Somos imbéciles

Lo siento por emplear el 'somos', la verdad es que me daba vergüenza titular esta reflexión "Soy imbécil", porque quedaba la cosa como un poco expuesta a la soledad que siempre influye algo en el miedo.
Así es que pido disculpas por si algunas personas que me estáis leyendo os sintáis también solitarios. Y paso sin más preámbulos a lo que de verdad me hace imbécil. Tampoco es un secreto que guarde en mi supuesta soledad.
No penséis que voy a hacer un repaso (de esos que de vez en cuando me gustan hacer), no, esta vez no voy a repasar nada de las actuaciones de los políticos que  en general nos suelen poner muy contentos.
Pues no, esta vez no me voy a meter con sus frases, algunas incongruentes que a fuerza de escuchar en diferentes medios de comunicación incluso nos hacen a veces sonreír, y eso también, nos viene bien para la salud, o al menos eso dicen los expertos.
Tampoco voy a meterme con los expertos, incluidos a los que llaman con cierto eufemismo 'sabios', no, tampoco quiero hablar de esta 'especie' tan especial pues la mayoría nos dejan con la boca abierta por la supuesta ignorancia que al parecer padecemos (según ellos) muchos mortales.
Tampoco os voy a comentar la sorpresa que me producen los que nos dirigen nuestras vidas con esos Reales Decretos Leyes, Leyes, Órdenes,  y toda una pléyade de 'burrocracias' como de TBO, que ahora es el  BOE, si también tres letras, pero muy distintas a las del maravilloso cómic (ahora se dice así) que nos 'regalaban' con sus historias  que nos ocurrían en aquellas jornadas llenas de excursiones al campo con merienda incluía de tortilla de patata y filetes empanados que las madres hacían con verdadera maestría, para solazarnos en esas tardes soleadas de los sábados.
Y llegado este momento del relato apolítico, me doy cuenta que no somos imbéciles, que los imbéciles son los que creen que somos imbéciles.