Son necesarias más explicaciones, en Alcorcón y en todas partes
Después
de lo ocurrido en estos años, los partidos deberían ser hervideros debatiendo, lo normal sería generar intensas discusiones máxime en los
partidos de izquierdas, el retraso en reaccionar para dar explicaciones es
alarmante. Desconocemos relatos oficiales que sean coherentes explicando lo
ocurrido con las crisis, no sabemos las responsabilidades de cada cual en decisiones concretas
y líneas generales de actuación que se llevaron a cabo y que ahora nadie quiere asumir. La ciudadanía, los votantes, desconocemos los problemas que
identificaron las secciones locales en cada localidad, en cada agrupación y los
intentos que hicieron para corregirlos, nadie contó por qué tomaron unas
decisiones en vez de otras, y seguimos sin distinguir en sus palabras, las líneas de
actuación, las alternativas de corto plazo, de los sueños para futuros
indeterminados, seguimos sin escuchar planes de salidas reales que modifiquen la
situación, pero ya, a corto plazo.
El
caso es que mucho debería cambiar, más rápido, más fuerte, más lejos, de lo que
estamos viendo, pero el primer paso para ello sería plantearnos ‘algo mal se estará haciendo para que crezca
la desafección hasta poner en peligro el sistema’. Pregunta que deberían
formularse los militantes de toda condición, antes de sufrir mayores batacazos,
que son posibles. Debates no faltan, pero deben ser aún insuficientes ante la
parquedad de los resultados que se aprecian. La crisis abrió el melón de la
regeneración democrática, que empezó a removerse en el lateral izquierdo,
siendo un gran aldabonazo el 15-M, que entre otras supuso el cuestionamiento de
las formas de representación, debate y decisiones en torno a la actividad
política.
Si
no queremos reproducir los errores del pasado estamos obligados a considerar
las ideas más diversas, justo aquellas de quienes están más alejados que
nuestros propios compañeros. Resulta increíble lo que sucede desde hace años en
los grandes partidos; cuando yo era joven los activistas teníamos como misión
hacer, activar, reivindicar, estudiar, agitar… y una misión fundamental,
conseguir que la gente se moviera, buscábamos cualquier colaboración, ligarnos al nivel de cada persona, el
objetivo era lograr la participación, ahora parece que las estructuras de los
partidos y sus militantes solo quieren adeptos que voten, sin discusión,
quieren que miremos como espectadores, si alguien quiere colaborar, actuar, le
ponen pegas.
Entiendo
que en general es más sencillo hablar que hacer, pero desde luego, será
imposible hacer cambios sin ideas y seamos sinceros, de haberlas tenido los
cambios ya se habrían producido, todo es muy complicado, pero será imposible entender
qué sucede, corregir errores y modificar formas de actuar, sin escuchar
previamente. Y escuchar es dificilísimo, la experiencia demuestra que el
cerebro recoge solo lo que quiere oír, desechando el resto, de hecho es normal
que militantes y holligans, -y
cualquiera- no entiendan, y posteriormente no recuerden aquello que se les dijo
que estuviera lejos de su cosmovisión, porque no oyen lo que está fuera de su
ámbito de atención, y en este caso con la crisis ha sido común entre militantes
de todo signo encontrarlos solo abiertos a sus propios aires, a los de su clan,
con ojos y oídos cerrados a lo externo a ellos, considerado externo incluso
antiguos y reputados militantes socialistas ligeramente
apartados. La justificación de esta forma de proceder está en que de lo
contario son apartados del grupo, que margina a quienes se muestran distintos
–este comportamiento es similar al de aquellos ciudadanos que callan en
ocasiones, por temor a verse desplazados socialmente, en ámbitos nacionalistas
se da con frecuencia-.
La
falta de democracia actual en los partidos es un problemón, millones de
españoles dicen que ya no les valen, las encuestas recogen altísimos
porcentajes de población que claman contra los políticos, contra los partidos, -y
no contra la política- pero los partidos son indispensables para ejercer la
política por tanto hay que cambiar su funcionamiento, y las militancias
requieren una profunda transformación. Es muy complicado, pero menos que
cambiar de régimen.
Las
dificultades de entender narraciones en distinta onda de la que
tradicionalmente tengan los grupos, son muy grandes, miren ejemplos extremos
para entender la protección del cerebro a nuestras creencias: las personas
religiosas se cierran ante la pederastia de curas y obispos, los franquistas y
su cerrazón ante la ignominia de las fosas por los caminos de España, los
comunistas no queriendo saber de los gulags, etc. etc. Nadie acepta fácilmente,
leer o escuchar argumentos, si ello incomoda sus convicciones, el problema es
que vivimos momentos en los que se necesitan grandes transformaciones que no se
contienen solo en el debate derecha-izquierda, el hartazgo es tremendo y las
costuras que hasta ahora han contenido pueden reventar.
Los
partidos han estado tantos años sin abrirse a realidades diferentes que han
logrado que los cerebros solo capten señales del propio clan, por ello
despreciaron todo aviso, llamada, u opinión que contradecía a la tribu, no estaban
preparados para captar nuevas formas y cambios hasta el punto de que los
partidos están tirando por el precipicio el sistema/régimen sin hacer nada por
impedirlo, de tal forma que hoy el mayor enemigo del PP y del PSOE –o del PCE-
son sus propias direcciones y militantes manifiestamente anquilosados ante la
opinión de la inmensa mayoría de ciudadanos, como muestran repetidamente los
datos de numerosas encuestas, además de opiniones nacionales, internacionales,
la ciudadanía hoy en España va por delante de los partidos respecto a exigencia
de cambios necesarios.
Y
aquí estamos, en Alcorcón mirando al lateral izquierdo, porque será condición
necesaria, aunque no suficiente, tratar los problemas concretos localmente.
Será imposible resolver el problema en general si no se aborda en cada
localidad, al igual que resultará insuficiente hacerlo en particular y no en
general.
Comienza
la actual legislatura en Alcorcón en las elecciones de 2011 con una descomunal
derrota socialista, sin que hasta el momento hayamos tenido explicación pública
de qué pasó y por qué perdieron casi un tercio de los votos logrados en 2007,
fueron 12.681 votos menos –pasaron de 39.487 a 26.806- que representaron una
caída del 15% de votos, cifra superior a las de otros pueblos del área –la
caída fue bastante mayor en Alcorcón, que en el conjunto de la provincia
madrileña-. Los análisis publicados por los socialistas sobre tal desastre han
sido insuficientes. Escribí: En unas elecciones, la debilidad del contrario, sobre
todo cuando gobierna, pesa tanto o más, que la fortaleza propia. En las pasadas
elecciones municipales –y generales- perdió el PSOE más que ganó el PP, las
bases sociales vinculadas a la alternativa socialista los abandonaron exigiendo
grandes cambios.
Ahora
ya no sirve reconocer errores de despilfarros, y punto. Hay que profundizar,
¿por qué el funcionamiento normal no permitía advertirlos a tiempo?, ¿Por qué
tan poca permeabilidad con la ciudadanía? Surgen cuestiones en la relación
entre partido y electores, de entrada reconocer que existe la relación y está
descompensada, demasiado peso entienden en el partido como órgano colectivo de representación
y poco en las bases sociales susceptibles de ser representadas, los ciudadanos
que eligen a sus representantes perciben falta de atención de éstos y esperan
sus respuestas.
Este
asunto no se resuelve con primarias, ni con una reunión vecinal para contar y
sacar listas de reivindicaciones, ambas cuestiones necesarias, pero lo que pide
una revisión completa es la relación que se establece entre
representante-representados. Lo que se está planteando es una relación abierta
o cerrada entre electores y elegidos, donde los representantes no tengan la
llave decisoria de cuando abren o cierran la comunicación. Los electores se
sentirán representados si pueden actuar y decidir, escuchar y hablar, discutir
y opinar, la comunicación se producirá si existe en ambas direcciones no solo
hacia un lado.
La
dificultad en esta cuestión dependerá de si los órganos del partido sienten
necesidad y obligación de dar respuestas, a sus militantes y a sus votantes y
llegar más lejos, a sus bases sociales –ciudadanos que no son necesariamente
electores, aunque podrían serlo por estar compartiendo en parte sus coordinadas
ideológicas, con una cierta similitud en la visión de la vida-. El PSOE de
Alcorcón se partió hace meses, se supone que después de un tiempo de disputas,
comenzadas previsiblemente a consecuencia del desastre electoral, o agravadas
por el desastre, tanto da. Hasta donde conozco, que no es mucho, como cualquier
alcorconero a partir de la información de prensa, me parece insuficiente la
información que ha circulado, parecería como si los militantes socialistas
consideraran que esos asuntos del partido son privados, por tanto sin
importancia para sus bases sociales. No se dan cuenta que la respuesta en la
misma línea utilizada por ellos puede ser, ‘bien,
si son asuntos privados quédense con ellos y no me cuenten otras milongas,
déjenme en paz’.
Personas
claves del PSOE de Alcorcón se situaron a uno y otro lado de las opciones de
ruptura, ¿tendrían opiniones diferentes sobre la actuación política de la
legislatura pasada y sobre las decisiones tomadas?, y sobre el nuevo camino a
emprender, seguro que no todas las posturas de un sector serían buenas y las
otras malas, seguro que se mezclarían cuestiones personales, seguro que
dependerían de apoyos del aparato madrileño, seguro que… todo tendrán que ser
especulaciones, porque no quieren que sus bases sociales entiendan lo sucedido,
compartan opiniones, participen en los debates, buscan soluciones juntos...
Interpretan que aquello, el partido, es suyo particular, y nadie tiene por qué
enterarse de sus problemas, creen que luego pedirán el voto y la gente se
limitarán a seguirlos. O no.
Reconocer errores en Alcorcón y en todos lados.
Cambiar la forma de actuar
En
Alcorcón, reconocer que ‘quizás el CREAA
fuera un error’ es muy poca explicación para entender por qué los
ciudadanos han retirado miles de votos en unas elecciones, -en cuantía muy
superior aquí al resto de ciudades madrileñas, y cercana al doble de la media
de pérdida de la Comunidad de Madrid-. Sin duda la crisis afectó a todo el
socialismo, pero también ofrece poca duda que componentes locales alcorconeros
pesaron en la pérdida de confianza del electorado socialista. Hay que avanzar
en el análisis y ello no es posible sin abrir el partido, que ahora está cerrado,
porque no solo se trata de decir nos
equivocamos, se trata de transmitir que se ha entendido la desafección
provocada por el funcionamiento que permitieron actuaciones erróneas; solo
comprendidas, permitirá modificar actuaciones futuras. Podrían haber convertido
el batacazo en oportunidad de cambio, abriendo puertas y ventanas a las
opiniones de la ciudadanía, en el estilo de ‘tormenta
de ideas de los indignados’, y no lo han hecho, perdiendo la ocasión de
llevar razones concretas a la política, además de intereses ciudadanos.
Veamos
ejemplos de rectificación que indicarían mayor atención prestada a lo sucedido
y cuya aclaración indicaría mayor cercanía a modificar prácticas de
funcionamiento político. El CREAA pudo ser una buena idea, intentaba generar
una actividad económica, social, cultural… con fuerza diferencial en el sur de
Madrid podía intentar ser icónica para un entorno de más de 2 millones de
habitantes… buena idea y mal desarrollada; porque la decisión concreta no se
discutió lo suficiente para realizarlo con mayores apoyos y la menor oposición;
todo gran proyecto que pretende perdurar es conveniente realizarlo con la
colaboración del resto de fuerzas políticas, o minimizando su oposición. En
otra dirección, un proyecto del que se desconocen resultados, no debió
empezarse mastodónticamente construyendo todos los edificios a la vez, pudo
haberse iniciado una fase y no todos los edificios, previendo la posibilidad de
ampliar en el futuro.
En
cualquier circunstancia política o económica, acometer varios grandes planes de
inversión simultáneamente, no está aconsejado por los estudios de riesgos,
-salvo extremas circunstancias que deberían debatirse suficientemente- porque
aumentan las posibilidades de tropiezos grandes ante giros de coyuntura, y aquí
en Alcorcón estamos hablando precisamente de enormes proyectos coincidentes en
el tiempo. Al Ensanche Sur en marcha, se sumaron la construcción de una red de
parking subterráneos, el macro-proyecto del CREAA, la construcción de centros
cívicos, el mantenimiento habitual de la ciudad, parques, zonas infantiles
jardines, polígonos industriales, construcción del Centro Unificado y el
Ensanche Norte… ¿A nadie le pareció demasiado en aquellas circunstancias? ¿Ítem más, acaso no es un error en sí
mismo, entender la política como una gran lista de cosas a realizar?
Y
aquí inserten el matiz previo anterior, recuerden la construcción de una
carretera por debajo de la existente de Extremadura, colindante con la Casa Campo, para dotar a ese kilómetro de entrada a
Madrid de un jardín, al lado del mayor pulmón verde madrileño; Dice Felix Arias
sobre la M-30 en el curso ‘Economía, poder y megaproyectos’ ‘El
colapso de coches, después de las obras, es el mismo, pero invirtiendo 5.000
millones de euros, cuando se había anunciado un coste de 1.700. Eso sí, se
hacen con “las tuneladoras más grandes del mundo” que, casualmente, cuando se
adjudican las obras, ya están construidas. “Es la autopista más cara del mundo
por kilómetro”. La clave: dar mejor acceso a las radiales de Madrid,
especialmente a las de pago, y poner en valor así fincas a veinte y treinta
kilómetros del centro de la ciudad’.Otro ejemplo del PP, la construcción de un gran teatro
de ópera en El Escorial, que se utiliza solo unos pocos días al año, o edificios
singulares, deportivo culturales imposibles de mantener, con el cuento de
futuras olimpiadas,… si no les gusta Madrid gobernada por el PP desde muchos
años atrás, den una vuelta por la costa de Levante y su gigantesca corrupción y derroche, votada en mayorías
absolutas masivamente por los valencianos, o por otros puntos de España.
Al
margen de crisis o burbujas, fueran visibles o no por las agrupaciones locales
o autonómicas, en cualquier situación del ciclo económico, haber pretendido
abarcar tanta amplitud desde un ayuntamiento de 170.000 habitantes forma parte
de las equivocaciones del PSOE. El Ensanche Sur –uno de los mayores proyectos
de vivienda pública de España- hubiera requerido varias legislaturas para su
realización y consolidación, sin abrir al mismo tiempo nuevos frentes de
construcción y dispersión de riesgos, no tenía sentido un proyecto de gran
crecimiento del pueblo al norte cuando no estaba consolidado el gran
crecimiento del sur. Eran tiempos en toda España en los que muchas personas
soñaban crecimientos de población del 50%, ¿no estaba claro que doblar la
población era una barbaridad, inconveniente, e imposible?
La
red de parkings subterráneos pudo ser otra buena idea, -poco discutida ya que
no asumida, resulta incómodo ver
representantes de ‘los verdes’ en vídeos de movidas anti parking, al igual que
carriles bicis que previamente discutidos, habrían mejorado sustancialmente
evitando mucho sinsentido-. Parking bajo tierra, buena idea mal ejecutada,
debió acometerse en fases, un parking nuevo tras vender suficientes plazas del
anterior, nunca hasta llegar a acumular más de 4.600 plazas construidas sin
vender. Las urbanizaciones y proyectos de construcción, se construyen
escalonadas en tiempo y ritmos de inversión y compromisos, tras consolidar
ventas de una, se impulsa la siguiente que esté a medias, y se inicia otra. Se
trata de no empezar todo a al mismo ritmo y comprometer esfuerzos aumentando
riesgos, y eso tanto da estemos en una fase expansiva o recesiva del ciclo
económico.
El
error de comportamiento inapropiado no lo provoca el estallido de la crisis,
con ella todo se trastoca y acrecientan los riesgos, pero el error es anterior,
se conociera o no la existencia de una burbuja, el funcionamiento de los
partidos era inadecuado democráticamente, e inapropiado para conseguir
resultados eficientes social y económicamente. Lo que pusieron de manifiesto
las movilizaciones de indignados no era solo el conflicto
socialismo/capitalismo sino algo concreto que suelen ocultar las grandes
discusiones ideológicas, la falta de democracia en partidos e instituciones
apartaba a la ciudadanía de los debates y las decisiones. Y ya no era
soportable.
Seguro
que algunos pensarán que nadie en Alcorcón podría haber previsto la debacle
posterior a la burbuja. Es cierto a medias, relativamente. Los partidos
políticos deberían tener, dentro o fuera de ellos, suficientes conocimientos y
recursos intelectuales para estar al día y poder enfrentar grandes problemas y
desafíos, y deberían ser capaces de transmitirlos comunicando las perspectivas
a todos sus militantes y cargos públicos de cualquier administración, de lo
contrario no merecen gobernar. Aquí en 2007 el pinchazo era visible, en 2008 ya
era evidente un giro extremadamente preocupante provocado por la desaparición
del crédito y el desplome del precio de los activos, quedaba 2009 para intentar
cambiar de rumbo, al menos para minorar el golpe, porque entonces ya era
conocido el problemón bancario que llevaría aparejada la desaparición del
crédito por muchos años, lo cual afectaría a todo el entramado de ilusiones,
fueran Ensanche Sur, Norte, Parkings, CREAA… y quedaba 2010. No hubo cambio de
rumbo, ni siquiera el programa electoral de 2011 contemplaba frenar, más bien
al contrario, era una escapada hacia delante.
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¿La
discusión, la decisión y representación política atañe a lo particular de los
individuos o por el contrario debiera ser asunto colectivo? En todos los
partidos tradicionales, las personas que los conforman, siguen actuando como si
fueran feudos particulares, consideran mayoritariamente que sus problemas les
atañen exclusivamente a ellos, los trapos
sucios se lavan en familia. Claro que, entonces la respuesta lógica será: ¡si
son suyos, que se queden con ellos, pero no busquen mi voto esperando que
confíe en quien no lo hace en mí!; la confianza es mutua, no pidan que les
acepten como elegidos, ni siquiera como elegibles, si ustedes no aceptan que
los electores conozcan y participen de sus opiniones y debates en el grupo. Los
electores quieren derechos de ciudadanía, de intervención, saber qué posturas
mantiene cada elegible y por qué, muchos ciudadanos quieren participar en la
construcción de opiniones y decisiones. Este es uno de los asuntos del por qué
estamos aquí, tras el 15-M, y por qué surgió aquel grito de ¡NO NOS REPRESENTAN!
Aquellas
condiciones de funcionamiento de grupos que existían en la clandestinidad, no
son útiles hoy, amén de no ser aceptadas, como tampoco las costumbres posteriormente
practicadas de construir fronteras insalvables entre los aparatos y militantes,
o la militancia y los simpatizantes, la ciudadanía pretende una relación más
participativa y decisoria, que ni siquiera queda reducida a unas primarias, se
pretende una relación electores/elegibles con mayor democracia, no se conforma
con votar y punto, se trata de tener capacidad de intervención de los
representados sobre los representantes, ya no son entelequias de unos cuantos
sujetos sino prácticas sociales de decenas de miles de personas que se mueven
por muchos rincones y que los socialistas no están consiguiendo aglutinar.
No
se trata solamente de sus errores en el diagnóstico de la crisis, también de
los errores en la gestión y las políticas anti-crisis, se entiende que muchos
de esos errores fueron cometidos como consecuencia del alejamiento de las
élites o aparato socialista de sus bases sociales. Por eso es muy pobre la
información posterior que da el PSOE sobre el reconocimiento de errores
pasados, porque siguen sin enterarse de que la ciudadanía se siente marginada y
no acepta que la marginen. Supuestos representantes, cargos electos y
responsables diversos en todas las instancias de la vida pública, sin
acompañamiento ciudadano, tienen demasiada facilidad para entrar y salir por
las puertas giratorias de poder político y económico.
Escribe
Juan José Millás, ‘No dimitir’: …Escribir
como el que conduce un todoterreno por la selva. Atarse a la silla y no cejar,
no renunciar, no entregarse al agotamiento provocado por la corrupción
omnipresente; no renunciar a leer la letra pequeña de la podredumbre general,
llámese Blesa, Rato, María Tardón, Ignacio González, Gürtel, Esperanza Aguirre;
trátese de los cursos de formación no dados en Andalucía o en Madrid, del
agotador caso de los ERE… Escribir y avanzar, mientras escribes, por las
cloacas del Estado. No rendirse ante los sumarios de 1.000 folios, de 200
tomos, de 40 gigas de memoria. Preguntar por escrito cada día qué fue de los
consejeros de Caja Madrid que representaban a UGT, a CC OO, al PSOE, a IU.
Escribir como el que mea sobre la guarida del grillo, para que salga fuera y
cante. Escribir para que nos expliquen qué hacían allí, cuánto cobraban, por
cuánto los compraron, por qué cantidades se dejaron vender, que nos expliquen
si han vuelto a sus organizaciones y cómo han sido recibidos en ellas…
Reconocer
en un comentario de dos frases, que los ciudadanos echaron al PSOE, es insuficiente
para entender y corregir, por evidente, dice lo que todo el mundo vio, pero no
sugiere el por qué; varios miles de electores retiraron su confianza en el PSOE,
pero, ¿por qué lo hicieron a qué se debió? ¿Quiénes se fueron, los de izquierda
o los de centro? Yo creo que abandonaron votantes de todos los sectores,
engordaron a PP, IU, UPyD, abstención, blanco y nulo. Es necesaria una
aclaración desde su óptica, de por qué creen se perdieron tantos votos, porque
sin un análisis convincente no queda claro que estén de acuerdo en lo ocurrido
ni ellos mismos.
Ni
siquiera parece entendible para los socialistas y si no lo entienden será
imposible iniciar una senda de cambios para derrotar a la derecha. Eso es lo
que podemos interpretar de las encuestas que vamos conociendo, a pesar de la abultada
caída del PP, no se vislumbra una posibilidad en las izquierdas suficiente como
para derrotarlo, el PSOE no remonta, y no lo hace entre otras razones porque
sigue sin haber un discurso colectivo, de sus militantes y partido,
suficientemente diferenciador de otras opciones y creíble para sus bases
sociales. ¿Qué paso en las legislaturas de Zapatero, por qué no vieron la
crisis, por qué actuaron de aquella manera, no había otras opciones? Y lo que
es más importante, ¿alguien cree posible cambiar las actuales políticas
anticrisis sin una gran coalición progresista? ¿En serio sueñan con crear una
gran fuerza progresista, sin modificar los mecanismos de funcionamiento
democrático, de participación, deliberación y decisión?
‘’A
quien únicamente le ofrecen nuevos libros parecidos al que compró, no se le
abren nuevas posibilidades. Y, claro, el que no conoce otras opiniones, ni
réplicas a las suyas, en realidad no puede ni siquiera ponderar el valor de las
propias. No se demanda lo que se ignora y se ignora aquello que está fuera del
horizonte dibujado por mis elecciones anteriores, por mi trayectoria hasta aquí
mismo. ’’ ¿Idiotas o ciudadanos? Félix
Ovejero Lucas, Ediciones Montesinos.
PD. Escrito antes de las elecciones europeas de 2014. Posteriormente la irrupción de Podemos, parece haber despertado a muchos socialistas.