Filed under: Corrupción,Cultura,Política,Religión | Etiquetas: Marcelo Ebrard, maicear, Juan Sandoval Íñiguez, maiceada, Suprema Corte de Justicia
Primero, un alto prelado de la Iglesia hubiera acudido a los tribunales a demandar el delito de soborno que comenta, no lo habría hecho público como fue este caso. Los países de primer mundo no están allí por razones económicas, ese es el resultado de sus acciones, están allí porque crearon una cultura de respeto por la ley lo que ocasionó una igualdad de derechos. Cuando un ciudadano conoce un ilícito lo denuncia, no lo comenta.
En segundo lugar, un Marcelo Ebrard no hubiera amenazado con demandar, lo hubiera hecho de forma inmediata pues ante todo hay que dejar claro que no hay corrupción de por medio.
La cuestión es que en la tierra del Sr. Telenovela, o sea Ernesto Alonso, ni al alto prelado y ni al alto funcionario público les interesa respetar la ley, mucho menos a nosotros y se dan el lujo de pavonearse ante las cámaras de televisión y primeras planas de los periódicos más importantes del país para demarcar sus territorios.
Los dos terminan siendo unos hijos de la chingada que no tienen el respeto por México. Los dos han maiceado a nuestro pueblo por años, son parte de un sistema que acostumbró a manejar el país por este método: “Mantenemos pendejos entre la televisión y la religión al pueblo, mientras nos repartimos las riquezas del país“. Mao, Maquiavelo, Fidel Castro, son unos aprendices junto a los actores principales del sistema político mexicano.
Seguramente al final no habrá demanda ni nada, salvo un pacto debajo de la mesa donde prometan no hacerse daño y vean la forma de seguirnos jodiendo a los demás. Así ha sido siempre, ¿porqué habrían de cambiar entre ellos las cosas?