Un son etopéyico levemente festivo
o «el dibujo de la cosa» a los 65
Si un 6 y un 4, según dice el viejo
juego de niños, forman «tu retrato»,
un 6 y un 5 son el garabato
de tu alma misma, esbozo del perplejo
gesto que te devuelve el terco espejo
de cada día —no hay mejor relato
ni más exacta síntesis del trato
firmado con el tiempo, ese pendejo.
Las cifras por sí solas nada dicen,
a veces son redondas y parecen
esconder un secreto en su grafismo.
En la edad jubilar, se contradicen
los sueños y los huesos, mas florecen
frente al tiempo las flores del abismo.
(Sesenta y cinco es una edad aún grácil:
lo tiene todo..., hasta la rima fácil).