Jamás me hubiera dado por leer este libro si la editorial (Ediciones B) no me hubiera enviado el 2º de la serie de este comisario, Gereon Rath. Siempre me pasa con las novelas negras: cuando una me llama la atención, resulta que es el número tropecientos de una serie de un detective y al final paso de todo porque no me apetece leerme un porrón de libros antes del que realmente me ha llamado la atención. Así que, aprovechando que en esta ocasión solo había uno por delante del mío, lo pedí hace unos meses a Popular libros, y aquí estamos.
Gereon Rath es comisario en Berlín y trabaja para la Brigada de Costumbres. En Colonia había estado en Homicidios, y tal degradación a Costumbres se debe solo a que cometió un error y debía salir de Colonia como fuera, y Costumbres era la única opción que se le presentó. ¿Qué es la Brigada de Costumbres?, os preguntaréis. Pues bien; estamos en 1929 y hay una parte de la policía que se dedica a perseguir a los comunistas, por un lado, y a la pornografía y locales al sexo y lujuria, por otro. No es que sea un trabajo interesante para un policía, como os podéis imaginar.
Rath se lleva muy bien con su jefe y compañeros pero pronto tiene lugar un asesinato un tanto especial: en Homicidios nadie conoce al muerto y no son capaces de dar con su identidad ni avanzar en el caso, y resulta que Rath, por pura casualidad, sabe quién es y decide investigar por su cuenta y en secreto para resolver el caso, lograr un ascenso y poder volver a ser comisario en Homicidios. ¿Hace bien un policía en trabajar solo, cuando se supone que forma parte de un equipo y debe cooperar con sus compañeros? A mí me parece que es un poco chulito este Rath, pero tiene su punto. Por supuesto, cometerá muchos errores y la trama dará muchos giros con las meteduras de pata de Rath, y es lo que hará la lectura interesante.
No os voy a engañar: las novelas negras no son mi fuerte, y un poco menos todavía si son de épocas pasadas, cuando no se disponía de la tecnología que tenemos ahora para identificar ADN y ese tipo de cosas. Aún así, esta novela ha conseguido mantenerme en vilo… pero solo pasadas más de 100 páginas. Es decir, que al principio se me hizo muy cuesta arriba, con tanto nombre raro en alemán y en ruso, con tanta prohibición de las manifestaciones comunistas y que no pasara realmente nada digno de mención. Luego, cuando encuentran al muerto del que os hablé, la cosa comienza a ponerse interesante y, al pifiarla Rath tantas veces, ya coge mucho ritmo y piensas que mereció la pena hacer un esfuerzo al leer el principio del libro.
Gereon Rath es un personaje bastante común en las novelas negras; siempre los detectives protagonistas son algo introvertidos, con problemas para llevar una vida privada normal y poco dados a hacer amigos. Rath es así también, pero el hecho de que sea nuevo en la ciudad y de que le hayan dado un trabajo de poca importancia le hace interesante a ojos del lector. Además, ya os digo que mete mucho la pata en su trabajo y, tras el primer cadáver, aparecerán otros… y algunos precisamente eran los que Rath tenía por asesinos. Vamos, ¡un desastre de detective!
El autor nos habla de Berlín en la épcoa de entreguerras, vemos que allí hay muchos refugiados comunistas rusos, que no son bien recibidos en ninguna parte, y que en el ambiente no se respiran más que prohibiciones de todo tipo, algunas con poco sentido, dicho sea de paso. Mientras lo leía pensaba que tenía que leer algo más sobre el periodo de entreguerras, pues sé muy poco de esos años, y parece que no se entera una de todo lo que está pasando.
En todo caso, a los amantes de la novela negra creo que les gustará, con tantos giros y tramas. Es muy descriptivo pero se agradece y, quitanto el principio, que se hace bastante aburrido, es un libro interesante.
Dejo los datos de mi edición en rústica, pero hay otra en formato librino que cuesta la mitad.
Tïtulo: Sombras sobre Berlín (1º Gereon Rath) Autor: Volker Kutscher Editorial: B Encuadernación: Tapa blanda con solapasISBN: 978-84-666-3749-7 Páginas: 530 Precio: 20 € Propósito personal: No lo cumple RETO 2012: Berlín