Sombras en la muerte de Bin Laden

Es posible que me esté volviendo suspicaz y vea fantasmas donde no los hay; sin embargo, de un tiempo a esta parte dudo, a priori, de las versiones oficiales que nos ofrecen desde el poder establecido, en muchos casos con más sombras que luces. La intervención de Estados Unidos en Paquistán, que se ha saldado con la muerte de Osama Bin laden y otras cuatro personas, presenta interrogantes no aclarados por el presidente Barak Obama, en una comparecencia ante la prensa mundial, organizada no para informar de los detalles de la operación sino más bien para fomentar el patriotismo de barras y estrellas, asi como para apuntalar la imagen del inquilino de la Casa Blanca, que atraviesa sus horas más bajas en cuanto a nivel de popularidad se refiere.  No sabemos si los responsables de la muerte de Osama Bin Laden son miembros de la CIA o militares, pero parece que a nadie le importe.   Es posible que me equivoque, pero tengo la impresión de que había órdenes de ejecutar al jefe de Al Qaeda, en lugar de detenerle y ponerle a disposición de la justicia, tal vez para evitar que hablara de su pasado, de la identidad de quienes le suministraban las armas o financiaron sus actividades. Sorprende la falta de transparencia en una intervención como ésta, perpetrada en un país extranjero, presuntamente sin su autorización, y en la que sólo hay víctimas en uno de los bandos, mientras nadie resulta tan siquiera herido en el otro.  Alguien tendrá que explicar algún día las razones por las cuales el cuerpo fue lanzado al mar, sin que se le practicara una autopsia independiente. Nos quieren hacer creer que fue una muestra de respeto a la tradición islámica, pero una mentira tan burda no se la tragan ni ellos mismos. Nos han engañado tantas veces, que piensan que pueden hacerlo otra más. No sé por qué pero algo huele muy raro en este caso y sólo cabe esperar que Wikileaks nos desvele los detalles y la letra pequeña, y ojalá sea más pronto que tarde.