Gabriel J. Perea R. | 11 de julio de 2023
PODCAST: ¿Son realmente opciones?
La temporada de caza de ingenuos ciudadanos, aquellos que se dejan fácilmente convencer por cualidades irrelevantes para un futuro candidato político, está en pleno desarrollo. Algunos ciudadanos, por decir algo respetuoso, están intentando a toda costa aparecer en las boletas electorales.
Ante esto, ¿qué debemos hacer los ciudadanos comprometidos con nuestro país y con fortalecer la democracia? Debemos ser rigurosos examinadores de todos aquellos que finalmente logren postularse.
Es necesario apartar el fanatismo, el partidismo y cualquier tipo de influencia que afecte nuestro poder de discernimiento. Debemos ser inflexibles con aquellos que en su momento violentaron normas, violaron las leyes con conocimiento de causa y se mostraron convenientemente sordos y mudos ante hechos cuestionables. También aquellos que se comportaron deslealmente ante sus colectivos políticos cambiándose de bando cuando les convenía. En pocas palabras, los delincuentes políticos no son opciones reales para representar a los ciudadanos ni para defender los intereses de las grandes mayorías, aunque aparezcan en las boletas de votación para el 2024.
Aplicar reglas sencillas nos ayudará a determinar quiénes son opciones y quiénes no. Si se venden solo por ser figuras populares o mediáticas, no. Si son delincuentes políticos, no. Si solo serán figuras accesorias en el cargo, no. Si solo son personajes polémicos, pero poco efectivos, no. Si solo aparecen durante la época de elecciones y luego desaparecen, no. Si no son capaces de confesar sus agendas públicamente, no. Entonces, ¿quiénes serían opciones? Aquellos que realmente demuestren estar preparados y puedan mostrar un compromiso duradero con su país. Los falsos candidatos son impulsados por otros y se puede observar fácilmente quiénes son los verdaderos. Estos últimos tienen trayectorias que han contribuido a mejorar los niveles de vida de los ciudadanos. Además, no debemos pasar por alto aquellos que se asocian extrañamente con candidatos o colectivos cuestionables, ya que se aplica el dicho “dime con quién andas y te diré quién eres”.