“Sombras de identidad” es la segunda secuela de la trilogía “Nacidos de la bruma” de Brandon Sanderson
Desde que empecé la trilogía “Nacidos de la bruma” de Brandon Sanderson las brumas no han dejado de llamarme y, por supuesto, no podía quedarme a medias. Así que ya me he adentrado en “Sombras de identidad”, la segunda secuela o el libro número 5 de esta serie de libros, estandartes de la mejor fantasía actual . Sanderson es como una droga y cada vez engancha más, por lo que sus lectores no podemos parar de devorar su obra sin medida. ¡Vamos a por otra dosis!
“Sombras de identidad” vuelve a estar protagonizado por Wax Landrian, su fiel compañero de fatigas Wayne y Marasi, que ahora trabaja en el cuerpo de policía de Elendel. Ya habíamos conocido a este trío en “Aleación de ley” donde se había dejado entrever un peligro acechante que iba más allá que una simple banda de malhechores y que ahora se confirma con la aparición de un poderoso ente que parece querer sembrar el caos en Elendel. Enfrentándose a mil peligros, Wax y sus amigos no cesan en su empeño por descubrir quién está detrás de los asesinatos que no paran de tener lugar y devolver la tranquilidad a los ciudadanos. Por supuesto, las extraordinarias dotes que poseen algunas personas y otros seres como la alomancia o la ferruquimia serán utilizadas en uno y otro bando, dotando a la historia de esa atmósfera de fantasía y poder a la que Sanderson nos tiene tan acostumbrados.
Si la primera secuela se esforzaba en presentar una nueva sociedad basada en una tecnología incipiente que recuerda bastante a nuestra era industrial y su estructura general, en “Sombras de identidad” se profundiza más en otros aspectos sociales como el de la religión. El lector, que conoce a los héroes de la trilogía original, se sonreirá al descubrir las diferentes religiones que han surgido con el tiempo en torno a las figuras mitificadas de Vin o Kelsier y sus creencias con respecto a su papel en la lucha contra el Lord Legislador y Ruina. Una vez más, esta sociedad está descontenta y de nuevo nos encontramos con un clima decadente y un escenario peligroso en el que el pueblo puede ser la mecha para un gran incendio. A lograr este panorama ayuda mucho la existencia de políticos más que corruptos y una nobleza que se aprovecha de sus privilegios para seguir exprimiendo a la clase obrera. Además, los poderes alománticos también son usados para turbios negocios como aplacar a las personas para que se sientan cansadas y alquilen un coche de caballo o para que paguen para sentirse bien un rato y olvidar por un momento sus miserias.
En este panorama desolador no habrá ni un momento de tregua para los protagonistas, y este libro demuestra un ritmo mucho más ágil y dinámico que los anteriores de “Nacidos de la bruma”, por lo que el lector acaba metido de lleno en una espiral de acción y revelaciones en la que no faltará reencuentros con personajes de la trilogía original ¡Herrumbres!. Como plus extra, este libro presenta un final bastante sorpresivo y que descoloca un poco y deja la puerta más que abierta para más aventuras e incógnitas que desvelar.
Está claro que no pasará mucho tiempo hasta que lea el próximo (y por el momento último) libro de esta serie y luego daré el salto al resto de obras de Sanderson que me faltan por leer (que no son pocas). Mientras me froto las manos por saber todo lo bueno que me espera con este autor, te invito a que te adentres tú también en este maravilloso universo. No te decepcionará.
Y tú. ¿Has leído “Sombras de identidad”?, ¿Te gusta “Nacidos de la bruma”?, ¿Qué es lo que más te gusta de Brandon Sanderson?. Cuéntame...
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