Revista Ciencia

Somos nuestra memoria

Por Carlos Carlos L, Marco Ortega @carlosmarco22

Somos nuestra memoria

Si bien la memoria no es una capacidad exclusiva de los homo sapiens sapiens, somos quienes más la hemos desarrollado, ya que nos ha permitido evolucionar como la más compleja de las especies, crear sociedades e, inclusive, nos llevó a estudiar nuestro propio cerebro.

A través de la memoria, el sistema nervioso codifica, organiza y almacena sucesos pasados, que luego podemos recordar tan vívidamente como si se experimentaran nuevamente. Cada situación que vivimos, inexorablemente, se entreteje con nuestros recuerdos, y el significado de las personas, elementos y situaciones del presente dependen, de algún modo, de nuestros saberes y experiencias previas, es decir, de la memoria.

Debido a su valor en nuestras vidas siempre fue de interés su estudio, que puede abordarse desde muy distintas ópticas (molecular, celular, neuroquímica, anatómica, evolutiva, neuropsicológica, etc.). Nuestra memoria tiene ciertas limitaciones, ya que es imposible acordarse de todas las cosas que deseamos. Muchos de los recuerdos que se activan dependen del contexto ambiental, de la frecuencia de activación de los mismos y de cómo se produjo su consolidación.

Cada vez que recordamos teñimos nuestras evocaciones con la emoción de ese momento, y es posible reformar la manera en que interpretamos el pasado con los nuevos conocimientos adquiridos. Podemos decir que la base de nuestra memoria se encuentra en nuestro cerebro, formado por unas mil millones de neuronas. Cada una de ellas crea, a su vez, unos 10.000 vínculos con otras neuronas, lo que asciende a más de un billón de conexiones.

Aunque a ciencia cierta aún no es posible conocer la capacidad de la memoria del cerebro, algunos de sus estudiosos se animan a decir que tendría entre 8 y 18 veces más espacio para acumular información que si juntamos todos los datos acumulados en YouTube, Amazon y la librería del congreso de los Estados Unidos, para que nos demos cuenta de todo su potencial.

Además, el cerebro tiene excelentes algoritmos de compresión de datos, punto esencial que le permite almacenar aun mucha más información de la prevista inicialmente. Ciertos recuerdos participan de más detalles, ocupando por ello más lugar. Otros se olvidan, liberando espacio para la adquisición de nueva información. En términos prácticos, la memoria es la expresión de que ha ocurrido un aprendizaje, de ahí que los procesos de memoria y de aprendizaje sean difíciles de estudiar por separado. Asimismo, están presentes en otras cuestiones, como la percepción sensorial, emociones y lenguaje, lo que hace que los especialistas encuentren dificultad para referirse a alguno de ellos con independencia del otro o para discernir su presencia o participación específica en una función cerebral o conductual.

Tipos de memorias:

Si bien la memoria es una sola, es posible dividirla para su estudio en razón de diversos criterios: Genéticas - Adquiridas / Implícitas (no declarativa) - Explícitas (declarativa) / Corto plazo-largo plazo / Corto plazo sensorial o inmediata - Corto plazo simple o primaria - Corto plazo operacional (cognición ejecutiva) / Largo plazo: semántica, episódica y autobiográfica.

Genéticas - Adquiridas:

La primera gran división que encontramos es la diferencia entre las memorias genéticas y las memorias adquiridas. Si uno se hiciera la pregunta ¿cuál fue la primera memoria en aparecer durante el largo camino evolutivo?, la respuesta debería señalar a la genética.

Genética: confiere una memoria de la historia de una especie. Su influencia se extiende desde los seres vivientes sin sistema nervioso, como por ejemplo una ameba, hasta todas las especies con cerebro que hayan existido. Es imposible ignorar el gran influjo que tienen los reflejos y sobre todo los instintos y automatismos a la hora de determinar la conducta aun de seres tan evolucionados como el homo sapiens-sapiens.

La adaptabilidad de las memorias del ADN se debe al conjunto de procesos químicos medioambientales que modifican su actividad pero sin alterar su secuencia ―epigenética, término acuñado por Conrad Hal Waddington en 1942 para referirse al estudio de las interacciones entre genes y ambiente que se producen en los organismos―. La idea que se tenía hace pocos años de que los seres humanos y los demás organismos son sólo fundamentalmente lo que está escrito en nuestros genes desde su concepción. La epigenética reinterpreta conceptos conocidos y devela nuevos mecanismos por los cuales la información contenida en el ADN de cada individuo es traducida de distintas formas.

Adquiridas: cuando aparecieron los sistemas nerviosos nació la posibilidad de incorporar nueva información en cantidades y formas variables, dependiendo de las características y el tamaño del cerebro. Esto fue excelente para la supervivencia, pues esta nueva modalidad de memorias adquiridas generó muchísimas más chances de las que brindaba la plasticidad del ADN. Las diferentes variedades no aparecieron todas de golpe sino que lo hicieron de forma paulatina hasta dar forma definitiva al árbol de la memoria.

Implícitas (no declarativa)- Explícitas (declarativa):

La segunda de las grandes divisiones se encuentra entre las memorias implícitas y explícitas. Éstas se pueden definir de la siguiente manera:

Implícita (no declarativa): se vincula con modos de aprendizajes básicos, como lo son la habituación, sensibilización, aprendizaje perceptivo, condicionamientos y aprendizaje motor. Los estudios más importantes sobre los mecanismos moleculares de la memoria provinieron de investigaciones relacionadas con las formas más elementales de la memoria no declarativa en animales invertebrados con un sistema nervioso muy simple, conformado sólo por entre 20.000 y 100.000 células. El ejemplo más representativo es la Aplysia, aunque también se utilizan otros organismos como la Drosophila. Los aportes más destacados pueden resumirse en la demostración de los ensambles celulares mínimos requeridos para el aprendizaje más elemental, así como los mecanismos moleculares y neuroquímicos responsables de la memoria de corto y largo plazo. De la memoria implícita puede decirse que es rígida y perdurable en el tiempo. Está relacionada con aprendizajes filogenéticamente antiguos, asociados a la adaptación y supervivencia de cada especie. No resulta fácil de verbalizar.

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Explícita: es la recolección consciente e intencional de información. Se pone de manifiesto constantemente en la vida diaria, como, por ejemplo, al momento de recordar la hora de una cita o un suceso ocurrido hace años. Es el almacenamiento cerebral de la memoria semántica (hechos) y la memoria episódica (eventos). Es fácil de declarar verbalmente o por escrito (memoria declarativa).

Las memorias implícita y explícita no son siempre independientes una de la otra. En los organismos superiores se observa una considerable influencia mutua. Los recuerdos o conductas inconscientes (implícitas) pueden ser modulados y modificados por la memoria consciente (explícita) y los recuerdos explícitos suelen tener muchos componentes de memoria implícita.

Corto plazo-largo plazo:

La otra gran categoría está constituida por las memorias de corto plazo y largo plazo.

Corto plazo: su característica es el poco tiempo de almacenamiento de información (segundos o minutos), debido a modificaciones temporales de las moléculas preexistentes que alteran la eficacia de la transmisión sináptica en las redes neurales plásticas que procesan la información. Esto hace que pueda afectarla cualquier interferencia. El relato más común con el que se la asocia es el recordar un número de teléfono sólo durante el tiempo que lo marcamos. Su almacenamiento es menor a una docena de dígitos.

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Se puede considerar la existencia de 3 tipos de memoria de corto plazo: la memoria sensorial o ultracorta, la memoria de corto plazo simple y la memoria de corto plazo operativa.

1.- Memoria sensorial o ultracorta: registra la información que proviene del ambiente, imágenes, sonidos, olores, sabores y el tacto de las cosas durante un tiempo muy breve, pero suficiente para que esta memoria sea transmitida a la de corto plazo en caso de ser relevante. Existe un subsistema para cada sentido, también la duración de la información depende del sentido involucrado. La memoria sensorial visual es comúnmente referida como memoria icónica y la memoria sensorial auditiva es conocida como memoria ecoica. Se sigue considerando que la memoria sensorial opera dentro de un periodo de tiempo aproximado (por debajo de un segundo), por lo que puede considerarse que su vida útil es extremadamente corta. También se caracteriza por estar fuera del control de la conciencia (es decir, se activa de forma automática y espontánea).

2.- Memoria de corto plazo simple: su función es organizar y analizar la información, además de interpretar nuestras experiencias. Generalmente se la considera como un almacén de información pasajera, lo que no implica ningún tipo de manipulación u organización del material retenido en la memoria.

3.- Memoria de trabajo: es un constructo teórico relacionado con la psicología cognitiva que se refiere a las estructuras y procesos usados para el almacenamiento temporal de información (memoria de corto plazo) y la manipulación de la misma. Se la conoce también como "atención de trabajo", debido a su íntima relación con el sistema atencional. Alan Baddeley y Graham Hitch, profesores de la Universidad de York, Canadá, propusieron un modelo de memoria de trabajo como alternativa a la memoria de corto plazo. Dicho modelo está formado por un ejecutivo central, encargado de controlar otros sistemas que trabajan de modo concurrente y dos subsidiarios. Estos son el bucle fonológico y la agenda visoespacial. El primero es el encargado del procesamiento del lenguaje y el segundo se ocupa de la manipulación de las imágenes mentales. El elemento más importante del modelo es el ejecutivo central ya que ejerce las funciones del control atencional y tiene capacidad limitada. El bucle fonológico almacena la información verbal de forma temporal. Está formado por el sistema de control articulatorio, un sistema de repetición verbal (voz interior), y por el almacén fonológico, que es un sistema de almacenamiento de tipo verbal (oído interior). Ambos se comunican entre sí. La agenda visoespacial almacena información visual y espacial durante un cierto tiempo; actúa como el "ojo interior".

El principal problema del modelo de memoria de trabajo original era explicar cómo se relacionaba con la memoria de largo plazo. Para ello, Baddeley añadió un nuevo componente: el buffer episódico. Este es un sistema de almacenamiento que puede contener hasta cuatro agrupaciones de información en un código multidimensional. Esta unidad de almacenamiento temporal episódico puede estar conectada con los distintos subsistemas de la memoria de trabajo y también vincularlos con la información de la memoria de largo plazo y la de percepción.

Lo que actualmente llamamos memoria de trabajo parece consistir en un sistema general de control cognitivo y de procesamiento ejecutivo que guía el comportamiento, e implica interacciones entre los diversos procesos mentales (atención, percepción, motivación, emociones y memoria). Quizá no está lejos el día en que su nombre sea sustituido por otro más acorde con su verdadera naturaleza y, como propone Ignacio Morgado, Catedrático de Psicobiología de la Universidad Autónoma de Barcelona, España, se lo denomine sistema de cognición ejecutiva o, simplemente, cognición ejecutiva.

Largo plazo: cuando los cambios neurales producidos en la memoria de corto plazo persisten se puede dar lugar a cambios sinápticos estructurales que constituyen el soporte físico de la memoria a largo plazo, la cual tiene como característica el poder almacenar una gran cantidad de información de forma estable y duradera. Todo proceso de aprendizaje lleva consigo la intencionalidad de guardar o almacenar información en el sistema de memoria a largo plazo. La memoria a largo plazo puede basarse en la formación deespinas dendríticas, en cambios morfológicos o en el aumento de tamaño de las mismas, debido a la síntesis de proteínas, probablemente de un modo recurrente tras el aprendizaje, y factores de crecimiento neural. Las de mayor tamaño ―con forma de hongo― tienden a ser más estables que las más pequeñas y pueden intercambiar mayor cantidad de impulsos eléctricos.

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La memoria a largo plazo puede dividirse en 4 tipos:

  1. Memoria procesal o de procedimiento: lo aprendido por experiencia directa, expresado en el comportamiento (por ejemplo; conducir).
  2. Memoria semántica: almacena datos generales e información (memoria tipo enciclopedia o diccionario).
  3. Memoria episódica: referida al significado personal y biográfico (por ejemplo, "lo que hice ayer" ―memoria modelo tipo diario―).
  4. Memoria autobiográfica.

Memoria autobiográfica: representa un conjunto de informaciones y recuerdos propios de cada individuo acumulados desde el nacimiento y que nos permiten construir un sentido de identidad. Ya en 1890 William James dijo: "un recuerdo autobiográfico es más que un hecho con fecha del pasado, es un hecho con fecha en mi pasado". Los estudios revelan que los recuerdos autobiográficos episódicos tienen un fuerte contenido emocional. Estos, entonces, se diferencian de los banales o cotidianos por su viveza, su exactitud y por la capacidad de acordarse conscientemente del acontecimiento original.

Conclusiones:

Las clases de memoria según el tiempo que los recuerdos permanecen accesibles son: la

memoria sensorial o inmediata, la memoria de corto plazo o primaria y la memoria a largo plazo o secundaria.

La memoria sensorial, inmediata o fugaz es la más breve y se produce gracias a los sentidos. Ésta puede almacenar características que se olvidan fácilmente. Sólo dura fracciones de segundo y es siempre consciente.

La memoria de corto plazo es activa o funcional, ya que dura solamente el tiempo suficiente para aplicar o utilizar el elemento memorizado. Aquí se almacenan los recuerdos de la memoria sensorial que han sido reforzados por otras percepciones.

La memoria a largo plazo o secundaria es permanente e ilimitada. La información encontrada aquí es la misma que en la memoria de corto plazo, pero esta vez son datos comprendidos. Toda la información almacenada en esta clase de memoria nunca será olvidada, solamente podrá, en algunas ocasiones, no estar accesible. Los tipos de elementos que ésta guarda son habilidades, datos generales y recuerdos biográficos propios del individuo.

Creemos que tenemos memoria, pero la realidad es que la memoria es la que nos posee a nosotros: nuestra dependencia hacia ella es total. De aquí que conocer sobre nuestro cerebro nos puede otorgar una comprensión de nosotros mismos y de los otros que nos hará más humanos y responsables de la calidad del mundo que construimos. El aprendizaje en todos sus niveles debería contemplar la adquisición y consolidación de memorias que fomenten nuestro crecimiento como seres humanos.

Fuente: www.asociacioneducar.com/

C. Marco


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