Revista Libros
Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.hislibris.com/
La Esfera de los Libros, Abril 2010
Género: Novela
796 páginas
Esta novela, cuyo título puede llevar a engaño si uno no se fija bien en la letra pequeña, recrea con gran maestría la época de Leovigildo, rey de los visigodos, y de su hijo Recaredo, famoso por haberse convertido al catolicismo y, con él, todo su reino.
La acción se inicia en el año 578. Wylia, hijo natural de Liuva I, vive en Toledo desde la muerte de su padre, en la corte de su tío Leovigildo. Íntimo amigo de su primo Recaredo, recibe la misma educación que él y que otros nobles de alcurnia, entre los que se encuentra Hermenegildo, hijo mayor de Leovigildo. Un desafortunado accidente privará a Wylia del uso de uno de sus brazos, y lo imposibilitará para cumplir su sueño: convertirse en gardingo.
Pero no todo está perdido. Es entonces cuando entra en escena Badwila, un herrero que está forjando una espada para el rey. Guardián de las más antiguas tradiciones de su pueblo, se ocupará de instruir al muchacho en los misterios de una religión que se agota y de prepararle para convertirle en el guerrero que ansía ser. Las piernas y el brazo sano deberán suplir la invalidez del otro, y a reforzarlos dedicará gran parte de su entrenamiento.
Por otro lado su madre, Osoria, que profesa la fe trinitaria en contraposición al arrianismo que él heredó de su padre, insiste en la necesidad de buscar otra ocupación para su futuro. Y para ello, con la anuencia del propio Leovigildo, Wylia pasará algún tiempo en el monasterio de Agali, donde tendrá acceso a una vasta cultura y donde hará amistad con el que luego sería conocido como Isidoro de Sevilla.
Sometido a duras pruebas físicas y mentales, Wylia alcanzará por fin el objetivo de convertirse en gardingo. El manejo de armas apropiadas y el desarrollo de la musculatura del brazo sano y de las piernas, amén de otros accesorios cuyo uso no voy a desvelar, le proporcionarán la habilidad necesaria para la lucha.
Y es ahí cuando comienza el verdadero quid de la historia. Hermenegildo, hijo mayor de Leovigildo, casado con una trinitaria y afincado en Sevilla, decide convertirse al catolicismo y erigirse en nuevo rey. Leovigildo, que hasta la fecha ha logrado cierta tolerancia entre trinitarios y arrianos, no sufre tanto por la renuncia de su primogénito a la religión de sus mayores como por el hecho de su proclamación como rey. Ante tamaña traición la respuesta debe ser contundente, y para ello se prepara un gran ejército.
Es entonces donde la fuerza y el arrojo de Wylia comenzarán a brillar. Apodado Manoseca por quienes no le profesan gran afecto, demostrará su coraje y comenzará a labrarse su propia leyenda.
Ese enfrentamiento entre trinitarios y arrianos que se ha ido explorando a lo largo de la trama, cobra una relevancia especial a raíz de los actos llevados a cabo por Hermenegildo. A partir de ese instante será un protagonista más de la historia, especialmente cuando Recaredo ocupe el trono y se convierta al catolicismo con el objeto de unificar a un pueblo constantemente dividido por cuestiones de religión.
Guillermo Galván recrea con gran acierto todo ese complejo entramado entre trinitarios y arrianos, cuyos máximos exponentes son las figuras de Recaredo y de Wylia respectivamente, y a través de ellos - y de otros muchos personajes - se van a perfilar ambas posturas. El fuego y el miedo serán finalmente quienes forjen los cimientos del catolicismo que hoy conocemos.
Pero no todo es religión y herejía, que la novela cuenta con muchos otros ingredientes igual de suculentos: una buena dosis de aventura, una magnífica ambientación histórica, buenos diálogos y personajes bien trabajados. La prosa, que puede resultar un tanto redundante en ocasiones, es armoniosa y crea una atmósfera de lo más apropiada para sumergirse en un mundo dominado por dioses y espadas.
También es cierto que en algunos momentos las explicaciones históricas, especialmente respecto a hechos acontecidos en el pasado más próximo, pueden avasallar al lector, pero no es menos cierto que a menudo resultan indispensables para entender los sucesos que tienen lugar en ese presente histórico. Y como tal, pese a resentir un poco el ritmo, son sumamente interesantes.
En definitiva, y para terminar, debo decir que Sombras de mariposa me ha parecido una novela fascinante, donde se lleva a cabo, además, una revisión de la figura del mítico Recaredo de lo más sugerente. Sólo añadir que cerré sus páginas con esa nostalgia que te invade cuando te conviertes en cómplice de una buena historia. Una sensación que, seguro, todos conocéis bien.