El otro día, en el blog de Ana, Creciendo con David, surgió un debate sobre la relevancia de la madre en el cuidado del bebé. Allí debatimos largo y tendido, pero como no es plan inundarle el blog con un debate sin fin, he preferido reflejar aquí mi visión.
Para empezar, diré que, realmente, la madre es prescindible en cuanto que cualquier persona puede cuidar, amar y proteger a un bebé aunque no sea un hijo biológico. Incluso las funciones que nos son propias, como la lactancia, pueden ser realizadas por otras personas gracias a los avances científicos.
Si tan imprescindibles fuéramos las madres, las tasas de mortalidad infantil serian mucho más altas, ya que, los bebes que perdieran a sus madres, no serían capaces de sobrevivir sin su afecto, su calor y sus brazos para acunarlo.
Por otro lado, podemos referirnos a la Teoría del Apego de J. Bowlby, la cual nos dice que todos los bebes necesitan una figura de apego para desarrollarse. Esa figura puede ser la ser la madre, pero puede ser también cualquier cuidador ... Aunque las teorías de Bowlby no van dirigidas a especificar quien es la figura de apego, si que habla de "Cuidador", por lo que podemos entender que hace referencia a cualquier persona que cuida del bebe, ya sea madre, padre, abuelo o canguro....
Con todo esto, realmente, las madres parece que no somos tan necesarias, no? A parte del mero hecho de gestar y parir, parece que no tengamos más funciones propias!!!
Otro aspecto que creo es importante, es el papel de la mujer en la sociedad y los roles que se nos han atribuido en diferentes épocas.
Desde la prehistoria hasta el momento actual, el rol de la mujer ha ido cambiando, generalmente en función de la sociedad. Cuando las mujeres no eran necesarias para producir, su función básica era la reproducción y el cuidado de los hijos. En cambio, cuando por circunstancias diversas, eran necesarias ( por ejemplo durante las guerras mundiales, cuando todos los hombres estaban luchando y no había mano de obra para las fábricas ), entonces pasaban a ser muy importantes a nivel social y se las incorporaba al mundo laboral.
Obviamente, cuando esas circunstancias desaparecían, las mujeres eran devueltas a sus funciones, es decir, cuidar de la casa, los niños y los ancianos.
No debemos olvidar que durante la mayor parte de la historia, hemos vividos en una sociedad machista, donde siempre se ha impuesto el más fuerte y donde la religión también ha tenido un papel importante a la hora de infravalorar a la mujer....
A finales del S. XIX y principios del XX surgió el movimiento feminista con la idea de reivindicar los derechos de la mujer, a ser tratadas como iguales a los hombres en todos los niveles.
Y, aunque debemos estar agradecidas al movimiento feminista por conseguir la equiparación de derechos entre hombres y mujeres, hay aspectos en los que nos han hecho perder y, esos, son precisamente los aspectos que nos son propios, como la maternidad...
Por tanto, hemos conseguido ser libres para trabajar, estudiar, decidir con quien casarnos, votar...Pero hemos perdido la capacidad de poder disentir. En la actualidad, se valora más el querer escalar puestos en la sociedad, en querer desarrollar una carrera brillante, en entregarse al trabajo en cuerpo y alma... En cambio, querer ser madre y querer cuidar de tus hijos en exclusiva parece una locura.
Podríamos decir que se ha dado la vuelta a la tortilla. Antes, querer trabajar fuera de casa estaba mal visto y, ahora, está mal visto querer quedarse en casa... Seguimos sin poder decidir, porque la sociedad nos va a juzgar igualmente.
Y, después de todo este rollo, debo decir que yo creo que las madres somos imprescindibles. Que salvo casos muy concretos, una madre debe ser la cuidadora principal de su hijo, ya que es la que está mejor preparada para ello, la que tiene la capacidad de alimentarlo con su pecho, la que es capaz de oír su llanto y diferenciarlo del de cualquier otro bebe,...
Creo que, como mujeres adultas que somos, como madres, tenemos todo el derecho del mundo a reivindicar nuestros derechos, a decidir como queremos vivir nuestra maternidad. No necesitamos a nadie que nos tutele, que nos diga que es lo mejor para nosotras. Creo que somos capaces de decidir si queremos cuidar a nuestros hijos o desarrollar una brillante carrera como ejecutiva agresiva.
Y, sobretodo, creo que tenemos derecho a defender nuestro rol, el que nos es propio como mujeres: El de ser madres con todo lo que ello implica.
Pero, entonces, ¿ Que pasa con el padre ? ¿ Queda en un segundo plano ? ¿ El prescindible es él ?
Pues no, el padre es igual de importante que la madre, para algo forman una unidad familiar.
Y, en lo relativo al cuidado del bebe, creo que se deben complementar. La madre puede hacer unas cosas y el padre otras. No considero que el cuidado de un bebé tenga que ser una competición por ver quien le quiere más, quien le cuida mejor,... Creo que ambos progenitores están al mismo nivel y colaboran, se reparten las tareas y cuidan con igual cariño de su bebé.
En definitiva, mi conclusión es que la nueva "moda" de la prescindibilidad de la madre, no es mas que una consecuencia, casi una herramienta, necesaria e imprescindible, de la tendencia social imperante, la que determina que la mujer "debe" realizarse profesionalmente, que está "obligada" a lanzarse a la vorágine de la competitividad, que debe priorizar su carrera... Si debes convencer a la mujer de que debe dedicarse en cuerpo y alma a este rol social, debes "tranquilizarla", hacerle ver que no es necesaria, que no debe perder su tiempo en cualquier otro ámbito alternativo, como en el cuidado de los hijos.