Días convulsos los que estamos viviendo en el país de la piel de toro, especialmente en esa especie de aldea gala situada al nordeste del país llamada Catalunya. La desobediencia a las leyes de un país, por no contemplar el legítimo derecho de un pueblo a poder decidir cómo ha de ser su futuro, y el querer emanciparse con el apoyo de ese 37% del censo electoral catalán que participó en 1-O (algo poco factible sin contar con el apoyo o permiso de los grandes poderes económicos que mueven este mundo), nos ha llevado a un conflicto de difícil solución y del que a corto y medio plazo seguramente todos saldremos perjudicados.
En este pulso Catalunya-España, que algunos entienden como revolución (de concepción mayoritariamente burguesa), hemos llegado a un punto demencial de difícil solución. Muchas promesas difíciles de cumplir, mentiras, poca voluntad de dialogo, manipulación y represión. Un cóctel explosivo, que a estas alturas será difícil de desactivar.
Con todo este proceso o “procés” se ha podido constatar, algo que quizás muchos ya teníamos muy claro, la baja talla moral de buena parte de nuestros/as políticos/as y su poderoso entorno. Lamentablemente los partidos y la mayor parte de los políticos, sobre todo aquellos/as que tocan poder, no siempre trabajan y funcionan en base a las necesidades reales del pueblo (estímulos), sino que en no pocas ocasiones son ellos los que irradian ciertos estímulos o inputs, transmitiéndolos de manera directa o por los canales distorsionadores habituales (medios de comunicación), para convertirlos de manera asistida en la respuesta deseada por ellos (reivindicaciones), lo que al final acaba convirtiendo a esta respuesta en el resultado de imponer su credo, sus intereses y llevarnos hacia donde a ellos les pudiera interesar. Siendo lo que está ocurriendo estos días en Catalunya y la respuesta del estado un claro ejemplo de ello.
La mayoría de quienes hemos nacido y habitamos en países supuestamente desarrollados y democráticos hemos crecido dando por buenos ciertos principios e ideales, tenemos unas necesidades muy similares, compartimos los mismos deseos y ambiciones, y estamos mayoritariamente igual de aburguesados y aborregados.
Vivimos en países donde se ha potenciado el individualismo sobre lo colectivo, y la competitividad por encima de la solidaridad. Donde se nos ha inculcado el culto al dinero, a los bienes materiales, y que dinero y bienes materiales nos harán pertenecer a una clase social o a otra, como una extrapolación de la idea de castas. Países donde en algunos casos se ha hecho especial hincapié en remarcar los nexos comunes de unas determinadas comunidades, a pesar de pudieran existir “hechos diferenciales”, culturales y lingüísticos; o por el contrario se ha despreciado la pluralidad y la diferencia para intentar imponer una falsa idea de uniformidad. Al final, por mucho que algunos/as quieran negarlo, somos el resultado del permanente adoctrinamiento al que somos sometidos desde el día en que nacemos. Y es por todas estas causas expuestas que entiendo que al final buena parte de los ciudadanos de este mundo formamos un grupo más homogéneos de lo que podamos pensar, y simplemente existen pequeñas variaciones identitarias que vienen decididas por el simple hecho de haber nacido, haberse criado o haber vivido en un determinado punto geográfico o cien kilómetros más al sur, norte, este u oeste, y de los intereses que rigen o de quienes rigen ese territorio.
Mi conclusión es que el libre albedrío al final es todo menos libre, y el albedrío, esa supuesta elección consciente y reflexionada, en no pocas ocasiones poco tiene de reflexionada y de serlo se hace en base a unos preceptos ideológicos que nunca son innatos y sí inculcados por el entorno en el crecemos y nos desarrollamos. Al final el punto geográfico donde nacemos y vivimos, el entorno familiar y social que nos rodea, la educación y formación que recibimos, los estímulos a los que somos sometidos y nuestra condición social acabarán haciendo de nosotros, para bien o para mal, lo que somos, y lamentablemente a día de hoy buena parte de todas estas variables difícilmente pueden ser controladas.
MSNoferini