Revista Opinión

Somos negacionistas y dudamos de todo

Publicado el 04 mayo 2021 por Franky
Ser negacionista no significa sólo rechazar la existencia de la pandemia y la eficacia de las vacunas. Los negacionistas en España somos una especie que crece como la espuma, que negamos la opresión, el abuso de poder y la decencia de los que mandan, que rechazamos la injusticia reinante y que no nos fiamos de lo que dicen los poderosos y sus medios de comunicación comprados. Ser negacionista en España, mas que una postura ante la vida, es una técnica de supervivencia, un salvavidas para librarse de los desmanes, abusos e iniquidades del poder político. Los políticos y los medios condenan a los negacionistas como si fueran delincuentes. Y sin embargo ser negacionista es lo lógico y lo decente en un mundo inestable y lleno de mentiras, que ha sido privado de cimientos, certezas y seguridades. Quien no posea una dosis de negacionismo en un mundo como el nuestro es, probablemente, un ingenuo desinformado o un poco imbécil. A muchos no nos gusta ser negacionistas, pero no nos dejan otra opción que "negar" muchas cosas porque estamos hartos de que nos mientan y engañen. No confiamos en nada porque la autoridad ha asesinado las certezas y ha sembrado el mundo de dudas y confusiones. No creemos en los gobiernos que mienten, roban y propagan la injusticia. No creemos que los impuestos sean utilizados con decencia. No creemos que la Justicia sea independiente. No creemos que la democracia exista en países como España. No sabemos nada de nuestros líderes porque son opacos y falsos. Somos negacionistas porque no nos dejan otra opción. Muchos nos hemos vacunado porque hemos decidido arriesgarnos, pero entendemos a los que no se atreven a hacerlo porque nadie ha sido capaz de darles las certezas que necesitan para poner el brazo sin miedo. Las mentiras y las verdades se mezclan en una danza encriptada que nadie sabe descifrar. ¿Será verdad que el ARN mensajero altera la genética? ¿Acaso se conocen los efectos secundarios de las vacunas anti Covid a medio y largo plazo? ¿Producen trombos o no? ¿Cuánto dura la inmunidad? ¿El virus es natural o creado por el hombre?. Demasiadas preguntas sin respuestas creíbles, demasiados charlatanes sin credibilidad hablando por televisión. --- Somos negacionistas y dudamos de todo Somos negacionistas porque no hay otro camino para sobrevivir. Si te crees todo lo que te dicen, te vuelves loco. Antes. la autoridad gobernante tenía prestigio y credibilidad, pero hoy los miembros de muchos gobiernos son casi delincuentes. Los políticos eran líderes, pero hoy, atiborrados de privilegios inmerecidos y de mentiras, se han convertido en basura y medio mundo sospecha de que lo que ellos dicen siempre es mentira.

El negacionismo es tan viejo como la desconfianza frente a los poderosos. Recuerdo que cuando empezaba mi carrera como periodista internacional, mis colegas anglosajones me enseñaron mucho del oficio. Dos de sus enseñanzas fueron estas: "El verdadero periodismo es publicar lo que el gobierno no quiere que publiques" y "Si quieres saber si una noticia es cierta, espera a que el poder la desmienta. Entonces seguro que es verdad".

Uno de los deberes clásicos del poder político era proporcionar seguridad a los ciudadanos, pero hoy proporcionan inquietud, miedo y sospecha. Son tantas las mentiras, engaños y estafas del poder que si te dicen que hay pandemia muchos dudan que sea cierto; si te confinan en tu casa es lícito pensar que es para que ellos gobiernen sin resistencia; si te piden que te vacunes, muchos pensarán que te quieren matar; si te anuncian una subida de impuestos, muchos pensamos que es para robar más.

No nos fiamos de los medios de comunicación porque muchos de ellos están comprados por el poder, a los que pagan con mentiras oficiales, ocultamiento de verdades y análisis interesados, ni nos fiamos de los médicos, ni de las vacunas, ni de las compañías farmacéuticas, ni de las noticias, ni de las promesas.

Ante este panorama, los negacionistas somos ya millones. Tenemos derecho a negar lo que nos dice el poder porque el poder demuestra con frecuencia que es mentiroso, miserable y hasta delincuente.

Ahora nos enteramos que el gobierno oculto durante dos semanas que dos escoltas de Pablo Iglesias apalearon a la policía en el mitin de VOX en Vallecas que la izquierda reventó a pedradas. Todavía no sabemos que había en las maletas venezolanas que recibió el ministro Ábalos en Barajas, mientras que el gobierno se niega a informar sobre muchas de sus actividades y gastos, violando así la transparencia que debe presidir la democracia. La gente, ante ese abuso indecente, tiene derecho a pensar que el gobierno es un mentiroso desleal y a hacerse negacionista. La moralidad del poder ha saltado por los aires y el respeto a los ciudadanos se ha hecho añicos.

Si te mienten y ocultan cosas importantes, es lógico negar todo lo que los sinvergüenzas nos digan: que hay pandemia, que no hay vacunas suficientes, que las vacunas curan, que hay que subir los impuestos, que hay democracia en España, que la ley es igual para todos o que los políticos son honrados.

Cuando se desmoronan las certezas la civilización se derrumba porque ha perdido los cimientos, y todos sabemos que los que han dinamitado las certezas y seguridades son los poderosos, convertidos en basura corrupta y en promotores de la mentira, el engaño, la usura y la más nauseabunda corrupción.

Hasta Dios, que era la certeza suprema, está siendo erradicado y lo quieren sustituir por un Estado que muchas veces en la Historia ha demostrado ser un asesino. La oscuridad lo domina todos y la humanidad, privada de certezas, camina como un zombi.

Los partidos políticos han dejado de trabajar por el bien común y se dedican a repartirse el botín del poder. Sus miembros no son ejemplo de nada, ni merecedores de respeto. Se han convertido en escuelas de corruptos y depredadores ante las que el pueblo siente cada día más asco.

Ante ese panorama, ¿Quién no es negacionista? Por mucho que neguemos, siempre nos quedaremos cortos porque si se analiza la Historia humana, la incredulidad y la duda han sido siempre las defensas naturales frente a farsantes, estafadores y delincuentes.

Francisco Rubiales


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