“Somos un mal necesario”: Fabiola Morera

El oficio que primero la cautivó fue el periodismo. ¿Cómo empezó?

Trabajando con Carlos Ardila Lülle en el departamento de comunicación, apenas mi padre falleció. Allí comencé en campañas de publicidad y la vida se encargó de abrirme las puertas siempre, luego pasé a RTI, donde me formé como periodista y comencé mi camino.

¿En qué momento decide dedicarse a las relaciones públicas?

Yo escribía en la revista Cromos y Vanidades y la gente siempre me preguntaba por qué no iba a algunos eventos, pero era porque a veces no basta con enviar una invitación, hay que presentar historia, una noticia. Me parecía muy difícil el tema de vender información, hasta que me convencí que era necesario para presentar una marca y así monté la agencia junto a mi esposo.

¿Cuál fue su primer cliente?

Mario Hernández, quien me ayudó muchísimo. Él me pidió dirigir un evento de cuero, en el que quería que contáramos todo lo que pasaba para transmitirle a los medios.

¿Fue difícil comenzar?

Hace 35 años era un tema difícil, pero me medí a ese reto, a ser innovadores en relaciones públicas. Nuestro lema es continuar con ello, porque la comunicación no cambia, sino que se transforma y es tan grande que no tiene límite.

¿Cuál es el futuro de las relaciones públicas?

Es la única forma que una empresa tiene para salir adelante y para contar lo que hacen y yo pienso que somos un mal necesario. En este momento se debe dar un viraje total, sin perder el contexto, hacia las redes sociales porque el periodismo escrito nunca va a desaparecer, pero hay que ir avanzando.

¿Ha pensado en retirarse?

Lo haré el día que pierda la emoción por mi trabajo. No quiero ser la piedra en el zapato de nadie, yo le sigo metiendo ganas y en este campo hay espacio para todos y todo se puede hacer. Ahí está el éxito.

¿En qué proyecto trabaja ahora?

Mi vida es el periodismo, soy empírica y me encanta escribir. Estoy preparando dos libros, uno académico sobre el tema de agencias de relaciones públicas y cómo se debe manejar con sentido ético. El segundo libro habla de la gente que ha pasado por mi vida así como del pasado y por qué hay que dejar una huella en la vida.

Via:: Colombia