SOY EL REY DEL POLLO FRITO. Ramoncín
Quien consulte la hemeroteca encontrará que la noticia la reprodujo la prensa escrita y, sin variar comas, puntos o comentarios ha pasado al recuerdo tal como la difundió la Casa Real a finales de agosto. Nada más que decir; silencio y a otro cosa, mariposa. Que es terreno resvaladizo y una caída a destiempo te baja del partido.
A primeros de año murió el millonario mallorquín Juan Ignacio Balada Llabrés, en cuyo testamento ordenaba que la mitad de su herencia fuese destinada a partes iguales entre los herederos de la Corona española (Felipe, Letizia y los ocho nietos de su majestad) y la otra mitad para que Felipe de Borbón y Letizia Ortiz gestionaran la creación de una fundación de interés general y social. Faltó tiempo para que los herederos manifestaran su interés en no aceptar el legado y en caso de hacerlo por “imperativo legal” (las comillas las añado yo) éste retornaría a causas benéficas.
En el BOE número 188 del 4 de agosto de 2010 en la Orden EDU/2133/2010, de 30 de junio se recoje la creación de la Fundación Hesperia con el 50% de la pasta heredada. Y como en este país la caridad comienza por uno mismo, resulta que ese interés social se resume según los estatutos en “el estudio y el apoyo a la institución monárquica, tanto en España como en el extranjero, así como su fomento a través de las ciencias y las artes”. Del resto de la pasta gansa no se sabe nada, pero se presume (aquí todo el mundo es presunto) que se encuentra en los bolsillos de los principes.
La fundación se crea con una dotación de cuatro millones de euros y su sede ha quedado establecida en el palacio de la Zarzuela. No parece que la mejor forma de dedicar el legado a la labores sociales sea mediante estudios y apoyos a las instituciones monárquicas cuando ésta ya cuenta con un presupuesto “austero”, al que tan sólo rinde cuentas a Dios (y si lo hace), de 8,9 millones de euros al año que ya nos gustaría saber a los contribuyentes en qué se gastan. A no ser que el fomento de la monarquía mediante las ciencias y el arte se entienda como el de crear sociedades para beneficiarse de la pasta, realizar retratos para la pinacoteca real o para comprar voluntades de la inestimable prensa democrática.
Mientras tanto, ¿qué pensará de ésto la periodista, republicana y plebeya por origen Letizia Ortiz? Desde luego, el linaje de los Borbones no aburre por su amor al trabajo y dedicación a los más necesitados.