Ayer, como todos los inviernos, volví a pasarme por las marismas de Santoña en compañía de mis amigos Jesús Menéndez, Germán Ibarra y Toño Lastra. Esta vez nos falló Jon Hidalgo, que estaba de salida marina desde Bermeo, donde no les fue nada mal. Otros años solíamos quedar a finales de año, pero debido a las inusuales condiciones meteorológicas, con un viento sur casi continuo y con temperaturas superiores a 20ºC durante casi todo diciembre, el estuario estaba prácticamente desierto y preferimos retrasar la salida unas semanas. Y no fue mala decisión, ya que con la llegada de los primeros frentes fríos del año, la marisma se llenó de aves, algunas muy poco comunes en los últimos inviernos.
Cuando llegué, Jesús y Germán ya habían localizado al Somormujo cuellirrojo (Podiceps grisigena) que ya lleva unos diez días por allí y que es una especie bastante rara, sobre todo últimamente. Eran las 9:30 de la mañana y aún hacía bastante frío y viento, lo que no parecía agradarnos mucho a ninguno. Unas horas más tarde, cuando calentó un poco y paró el viento, el somormujo entró en el puerto y se mostró mucho más confiado, moviéndose tranquilamente entre los pantalanes y dejándose fotografiar a placer por todos los que nos encontrábamos allí.
Buceaba continuamente en busca de comida, y con bastante éxito ya que lo pudimos observar en varias ocasiones aparecer en la superficie con peces de la familia de los blénidos, que se esconden entre las algas del fondo.
Somormujo cuellirrojo
Después de robarle el alma al somormujo con tanta foto, nos fuimos hasta la otra orilla, hasta el puerto de Laredo, a ver si nos encontrábamos con uno de sus parientes, un zampullín cuellirrojo (Podiceps auritus) que también se estaba viendo los últimos días por allí. Y también hubo suerte, ya que aunque tardamos en encontrarlo al final apareció nadando entre los pantalanes.
Zampullín cuellirrojo
El zampullín cuellirrojo es mucho menos común que el cuellinegro (Podiceps nigricollis) y aunque hay un mínimo de 5 individuos invernantes este año, la tendencia de los últimos años parece ser negativa. al igual que en el resto del Cantábrico.
Gaviota cáspica junto a un juvenil de gaviota sombría
Lo que sí fue una sorpresa, al menos para mi, fue encontrarnos con una Gaviota cáspica (Larus cachinnans) de primer invierno entre las patimarillas y sombrías del puerto. Tengo que admitir que soy muy malo identificando gaviotas raras, sobre todo si son jóvenes, así que seguramente ésta me hubiera pasado desapercibida si no me la hubieran enseñado, pero una vez vista junto a otras gaviotas, es cierto que hay varios rasgos que la identifican, como la forma de la cabeza y el pico.
Después de la visita a Laredo, regresamos a Santoña, ya que habíamos reservado una excursión en barco por el estuario con Aves Cantábricas. En estas excursiones, que recorren gran parte de la reserva, se pueden ver la mayoría de especies que están estos días por el estuario. Y como en otras ocasiones, la excursión no defraudó.
Alca común
Al poco de salir del puerto ya vimos las primeras alcas, que con los temporales de los últimos días habían entrado a refugiarse a la ría. La mayoría de los ejemplares eran jóvenes que es lo normal durante la invernada en el Cantábrico, pero también vimos varios adultos, uno de los cuales aprovechó para darse un baño después de haber llenado el estómago.
Seguramente, las estrellas de los últimos años en Santoña sean las Barnaclas carinegras (Branta bernicla). Hasta hace poco tiempo, solo unos pocos ejemplares pasaban aquí el invierno, pero desde hace un par de años, el número de invernantes fue aumentando exponencialmente y actualmente cerca de 400 ejemplares pasan los meses fríos aquí.
Las barnaclas, que durante la pleamar pasan el tiempo descansando en los prados cercanos, vuelan al bajar la marea hasta las zonas que se van descubriendo, ya que las praderas de zoostera en las que se alimentan van quedando accesibles. Es entonces cuando se reunen formando grandes grupos y se las puede ver y escuchar mientras interaccionan entre ellas.
Colimbo grande (Gavia immer)
Serreta mediana (Mergus serrator)
Zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis)Somormujo lavanco (Podiceps cristatus)
Además de las barnaclas, pudimos ver a la mayoría de las especies habituales: unos cuantos colimbos grandes de los 17 que se han censado estos días, un colimbo chico (Gavia stellata), muchos zampullines cuellinegros, varios somormujos lavancos, algunos de ellos mudando al plumaje primaveral, un par de tarros blancos (Tadorna tadorna), garzas reales (Ardea cinerea), Garcetas comunes (Egretta garzetta), Espátulas (Platalea leucorodia) un par de Garcetas grandes (Ardea alba) y grandes bandos de ánades silbones (Anas penelope) que se mezclaban con Azulones (Anas platyrhynchos), Ánades rabudos (Anas acuta) y otros patos en menor número. Y por supuesto limícolas, cientos de Chorlitos grises (Pluvialis squatarola), correlimos comunes (Calidris alpina), chorlitejos grandes, andarríos y otras muchos, volaban de un lado a otro para posarse en el lodo a alimentarse.
Cuando ya nos íbamos, un par de grupos de Ánsares comunes (Anser anser) que en total sumaban unos 50 ejemplares pasaron volando sobre nuestras cabezas. Pronto regresaran al norte, a sus lugares de reproducción, pero mientras tanto seguirán por la marisma, como todos los años, aprovechando las condiciones de tranquilidad de las que gozan aquí, lo que no ocurre en otras zonas de más importancia para la especie, como las lagunas palentinas y zamoranas, donde aunque parezca increíble todavía se puede cazar esta magnífica especie.
Sin duda la Marisma de Santoña es uno de los mejores humedales del Cantábrico para la invernada de aves acuáticas, seguramente el mejor, de importancia mundial para algunas especies, como la espátula. Un lugar que no defrauda nunca y al que siempre dan ganas de volver, y si es en compañía de buenos amigos, mucho mejor.
NOTA: haced clic sobre las fotografías para verlas mejor.