Hace un par de fines de semana estuvimos en un taller superchulo, no sé exactamente cómo lo nombraban pero era sobre los cavernícolas.
El taller tenía lugar en un centro de interpretación de la naturaleza al que solemos ir de vez en cuando porque hacen muchas cosas para las familias, en esta ocasión empezamos la actividad en una salita pequeña porque la grande que es donde se hacen las actividades habitualmente estaba convertida en una caverna.
Lo primero que hicimos fue caracterizarnos como verdaderos hombres y mujeres de las cavernas para lo cual lo primero fue fabricarnos unos collares como el que se ve (más o menos) en la siguiente fotografía. En aquella época los adornos se fabricaban con huesos, conchas, colmillos,... y eso es lo que hicimos con goma eva. La bruja mayor fue capaz de hacerlo prácticamente sola excepto los nudos que separaban una figura de otra, a la pequeña sin embargo se lo tuve que hacer yo.
Seguido lo que hicimos fue vestirnos con "pieles", en esta ocasión utilizamos bolsas de disfraz como si de pieles se trataran dando nudos por aquí y por allá. De esta parte no tengo fotografía porque fue un guirigay de niños y no se ve nada.
Mientras esperábamos a nuestro turno para la parte estrella del taller estuvimos pintando unos dibujos de naturaleza y como a las dos brujas lo de pintar les encanta se les pasó el tiempo de espera muy rápido.
Éramos las últimas pero llegó el momento de entrar en la caverna... La ambientación era tan genial que a unos cuantos niños les dio incluso miedo y no entraron y en nuestro caso tuve que entrar yo con ellas.
Estaba totalmente a oscuras, teníamos que ir de rodillas para no darnos con el techo (de papel) hasta llegar a la zona más amplia donde un monitor nos esperaba con una pequeña luz. Se oían ruidos de ambiente, una mezcla de los diferentes animales que pululaban fuera de la cueva dando un ambiente mucho más real.
El monitor (majísimo y al que se le notaba que disfrutaba con su trabajo) nos estuvo explicando cómo dibujaban en las paredes nuestros ancestros, qué colores utilizaban, que tipos de escenas se representaban, cómo firmaban, cuáles son los animales de nuestra zona que son los que representaríamos en nuestra cueva,... Las brujas estuvieron totalmente atentas. Y llegó el momento de ponernos manos a la obra. ¿Qué niño no daría lo que fuera por pintar con las manos en la pared? Gozada 100%
Y en la siguiente foto el resultado...
Una verdadera obra de arte rupestre.
Por supuesto ambas calificaron el taller con una carita sonriente, no me esperaba otra cosa.
Aunque para nosotras fue un taller guiado es algo (o por lo menos una idea) para poder llevar a cabo estas tardes de invierno en casa, evidentemente nadie habla de pintar en la pared pero sí como se organizó allí cubriéndola de papel estraza, y por supuesto luego a la bañera.
¿Os animáis a ser cavernícolas por un rato?