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- Elcansancio, me mata, Nunca fui dormilona, pero recuerdo los primeros meses, en un constante cansancio, llorar por las esquinas por ese sueño que no puedes tener, por ese descanso que se necesita y no hay manera de recuperarlo. Hoy por hoy con 18 meses de vida de Lola, puedo decir, que aunque estoy más recuperada, noto que cada día, me pesa, tengo sueño y cansancio, ahora por las carreras que la niña me obliga a dar.
- La tristeza de los primeros meses. Sí creo que tuve depresión postparto, porque la tristeza achacada al cambio de vida y movimientos hormonales, fueron más de quince días. Sentirme mal, por sentirme triste, qué locura.
- Sentir que ya no existes para los demás, que la primera de todo es Lola, ella es la que más importa y muchos en vez de preguntarte como te encuentras, preguntan por ella. Pero no sólo es que no existas para los demás, sino también para una misma. En mi caso, mi total abandono, me ha llevado a situaciones y momentos duros, que al cabo del tiempo, me han hecho reflexionar sobre que esto debe cambiar.
- La culpabilidad, es esa emoción, ese sentimiento, que desde el día 0 vuela sobre mi cabeza y mi corazón. Me siento culpable, cada vez que dejo a Lola en la escuela infantil o con mis padres, o cuando me surge alguna cosa por la que tengo que posponer estar con ella.
- Las críticas. Convivir con críticas y presiones por parte de otros. Que no creo que sea mal intencionado, pero desde luego han dolido mucho y me han hecho pasar momentos de desesperación porque me he visto entre la espada y la pared en muchas ocasiones.
- Mi cuerpo, deformado, por haber tenido un hijo. Una barriga muy grande, con un sobrepesoque me está trayendo problemas, como lumbalgias, contracturas y una fascitis plantar muy dolorosa.
- Un sentimiento de soledad constante, primero porque las preocupaciones de madre, a veces no son entendidas por otras personas que no están viviendo lo que yo. Amigos que no entienden lo que me pasa, hace que me sienta incomprendida y aislada. Los amigos huyeron, a otros mundos, debe ser que no quieren oír hablar de la teta, o de las cacas de la niña. O que no asumen que no podemos salir a cenar, sino hacer una merienda en casa, e irse prontito porque Lola tiene horario infantil. Así que muchos de mis amigos han huido
- Dependencia, de mi hija, hacia mi, que a veces me agobia y que me deja sin respirar, por no tener mi propio espacio. A veces me he visto en la situación de tener que ir al baño con ella y no poder estar tranquila, como en el caso de la imagen.
Encontrado en Pinterest
- Me siento más mayor, más vieja, nuevas arrugas y cara de cansada.
- Las tendencias de la maternidad, los extremos que nunca me han parecido solución. Personas que te presionan para que sigan sus ideas, porque están convencidos de que es lo mejor. Esa sensación de no estar de acuerdo ni con unas ni con otras y por eso también sentirte a veces fuera de lugar.
- Sentirse débil, por las inseguridades, por las preocupaciones y por las críticas de los demás.
- La relación con mi pareja, viene y va. Tiene momentos de estar muy bien y otros de estar fatal. La falta de comunicación entre nosotros, no ayuda en absoluto.
- La bipolaridad,sentir que quiero a mi hija y en otros momentos, cuando tiene rabietas, quererla lo más lejos posible o dar el relevo a otro. Días en los que pienso que tener a Lola ha sido maravilloso y otros que qué he hecho con mi vida.
- La gestión del tiempo, cuando Lola se pone malita, o cuando surge algún contratiempo y tenemos dificultades para conciliar la vida laboral y familiar. Hacer un tetris, para encajar nuestros horarios y encontrar el punto en el que ninguno salga perjudicado.
- Olvidarme de muchas cosas, desde que me quedé embarazada, todo se me olvida y aunque llevo la agenda hay cosas que se me escapan.
- No permitirme ponerme enferma, procurar estar tan sana como un roble, porque aunque tenga fiebre, tengo que cuidar a Lola. Es un auténtico suplicio estar mala y estar con ella, no por ella, sino porque no tengo fuerzas para hacer nada.
- A veces ir al pediatra y al médico que corresponda y sentir que soy una exagerada.
- Abandonar mi profesión y dedicarme a cosas que no tienen nada que ver, pero me permiten sobrevivir profesionalmente.