Revista Cultura y Ocio
CXXXVI
136If they soul check thee that I come so near,
Si tu alma te reprocha que yo tan cerca llegue,Swear to thy blind soul that I sas thy"Will",
Júrale a tu alma ciega que yo soy tu ansia ardiente,And will, thy soul knows, is admitted there;
Y el ansia, tu alma sabe, se acepta allí que juegue;Thus far for love, my love-suit, sweet, fulfil,
Por mi amor, esta súplica, cólmala dulcemente,"Will" will fulfil the treasure of thy love.
Y colmará el deseo tu amor y su riqueza,Ay, fill it full with wills, and my will one,
Llénalo, ay, con tus ansias y mi ansia desolada,In things of great receipt with ease we prove
Porque es siempre más fácil moverse en la grandezaAmong a number one is reckon'd none:
Y entre lo numeroso, lo uno es casi nada:Then in the number let me pass untold,
Deja, pues, que en lo múltiple, callado esté, si quieres,Though in thy store's account I one must be;
Pero entre tus riquezas conmigo siempre cuenta;For nothing hold me, so it please thee hold
O tenme a mi por nada, siempre que consideresThat nothing me, a something sweet to thee:
Que esta nada que soy te agrada y te contenta:Make me but my name thy love, and love that still,
Haz solo de mi nombre tu amor, y ámalo, y creoAnd then thou lovest me, for mi name is "Will".
Que me amarás entonces, pues mi nombre es deseo.
En el quinto centenario de la muerte de William Shakespeare, era lógico suponer que alguna obra vería la luz reeditada, y así ha sido. Por eso, hoy traigo a mi estanteria virtual, los Sonetos de William Shakespeare.
Los Sonetos de Shakespeare vieron la luz en 1609 y aún hoy siguen corriendo ríos de tinta sobre ellos. Recorre en ellos todos los estadíos que uno puede sentir en el amor: del enardecimiento a la pasión pasando por los celos, la decepción o el alejamiento, no duda en hacer de esos 154 sonetos un recorrido completo por una de las pasiones más humanas. Los sonetos del poeta, llamemos poeta a ese supuesto protagonista que relata su vida a golpe de verso, por no poder confirmar si son experiencias reales vividas por el autor, o si tal vez estamos ante una obra de teatro de protagonista encubierto, van dirigidos en un primer momento a un joven. Ese joven reune todas las virtudes, y aunque da pistas, siempre nos deja una duda sobre si llegaron a lo carnal, cosa que en realidad tampoco es importante. La Dama oscura a la que se refiere la última parte es, en cambio, mucho más carnal y pecaminosa incluso, reflejándose de este modo dos amores dispares tanto por el género del objeto de ese amor, como por la personalidad y el halo adjudicado a cada uno de los amados.
Correspondería ahora hablar de métricas y rimas, pero baste decir que el autor es William Shakespeare para que quede explicado todo ello sin necesidad de justificar la perfecta ejecución de cada soneto. Apuntar, como mucho, que la sencillez del lenguaje acerca sentimientos comunes al lector y nos obliga casi a pensar que estamos ante algún tipo de confesión medio descubierta o apenas encubierta del autor hacia estas dos personas a las que se refiere. Y vuelven a correr ríos de tinta buscando la supuesta identidad de cada uno de ellos. Dice la teoría más aceptada, que el joven que ocupa la mayor parte del texto es Henry Wriosthesley, mecenas de las letras. Teoría que se ve relativamente fortalecida por el encabezamiento elegido por el primer editor de los sonetos, que no por el autor de los mismo, ya que rezaba lo siguiente: Al inspirador único de estos sonetos, el señor W. H., desea toda la felicidad y esta eternidad prometida por nuestro inmortal poeta, el que con sincero deseo aventura esta publicación. Dicho lo cual, que cada uno juzgue si lo considera necesario. Y lo mismo podría contar en el caso de la dama.
Un lector de poesía, quiere leer poesía. Y entonces se complica la cosa, porque llega el problema del idioma. Traducir un poema, respetar la rima, los silencios, la musicalidad, el espacio entre cada una de las pequeñas pausas y efectos creados por su autor... Y ahí entra Ospina, para los lectores que disfrutan con las letras. Ya ha demostrado que es un escritor de estilo, además de serlo de cada una de sus historias, y tras un prólogo que os recomiendo no os saltéis, Ospina no defrauda, dejando una lectura a doble placer. Si alguien lo pone en duda que haga la prueba y siga estas instrucciones básicas para leer el poema: coja el lector un poco de aire, y comience a leer, sin recitar, procurando no engolar el tono ni forzar la lengua... sólo dejarse llevar con la misma calma que una tabla a la deriva cuando baja la marea; y disfrute de cada sonido, la musicalidad... y el significado, irá llegando solo. Hecho esto, en la página de al lado nos encontramos con el poema original, a la izquierda. Ahora que estamos entrenados, repitamos la operación y volvamos a recitar sin importarnos si nuestra pronunciación es pura o si captamos el significado de cada palabra, ese ya nos lo había dado Ospina en la primera lectura, y dejémonos llevar. Seamos, por un breve intante en nuestra vida lectora, auténticos lectores de poesía. Sin prejuicios, sin poemas, sin excusas. Merece la pena.Y en bilingüe, una joya.
Y vosotros, ¿sois lectores de poesía?
Gracias.