esfuerzo tremendo, aun así lo hice y es que tenía muchísima curiosidad por saber si funcionaba.
Por lo demás todo siguió de la manera habitual, es decir, el ejercicio diario de perseguir durante 24 horas a Alex y sus gateos a la velocidad de la luz, y siguiendo con mis caprichos y un par de celebraciones de cumpleaños (ejem).
El caso es que cuando iba a la segunda cita con la doctora Raquel Moreno sentía la misma sensación que tenía cuando me presentaba a un examen para el que no había estudiado demasiado.
Iba diciendo, igual si hubiera vigilado más la dieta, igual si hubiera ido a correr…
En mi defensa también pensaba que ellos lo habían querido así, ni dietas ni ejercicio.
El caso es que en la consulta de la doctora me quité la ropa y según iba viendo las medidas iba alucinando. A ver, no son espectaculares, pero para no haber hecho nada de nada me parecen la bomba.
Había reducido dos centímetros en uno de los muslos y uno en el otro, otro centímetro en la cintura y atención… Cuatro en la tripa, ¡cuatro!
También os digo que en esa zona es donde más grasa me sobra y es que aquello se estiró mucho en el embarazo y me está costando tonificarlo, así que me ha venido al pelo.
Entonces, ¿Somatoline funciona? Sí, a mí sí.
Y os prometo que os cuento la verdad sobre todo, la verdad sobre el tiempo, la verdad sobre los centímetros y la verdad sobre mi dieta y mi ejercicio.
Así que me planteo… Si lo usas con una dieta más o menos rigurosa y una hora de ejercicio al día, los resultados tienen que ser espectaculares.
Yo lo voy a seguir usando y es que me queda la inmensa mayoría del tarro y no pienso desaprovecharlo.
¿Os lo recomiendo? Pues sí, 100% después de mi experiencia.