Título: Sombras de aguaAutor: Félix G. ModroñoEditorial: AlgaidaAño: 2016ISBN: 978-84-9067-680-6Nº de páginas: 352
Tras haber leído La sangre de los crucificados y Muerte dulce, estaba deseando compartir una nueva aventura con el doctor Zúñiga por lo que no he tardado demasiado en adentrarme en Sombras de agua, la última publicación de Félix G. Modroño y que supone la tercera entrega de esta serie, organizando además su lectura conjunta junto a Laky."Sombras de agua" nos traslada hasta principios del año 1684 para encontrarnos con el doctor Zúñiga en Valencia, ciudad en la que se dispone a embarcar en un galeón que le llevará a la Serenísima República de Venecia para cumplir con una misión diplomática encomendada por la reina madre doña Mariana de Austria. Sin embargo, su fama como investigador y la facilidad que posee para solventar misteriosos enigmas ha traspasado las fronteras, haciendo que el dogo le considere el hombre adecuado para averiguar lo que se esconde detrás de un mensaje anónimo que ha sido depositado en una de las bocas de león que se encuentran repartidas por distintos edificios de la ciudad, y en el que parece recogerse una amenaza vinculada con una trama ocultista para hundir la ciudad. Fernando de Zúñiga deberá investigar quién está detrás de esa nota y si ocurrirán acontecimientos que alteren el devenir de la República, contando para ello nuevamente con la ayuda de Pelayo pero también con la de Elena Corner Piscopia, reconocida por ser la única mujer en el mundo en conseguir un doctorado, y que será quien se encargue de guiarle tanto por el laberinto de canales que forman la ciudad como por la mentalidad veneciana.

Félix G. Modroño
Como os decía, Sombras de agua es la tercera novela de la serie protagonizada por Fernando de Zúñiga y, aunque ya lo he comentado en las anteriores reseñas, vuelvo a incidir en que no es necesario haber leído los anteriores libros para disfrutar de este ya que son historias independientes cuyos finales quedan cerrados. Eso sí, siempre es recomendable ir en orden pues las cuestiones personales sí han ido evolucionando, con lo que todo va a quedar más claro si empezamos por el principio. Además esto nos va a permitir ver la progresión que ha seguido Félix G. Modroño como autor, ya que aunque su primer libro estaba bien escrito, se aprecia un gran cambio entre ambos, más cuando, como es mi caso, se han leído los tres tan seguidos.En esta ocasión, vamos a seguir las andanzas del protagonista a lo largo de cuarenta y nueve capítulos de corta extensión que quedan cerrados en un epílogo final. La historia discurre linealmente manteniendo un ritmo bastante ágil y dinámico, siendo un narrador omnisciente quien nos cuente lo que sucede, la mayor parte del tiempo desde la perspectiva de Fernando de Zúñiga. A estas alturas, ya no es ningún secreto que me gusta mucho como escribe Félix G. Modroño y en esta entrega he disfrutado nuevamente con esa prosa que caracteriza al autor y que, sin perder la sencillez y facilidad de lectura, se aprecia tan cuidada, depurada y elegante. Eso sí, ya decía anteriormente que el haber leído estas tres obras tan seguidas me había permitido apreciar la evolución del autor y, sin desmerecer las dos primeras entregas porque ya os comenté en sus reseñas que me habían encantado, "Sombras de agua" me ha parecido una obra mucho más madura y trabajada.El haber leído La sangre de los crucificados y Muerte dulce nos va a servir de ayuda a la hora de identificar a algunos de los personajes que en este volumen repiten aparición, si bien la mayoría de figuras son nuevas incorporaciones al tener lugar la acción en Venecia, ciudad a la que únicamente se trasladan el doctor Zúñiga y Pelayo. Como en cualquier serie de este tipo, llega un momento en que los protagonistas ya nos son muy familiares, y es lo que me ocurre a mí con Fernando de Zúñiga, un hombre en cuya personalidad he ido profundizando en cada uno de los libros y que se ha ido ganando mi simpatía y cariño por su forma de ser y actuar. A pesar de esto, no va a ser un obstáculo el no haber leído los anteriores volúmenes pues Félix se encarga de volver a perfilar al personaje con el suficiente detalle para que cualquier lector tenga claro el tipo de persona que es, al mismo tiempo que nos va a recordar los hechos más significativos que han tenido lugar en su vida y que han sido decisivos a la hora de convertirse en el tipo de persona que es en la actualidad. Y si en la reseña de Muerte dulce os decía que era Pelayo el personaje en el que había apreciado un cambio mayor, en este caso es en el propio don Fernando en el que esto me ha sucedido, encontrándome con una evolución muy interesante que nos va a mostrar otras facetas que anteriormente el dolor mantenía ocultas.

