Revista Tecnología
Señores, si existe un término capaz de levantar ampollas en todo blog o foro de videojuegos que se precie, es la nostalgia, evocadora para algunos y defenestada por otros, normalmente no solemos apelar a ella ano ser que se nos presente algún remake curioso como el de Ocarina of Time o alguna secuela/revisión como la de Duke Nukem Forever, pero creo que hoy es el día de empaparnos en nuestros más cándidos recuerdos y de revivir con una lagrimilla aquellas tardes de Megadrive y Nocilla, pues Sonic el erizo cumple 20 años.
En 1991, pocos meses antes que un servidor, nació de manos de Naoto Oshima, Yuji Naka y Hirokazu Yasuhara la que sería la mascota definitiva de la compañía SEGA, Sonic the Hedgehog, un erizo supersónico que llegaría para lograr lo que Alex Kid no consiguió, desbancar al fontanero de Nintendo como icono dominante de la industria videojueguil. Si bien no terminó de arrebatar este puesto a Mario, consiguió aupar a la segundona Sega Mega Drive a la altura del llamado cerebro de la bestia, la Super Nintendo, combatiendola durante muchos años en la batalla de los 16 bits, y por ende, ofreciendo diversión a raudales con la franquicia que nos ocupa. Sonic ofrecía un plataformas veloz, dinámico, colorido, y en definitiva, algo alejado del resto de rivales en el género, lo que le sirvió para remarcar un estilo propio y que le valdría para hacerse fijo en millones de salones de todo el mundo. No fuimos pocos los chavales que, frustrados con las malditas pantallas finales de robotnik, el malo malísimo, empezamos a proferir nuestros primeros alaridos de rabia frente a una pantalla, con la consiguiente bronca de nuestras madres “como te pongas así por el juego te apago la maquinita” o la no menos típica, “hasta que no hagas los deberes no se va a casa del tito” (proveedor de vicio de turno en mi caso).
Luego vinieron las segundas y terceras partes, que complacieron por igual a la mayoría de seguidores acérrimos del erizo azul, y llegaron todo un elenco de personajes que dieron sustento y color a las divertidas llanuras de green hill zone, como Knuckles, Tails y Silver, compañeros de fatiga que nos amenizaron esas estivales tardes de cuadernillos rubio y workbooks, y que de tarde en tarde vuelven para recordarnos, junto a Sonic, que la saga que nos vio dar nuestros primeros pasos en el mundo virtual no ha desaparecido, y pese a los intentos fallidos de reinventarse, siguen sorprendiéndonos de vez en cuando con iteraciones de la talla de Sonic Colours y Sonic Generations.
Así que al grano, Felicidades Sonic, y felicidades Sega, y gracias por conseguir que 20 años después aún nos acordemos de aquellas noventeras jornadas de vicio con una lagrimilla de nostalgia, yo personalmente os haré mi especial tributo desempolvando mi viejo Sonic y dándome al ocio cuando debería estar terminando un trabajo de Historia.
PD: Para los duros de corazón, aquí va un homenaje que me hizo tilín como pocos, gran trabajo de Drew Wheeler y su equipo, que podréis descargar desde su página web.