
Director: Takeshi Kitano
La segunda temporada de "Westworld" se pone cada vez mejor y ardo en deseos de saber cómo demonios acabará todo este apasionante entuerto. Nada más eso digo. Ahora bien, no vamos a dejar de ver las películas de Takeshi Kitano; de hecho, estamos más que bien encaminados en completar su filmografía. Específicamente, nos faltan diez títulos. Veremos cinco ahora y cinco después. Que comience la cuenta regresiva...













"Violent Cop", que es el título en inglés y mayormente conocido de esta película, es la opera prima del bueno de Takeshi Kitano. Originalmente la iba a dirigir Kinji Fukasaku, pero problemas de agenda lo obligaron a dejar el proyecto. Luego le ofrecieron a Kitano tomar las riendas de director. Dijo que sí. Pulió un poco el guión para ajustarlo a su incipiente estilo. En cualquier caso, si bien en "Violent Cop" podemos apreciar numerosas claves y apuntes del cine que Kitano iría desarrollando a lo largo de los años (de sus mejores años, quizás, o de los más representativos de su carrera), no diría que este es su primer film como autor. Y tampoco es una muy buena película que digamos. El problema lo achaco principalmente al guión, cuyo trillado argumento transita derroteros archiconocidos y archipredecibles, perdiendo interés e identidad a medida que avanza el metraje.
La película no comienza para nada mal, con estos adolescentes golpeando a un vagabundo, para después ver al policía interpretado por Kitano seguir a uno de los chicos a su casa, entrar a su habitación y golpearlo, amenazándolo con que le irá peor si no se va a entregar a la comisaría. Después suena una "niponizada" versión del Gnossienne no. 1 de Satie con Kitano caminando con estilo; llega un nuevo capitán al cuerpo de policía que le dice a Kitano que sea menos violento, y éste va a sacar a su hermana de un asilo para gente loca..., y por un rato, "Violent Cop" parece una suerte de crónica de este policía violento centrada en explorar y no explotar la violencia, lo cual, ya digo, queda bastante bien, especialmente gracias a esa aspereza formal de Kitano cruzada con retazos de sensibilidad y sentimentalismo. El problema parte desde el momento en que la trama empieza a tomar códigos y elementos narrativos de un lado y otro, creando un despelote lleno de agujeros, lagunas y caprichos argumentales que destruyen por completo la ya perdida construcción de personajes, que quedan como simples y vacíos monigotes. Por un lado, a Kitano lo sigue un policía novato al que le enseñará que en la calle hay que ser duro o si no los malos te comen con papas fritas, como si ahora estuviéramos viendo un improbable buddy film, y por el otro, de repente surge una trama sobre traficantes de heroína que funcionan gracias a policías corruptos, y Kitano los persigue e investiga violentamente, y ellos se enojan, y sorpresa, le secuestran a la hermana, la violan, la drogan... Tan típico que todo lo que ocurre durante su media hora final se puede predecir casi en su totalidad. Lo peor es que acá queda claro cuán prescindibles y desdibujados son los personajes, como por ejemplo la hermana del protagonista, que sólo aparece en escena para ser ultrajada. O el colega mejor amigo del protagonista, que en una escena nos sugieren que es el cabecilla de todo (y después nada al respecto ¿hhhhmmmm?). No sé, la trama de esta película es un verdadero despropósito sin pies ni cabeza. Lo único rescatable sería el final-final, el epílogo, en donde al policía novato lo vemos orgullosamente aceptando un soborno de parte del criminal que, bueno, le hizo cosas malas a Kitano.Con respecto al Kitano director, el hombre adelanta constantes y estilos como su seco pero brutal tratamiento de la violencia, su sobria estilización de la acción, su gusto por las playas y el mar, las pinturas, el hastío hacia la violencia, cierta tendencia suicida o autodestructora, el desencanto, el tema de la Belleza y la Muerte inevitablemente unidas... Todo esto, sin embargo, en contadas dosis y sin conformarse como un todo coherente. Pero de que habían rastros del gran Kitano, lo habían. El mejor Kitano, en todo caso, no tardaría en llegar; tan sólo un año después, el '90, con la genial "Boiling Point". Cómo me encanta esa película. Y, uf, después vamos a hablar de "Sonatine". ¡Qué buenos días nos esperan!
