nov 27 2012
Son tiempos aciagos…
“Las brumas de la noche ocultan sus miradas malignas. Acechan, codiciosos, el destino de los mortales. Codician la pasión con la que viven, el valor del minuto que transcurre y que no regresará. Porque ellos permanecerán largos años, malgastando el tiempo eterno que les ha sido dado. El orgullo les impulsa a dominar las mentes de los humanos como si de un rebaño de ovejas se tratase. Ellos son los pastores que guían el camino de sus almas. Ellos las corrompen, ellos las quiebran con su sed implacable. Ellos se alimentan de su sangre, de sus esperanzas, de sus ambiciones y de sus sueños. Porque son conocedores de que el destino es amargo para ellos: sangre, ambición, traición y muerte. Se ocultan tras el Velo impuesto por los Dioses y vigilado por los implacables Inmortales. Un muro de sombras que apenas logra proteger a los débiles humanos de sus depredadores.
Pero los tiempos cambian. Vienen tiempos aciagos. Los Inmortales languidecen, la sangre de los vampiros se diluye y la magia comienza a extinguirse como una flor marchita en otoño. Los Ancianos despertarán de su largo sueño y su sed será imposible de saciar. Observarán este nuevo mundo y sonreirán complacidos, porque ellos combatieron en el pasado a los grandes héroes Inmortales, dominaron imperios que conquistaron el mundo y lograron sobreponerse a las poderosas artes arcanas de hechicería. Para ellos, este mundo está poblado de débiles marionetas.
Son tiempos aciagos.
Prepárate”